30/10/11

Los inmigrantes del lockout

La llegada de jugadores procedentes de la NBA como consecuencia del cierre patronal ha abierto un debate en torno a lo que pueden aportar, desde un punto de vista deportivo y de atracción de las audiencias, al baloncesto español y europeo


Después de dos semanas en las que el trabajo y unas necesarias vacaciones, de las que no daré más detalles, me han impedido actualizar el blog como me habría gustado, vuelvo a la carga con un tema de actualidad tras la confirmación del fichaje de Serge Ibaka por el Real Madrid. Este domingo he publicado una doble página en DNA en la que se cuestionan los efectos que la llegada de los jugadores procedentes de la NBA a causa del lockout pueden tener en el baloncesto español. He de agradecer el apoyo y las jugosas reflexiones de Jesús Sánchez (Marca), José Ignacio Huguet (Mundo Deportivo), Chema de Lucas (Solobasket) y Carlos Sánchez Blas (Onda Madrid) en torno a este asunto.

Los inmigrantes del lockout

La llegada a la ACB de Serge Ibaka, que debutó el pasado jueves en la Euroliga con su nuevo equipo, el Real Madrid, ha abierto un debate en torno a los efectos que el cierre patronal de la NBA puede tener en la deprimida competición española. En un momento en el que las audiencias han tocado fondo, el baloncesto se ha convertido en un deporte mediáticamente residual y ni siquiera se ha podido reciclar la racha ininterrumpida de éxitos de la selección para atraer más público, algunos entienden que el aterrizaje de estrellas procedentes de la mejor competición del planeta puede devolver el pulso a la ACB. Jugadores como el propio Ibaka, Rudy Fernández, Kyle Singler, Pooh Jeter, Christian Eyenga o los baskonistas Kevin Seraphin y Reggie Williams (aunque este último ha firmado para toda la temporada y debe abonar una cláusula para retornar a Estados Unidos) ofrecen un nuevo brillo a un torneo que por diversos factores ha dejado de ocupar un espacio en el primer plano y pelea por recobrar la pujanza que tuvo hace no tanto.

La irrupción de figuras de esta talla devolverá cierta cuota de protagonismo al baloncesto en la agenda de algunos medios, sobre todo de ámbito nacional, que parecen haberlo condenado al ostracismo. Eso no lo duda nadie. Pero los más escépticos se cuestionan qué precio debe pagar la ACB, el baloncesto europeo en general, para ganar un atractivo que, en el peor de los casos, podría volver a perder para los advenedizos cuando se resuelva el lockout y esas rutilantes estrellas que iluminan las plantillas de algunos equipos regresen a las franquicias estadounidenses con las que tienen un contrato en vigor.



Un recuerdo borroso cuando se disputen los títulos

Hay opiniones para todos los gustos. La gran mayoría sin embargo coincide en un punto:estos jugadores llegados en los albores del curso serán un recuerdo borroso cuando se decidan los títulos a este lado del Atlántico, por lo que su impacto real quizá esté más relacionado con aspectos de marketing y publicidad que con la competición en sí. En este sentido, sea como fuere, también existen diferentes visiones acerca de la aportación que estos grandes jugadores pueden realizar a sus equipos de acogida. La llegada de un proyecto de estrella de la NBA como Kyle Singler al Lucentum, un equipo configurado en inicio para esquivar el descenso, puede suponer un elevado número de victorias en estos primeros compases de la temporada que a la larga valgan su precio en oro cuando llegue el momento de pelear por la permanencia. Pero éste no es ni el caso más llamativo, el que ha generado el debate, ni el más común. Las dudas se centran en los equipos poderosos (y pudientes) del continente que han decidido reclutar a jugadores que ocuparán roles preminentes y cuya marcha mediada la temporada puede comprometer en gran medida sus proyectos.
"Por definición, el lockout resulta penoso para la NBA y un maná para la ACB", se posiciona Jesús Sánchez, uno de los especialistas en baloncesto del diario deportivo Marca. "Los sponsors estarán encantados de que grandes estrellas vistan sus camisetas, aunque sólo sea por un tiempo", expone su opinión en torno a la vertiente más benévola de este fenómeno, la que puede traducirse en más dinero para un deporte huérfano de patrocinadores y necesitado de más mimo por parte de radios y televisiones. Desde Barcelona, en la redacción del Mundo Deportivo, una de sus principales firmas para el deporte de la canasta, José Ignacio Huguet, apoya esta tesis: "Es algo tremendamente positivo a nivel mediático, pues atrae hacia el baloncesto la atención de aficionados para los que normalmente éste no es su deporte de referencia. Es más fácil vender Liga Endesa o Euroliga con Rudy e Ibaka que sin ellos", resume el periodista del rotativo catalán.

La clave, quizá el aspecto más positivo de la irrupción de estos inmigrantes del lockout para todos los expertos consultados por DNA, reside en el efecto de gancho que debería suponer para el seguimiento de un deporte que hace aguas como producto televisivo. "Debería ser un gancho más para conseguir que la competición cale, no tanto para el seguidor del baloncesto que va a seguir la liga Endesa jueguen o no estos jugadores, sino el espectador general que debería verse atraído por estos fichajes", indica Chema de Lucas, periodista en Solobasket y ojeador. "Ese espectador general es el que el baloncesto necesita enganchar para que las audiencias repunten", añade.

El reto de las audiencias

¿Serán capaces jugadores como Seraphin, Eyenga o Singler y, sobre todo, dos de los componentes de la selección española que recientemente añadió otra muesca a su cinturón con la conquista del Eurobasket de variar la tendencia actual en apenas unos meses? No parece una misión sencilla. Los datos de seguimiento televisivo del baloncesto, relegado al canal temático de Televisión Española y a las cadenas autonómicas, se mueven a una distancia sideral de los que arrojan los partidos de fútbol. No hace falta ir demasiado lejos en el tiempo para constatarlo. El pasado fin de semana se disputó en el Palau Blaugrana el duelo entre los dos últimos finalistas de la ACB, Barcelona Regal y Bizkaia Bilbao Basket, y Teledeporte apenas logró alcanzar los 316.000 espectadores y el 2,4% de share. Horas antes, el sábado por la noche, el partido en abierto de la Liga que ofreció La Sexta (Barcelona-Sevilla) registró un seguimieno medio de 4.415.000 y su cuota de pantalla superó el 25,6%, muy por encima del resto de cadenas. Las comparaciones pueden resultar odiosas, y en este caso desalentadoras para los amantes del baloncesto. "Algo falla", alerta Jesús Sánchez. "Me sabe mal que sin NBA el aficionado al baloncesto no se vuelque con la mejor liga del mundo en juego en estos momentos".

¿Cambiará con la llegada de estas estrellas? ¿Se solucionará lo que falla? "Su incorporación a la ACB va a ser positiva. Los buenos jugadores nunca sobran. La competición va a ser mejor, se venderá más y, sin duda, atraerá a más espectadores. Aunque se vayan a corto-medio plazo, que nos quiten lo bailao", opina Carlos Sánchez Blas, una de las voces de referencia de Onda Madrid.

Atracción para los aficionados ocasionales

La visión de estos periodistas consultados converge acerca de la responsabilidad que todo el entorno del mundo de la canasta deposita sobre las espaldas de estos jugadores. Su misión queda clara: más allá de lo que puedan aportar sobre el parqué, asumirán involuntaria e inconscientemente la responsabilidad de incrementar el atractivo de sus equipos y, a la larga, de toda la competición, siquiera durante los dos o tres meses que permanecerán en sus clubes de adopción. Por lo visto hasta la fecha, están cumpliendo con su cometido. El número de abonados del Real Madrid se disparó tras conocerse el fichaje de Rudy. Y la Caja Mágica colgó el cartel de no hay billetes para el estreno de Ibaka, en Euroliga, frente al Armani Jeans Milán de Sergio Scariolo. Quizá en Vitoria, donde la afición ha digerido con mayor naturalidad la incorporación al plantel azulgrana de Williams ySeraphin, es donde el efecto se ha notado menos. Porque en Alicante se está viviendo el fenómeno Singler. Parece que los datos hablan. Aportan espectáculo, imagen, venden camisetas y entradas... Pero, ¿qué supone desde un punto de vista deportivo la llegada de estos jugadores al baloncesto europeo, a la ACB?

"Es difícil saber si ese aterrizaje acabará suponiendo un éxito a nivel deportivo para los equipos implicados. Para los que pelean por los títulos, es una apuesta arriesgada que, en mi opinión, sólo puede salir bien si se cancela toda la temporada NBA. En caso contrario, equipos como el Real Madrid se pueden encontrar en una situación bastante complicada cuando se vayan y haya que redefinir los roles entre la plantilla o buscar nuevos refuerzos", advierte Huguet. "Usar a jugadores procedentes del lockout como base para la planificación deportiva de los clubes es un error, aunque también una tentación muy dulce", reconoce Jesús Sánchez. Una tentación a la que algunos clubes europeos no han podido resistirse. Más allá del caso del Baskonia, donde el fichaje de Seraphin se tomó desde un principio como un parche para cubrir la inoportuna lesión de Lampe, en la Liga Endesa el Madrid parece el equipo más implicado y que, por tanto, se encuentra más expuesto a la amenaza que ahora supone para algunos el fin del cierre patronal de la liga americana.


Una apuesta arriesgada

"La liga no cambiaría demasiado porque, en definitiva, los títulos se deciden en mayo, cuando estos jugadores ya no están. Está claro que su presencia es muy importante en equipos como Real Madrid, que veremos lo tocados deportivamente que pueden quedar. La clave será gestionar el futuro, es decir, el del resto de jugadores que serán los que tendrán que sacar adelante al equipo a la hora de la verdad", aconseja De Lucas, que se atreve incluso a entrar en un tema más de fondo, la relativa pérdida de credibilidad que pueden sufrir la ACB y el baloncesto europeo al convertirse en asilo temporal para que algunas figuras de los equipos norteamericanos se mantengan en forma mientras se prolongan las negociaciones entre propietarios y sindicato. "En cuanto a la credibilidad, está claro que si el lockout se solventa, la competición en términos estrictamente deportivos no será la misma", considera el redactor deSolobasket.

En este sentido, desde Barcelona se percibe el fichaje de estos jugadores como una estrategia postrera de los principales rivales del equipo de Xavi Pascual por recortar distancias con el actual campeón y principal candidato al título. Huguet lo refleja con una metáfora automovilística: "En el momento actual el Barça es Vettel y el resto sabe que sólo puede ganarle si arriesga parando una vez más o una vez menos que él en boxes. Eso es lo que está haciendo el Madrid con Rudy e Ibaka, apostar fuerte con las opciones que le ofrece el lockout". "El Real Madrid puede ser el equipo más perjudicado porque el mercado no te permite encontrar jugadores de tanta calidad ni con roles tan importantes a mitad de curso", coincide De Lucas.

Menos problemas encuentran estos expertos del mundo de la canasta a la situación concreta del Caja Laboral. Emocione más o menos el plantel que Josean Querejeta ha puesto en manos de Dusko Ivanovic, da la impresión de que la relevancia que puede tener un jugador como Kevin Seraphin con la perspectiva de la temporada completa parece menos determinante a sus ojos."El Caja Laboral está acostumbrado a reinventarse siempre", señala De Lucas, consciente además de que Maciej Lampe era –y será a su regreso– la opción escogida por el equipo vitoriano para ocupar la posición de pívot que ahora ostenta de prestado el francés de los Wizards. Carlos Sánchez Blas va más allá. El redactor de Onda Madrid ha apreciado en la utilización que de él hace Ivanovic una intención clara por parte del técnico balcánico de evitar que ostente más protagonismo del que debe. "Desde la distancia da la impresión de que es el propio Ivanovic el que está minimizando el talento de Seraphin. Es un jugador descomunal", asegura.

Parece unánime la idea, por tanto, de que los jugadores llegados como consecuencia del lockout van a resultar residuales hasta cierto punto (queda abierta la posibilidad de que Rudy busque un buyout y permanezca toda la temporada en Madrid) desde una perspectiva deportiva. Sobre todo en lo que a la pelea por los títulos se refiere. Sin embargo, en la Liga Endesa existe una excepción en la que su presencia puede tener un impacto importante: la pelea por salvar la categoría. Y ahí el Lucentum se ha apuntado un tanto con la contratación de Kyle Singler, estrella del baloncesto universitario con Duke y escogido en el pasado draft por los Pistons.

El fenómeno Singler

El combinado alicantino, de la mano de un excelente técnico como Txus Vidorreta y en virtud a una más que consecuente labor de confección de plantilla, navega en vísperas del arranque de la quinta jornada en la quinta posición de la tabla, empatado a victorias con dos grandes como Real Madrid y Barcelona tras haber sumado dos meritorios triunfos ante el subcampeón, el Bizkaia Bilbao Basket, y en La Fonteta, feudo del Valencia Basket, amén de un tercero ante un, en teoría, rival directo como el Blancos de Rueda Valladolid. Singler, de tan sólo 23 años, ha sido uno de los principales artífices de la mutación experimentada por un equipo que a punto estuvo de desaparecer por problemas de liquidez.

"Tras ver algunos de los partidos de Alicante, Singler me parece la guinda al proyecto, pero el equipo es mucho más", explica De Lucas. "En el caso de equipos cuyo objetivo principal es eludir el descenso, como el Lucentum, la llegada de un crack como Singler, aunque sea temporal, puede suponer la diferencia entre mantener la categoría o perderla", asevera José Ignacio Huguet. "Todos los partidos que ganen ahora serán un colchón valiosísimo en el futuro", añade.

Son las diferentes visiones en torno a una situación anómala que ha alterado sobremanera la fisionomía del baloncesto español y continental en estos primeros compases de temporada. El lockout, en boca de todos desde hace meses, entra en juego. ¿Ayudará a devolver al baloncesto en este país a un primer plano? A tenor de otras deficiencias estructurales y culturales, parece complicado.

(Os dejo un link con el artículo como ha aparecido en la web de Diario de Noticias de Álava)

13/10/11

Todos los jugones sonríen igual


Se cumplen ya dos años de la muerte de Andrés Montes, un tipo que nos amenizó tantas madrugadas a los fanáticos del baloncesto e hizo tanto por devolver la grandeza a una NBA que cuando cayó en sus manos pasaba por uno de sus momentos más bajos de popularidad en nuestro país. No se me ocurre nada mejor que escribir en estos momentos que el artículo que le dediqué en Diario de Noticias de Álava en su día, unas líneas en las que trataba de recoger el pesar por la pérdida de una persona que siempre tendrá un lugar en nuestro recuerdo. Con o sin él, aunque sin él un poco menos, la vida puede seguir siendo maravillosa.

Todos los jugones sonríen igual (21/10/2009)

El sábado pasé junto al domicilio de Andrés Montes en Madrid, en la calle Espronceda, en pleno corazón de Chamberí. Y todo seguía aparentemente igual, como si nada hubiera pasado. En un pequeño bar donde al parecer le gustaba ir a desayunar, uno de esos que en Madrid piensan que tienen buenos pintxos, bueno tapas, pero que en Vitoria tildaríamos de cutre, el camarero charlaba con uno de los clientes sobre el asunto. Las extrañas circunstancias que han rodeado la desaparición de este genio del micrófono, un gurú para todos aquellos que hemos pasado tantas noches en vela pendientes de la NBA, han difuminado en cierta medida un suceso que se ha teñido de morbo y elucubraciones. Lo cierto es que me tiene sin cuidado cómo murió. Lo que me importa es que ya no está, y duele. Conocí la noticia por la radio, el mismo viernes, y sin saber por qué experimenté una tristeza similar a la que nos invade cuando perdemos a un ser querido.

No llegué a conocerlo en persona, pero compartíamos varios amigos y a lo largo del fin de semana he tenido ocasión de hablar con algunos de ellos. Todos me han dicho lo mismo: El Negro era como se veía en la tele, natural, ocurrente, genuino. Está claro que no dejaba a nadie indiferente. O lo amabas o lo detestabas, y parece que en los últimos tiempos había surgido una corriente más próxima a lo segundo que a lo primero, que en definitiva ha supuesto su marcha de LaSexta, donde los rectores de la cadena se negaron a aceptar sus pretensiones salariales y decidieron no renovarle el contrato. La oleada de detractores que brotaron en sus últimos tiempos como narrador de los partidos de fútbol y, en menor medida, de la selección española de baloncesto desconocían que Montes hacía tiempo que vivía fuera de su elemento.

Esa extraña pareja con Daimiel

Fue grande de madrugada, con esos chillidos que nos rescataban del sueño durante esos soporíferos partidos de la fase regular de la NBA. Fue grande junto a Antoni Daimiel, la enciclopedia deportiva que minimizaba sus lagunas de conocimiento y lo ayudaba a brillar como showman, que era al fin y al cabo su papel. "Yo no vendo trabajo, vendo espectáculo", me contó un amigo de Marca que les decía medio en broma medio en serio el propio Montes durante su etapa en la radio de este periódico. No debía de ser demasiado trabajador, según he oído estos días de boca de algunos que compartieron redacción con él. Y me alegra, porque cuando uno escucha una crítica en los ejercicios de balance vital que se realizan sobre los muertos tiende a creer que los comentarios positivos también tienen su base verídica. Y es que no me importa en absoluto si se dejaba los cuernos trabajando o si simplemente acudía a la mesa de retransmisiones a soltar lo primero que le venía a la cabeza. Era precisamente esa frescura de mente la que lo convirtió en un ser especial, único, a la altura sólo y de verdad que esto es una loa y no una crítica, de Chiquito de la Calzada, otra figura maltratada por el paso del tiempo pero que, en resumen, logró imponer una forma de hablar a todo un país. Y el que no haya dicho nunca pecador o no puedor que deje de leer.

Montes se sacó de la manga el Club del Gourmet, la intendencia, el pintxo de merluza y cientos de motes, más o menos acertados, que se han ido instalando en la memoria colectiva de todos aquellos freaks que acudíamos y acudimos con legañas al trabajo cuando hay un buen partido de baloncesto de madrugada. Algunas veces merecían la pena más sus histriónicos alaridos, su forma de transmitir emoción incluso donde no la había, que el propio partido. Por eso cuando abandonó su sitio en las madrugadas para dar el salto a la televisión en abierto algunos nos sentimos huérfanos. De su mano la NBA resucitó en nuestro país. Losjugones que tanto veneraba, sus referencias a la música negra, su irreverencia a la hora de definir a esos tipos de más de dos metros que seguramente jamás sabrían de su existencia devolvieron la gracia, y la grandeza, a una competición que, decadencias deportivas al margen, también padeció la marcha de Ramón Trecet, otro referente que, como Montes, daba un toque genuino a los partidos de la la competición estadounidense.

Y es que Montes, con esas horribles pajaritas y las chaquetillas de punto con las que se abrigaba durante aquellas frías noches de retransmisión que otros seguíamos bajo una manta y en el sofá, ante todo vendía alegría, despreocupación. ¿Qué más daba que el partido fuera a acabar a las seis de la mañana y a las nueve hubiera que entrar en la oficina? Siempre te decías que el primer cuarto y a la cama, pero acababas pegado a la tele hasta el final, cuando no dormido frente a ella. Sé que los que lo conozcan del fútbol, del horrible y desequilibrado dueto que formaba con un Julio Salinas a quien Dios no dio por algo un talento humorístico pero se empeñaba en demostrar que sí, quizá no me entiendan. Pero sé que otros muchos sí, y que Montes habrá encontrado un hueco en el cielo de los jugones, porque a él le gustaba sonreír y hacernos sonreír al resto. Esté donde esté, estoy seguro de que seguirá gritando aquello de que la vida puede ser maravillosa. Sin él, lo será un poco menos.

11/10/11

La némesis de Valanciunas

Dejan Musli busca en Fuenlabrada una oportunidad para exhibir las virtudes que lo convirtieron en dominador del baloncesto europeo en las categorías inferiores. Tras una temporada en blanco, dispone de un mes para ganarse un contrato más largo con los madrileños y convencer al Baskonia de que tendrá sitio en el futuro



Llegó con la aureola de estrella, señalado como el pívot que marcaría una época de dominio en el baloncesto continental, y se marcha, de manera temporal, con la sensación de haberse quedado por el camino tras un año en blanco. Dejan Musli, el gigante serbio, jugará cedido durante el próximo mes en el Fuenlabrada, un escaparate inmejorable en el que exhibir las virtudes que en su día lo convirtieron en el mejor interior joven del continente, por delante de proyectos de jugador que ya son realidades como el lituano Jonas Valanciunas o el turco Enes Kanter. En el club de la periferia madrileña, un escenario que otros muchos han aprovechado para reivindicarse, Musli debe cubrir la baja temporal de Gustavo Ayón y, sobre todo, tiene que aprovechar la ocasión para reclamar un hueco en la plantilla de un Caja Laboral que ha pagado con desilusión una apuesta que parecía ganadora. Dotado de un físico privilegiado, una coordinación envidiable y unas facultades al alcance de muy pocos, el poste serbio debe de una vez por todas abandonar ese cartel de jugador apático e indisciplinado que lo ha condenado al ostracismo en una plaza donde el querer cuenta mucho más que el poder.

El Fuenlabrada, que sin el concurso de Ayón presenta un tremendo agujero en la pintura, va a disponer de un jugador al que muchos contaban con ver ya integrado con ciertos galones en la dinámica del Caja Laboral. Sin embargo, no ha sido así. Ni mucho menos. Llegado en verano de 2010 procedente del FMP Zeleznik, donde había sacado pecho como el pívot más determinante del baloncesto europeo, apenas ha tenido ocasión de ofrecer nada a la afición vitoriana. Es más, su persistente incapacidad para colmar las expectativas de Dusko Ivanovic llegó a gangrenar una convivencia entre el jugador y el técnico que sólo una demostración pública de hambre, algo que puede ofrecer en el club fuenlabreño, me permite contemplar un futuro escenario en el que Musli luzca de azulgrana con el montenegrino a los mandos de la nave baskonista. En cualquier caso, nadie dijo que fuera fácil, ni barato, hacerse con minutos en el equipo vitoriano. Hay que agarrarse a la tradición y comprobar la trayectoria que han seguido otros ilustres canteranos del Baskonia antes de catar la gloria. Scola (Gijón), Nocioni (Manresa) o Calderón, que también se instaló en la localidad del sur de Madrid antes de triunfar en el Buesa Arena, marcan el camino que ahora deben seguir las perlas más brillantes de las categorías inferiores. Musli no representa el único caso en la actualidad. Devon Van Oostrum, un jugador que ha ofrecido buenas sensaciones en el Eurobasket como internacional absoluto con Gran Bretaña, también ha tenido que hacer las maletas y buscar más protagonismo en Tarragona. Para jugar en el Caja Laboral, y más con Ivanovic al frente, hacen falta muchas horas de cocción. Y a Musli, por lo visto, le quedan más de las que se creía cuando se le reclutó en un principio.

Duelos legendarios

Nacido hace veinte años en Belgrado (1 de marzo de 1991), Musli se convirtió en leyenda por las exhibiciones que ofreció tanto con su equipo como con la selección serbia en los torneos más prestigiosos del continente. Sus duelos con Jonas Valanciunas, en los que el báltico salió casi siempre escaldado, coparon la atención de scouters, aficionados y prensa especializada durante sus dos últimos años en edad juvenil. El futuro les tenía reservados dos caminos bien distintos hacia la élite. Valanciunas, una de las mejores noticias del pasado Campeonato de Europa, tiene ya asegurada una plaza en la NBA, donde seguramente triunfará. Musli, un año mayor, se ha quedado estancado tras una temporada en la que apenas disputó ocho partidos en la ACB (con una media de cinco minutos por cita) y un par, con presencias poco más que testimoniales, en la Euroliga. A pesar de que sus primeras apariciones en pretemporada con la elástica azulgrana sembraron de optimismo las gradas del Buesa Arena, sobre todo tras la gira americana en la que el Caja Laboral visitó a los Memphis Grizzlies y los San Antonio Spurs con dos aseadas apariciones del serbio, el paso de las semanas fue relegándolo a un segundo plano que a la larga se traduciría en una búsqueda desesperada de cesión.

Los informes de los técnicos sobre su actitud, su personalidad y sus ganas de crecer sembraron de incertidumbre el entorno baskonista. Más aún cuando, en febrero de 2011, se hizo oficial que el club de Zurbano lo mandaba cedido al Montegranaro italiano. Ya entonces resultaba evidente que el preparador montenegrino tenía algún problema con el jugador serbio, que ha formado una extraña pareja, constantemente bajo sospecha con su compatriota Nemanja Bjelica, su mejor amigo. En sala de prensa, antes o después de cualquier partido, estaba explícitamente vetado preguntar por Musli. Los periodistas lo sabíamos, aunque siempre hubo quien se arriesgó a hacerlo para encontrar, como es costumbre, una lacónica y agria respuesta por parte de Ivanovic, que debió de sentir cierto alivio -quiero creer que también esperanza- cuando el jugador se marchó a Italia. En cualquier caso, su aventura duró poco más de un mes. El interior serbio no llegó siquiera a debutar con el Montegranaro. Unas extrañas fiebres de las que poco más se especificó lo mantuvieron de baja y la cesión, en principio estipulada hasta el final de la campaña, se anuló para devolver al  jugador a Vitoria, donde ha permanecido hasta ahora.

Más protagonismo en Fuenlabrada

Pese a todo, el Fuenlabrada se hace con los servicios de un jugador que puede llegar a hacerse importante si cae en un lugar en el que las exigencias del guión le concedan cierto protagonismo. El Musli que cautivó a los aficionados al baloncesto formativo, un Musli que aún debe de estar escondido en el interior de su corpachón de 212 centímetros, está genéticamente capacitado para dominar bajo los tableros. Dejando a un lado su juventud, si Porfi Fisac le regala algo más de confianza de la que ha encontrado por parte de Ivanovic, puede convertirse en el pívot determinante que todo el mundo auguraba que sería y pelear por extender el contrato de un mes que por el momento ha firmado. Ese es, en un principio, el objetivo con el que ha hecho las maletas. Con Ayón fuera de combate para un mes, el equipo fuenlabreño queda bastante cojo en la pintura. El serbio, que puede debutar mañana frente al Manresa en el Fernando Martín, debe compartir minutos con Mainoldi y Sené (apenas aportan los canteranos Vega y Laso). Se le presenta una ocasión de oro para ofrecer algunas pinceladas de aquellas actuaciones épicas que lo situaron entre las más brillantes promesas del baloncesto continental, para recuperar el carácter de aquel gigante que amargó tantas veces a Valanciunas.

Musli se convirtió en la némesis del center del Lietuvos Rytas tanto en los enfrentamientos con sus selecciones como en los duelos con sus clubes. La final del Nike International Junior Tournament 2009, disputada de forma paralela a la Final Four en Berlín, lo encumbró para la eternidad. El FMP y el Lietuvos, por entonces las dos mejores canteas del continente, alcanzaron la final sin ceder una sola derrota en una competición que reunía en dos grupos a los mejores clubes europeos de formación. Y en el partido decisivo el jugador baskonista explotó. Se comió a Valanciunas en una primera parte para enmarcar, en la que ya había logrado el doble-doble, con 16 puntos, 10 rebotes y 3 tapones, y dejó el partido bien encarrilado (50-68). Bien secundado por otras tres joyas de la cantera del equipo de Belgrado como Filip Duran (23 puntos), Branislav Dekic (20 puntos y 6 rebotes) y Nenad Miljenovic (17 puntos y 10 asistencias), el nuevo jugador del Fuenlabrada destrozó bajo los aros al combinado báltico para sellar el triunfo en este prestigioso torneo (110-123). Musli, que cerró el choque con 31 puntos y 17 rebotes, se colgó una y otra vez del aro del Lietuvos ante la desesperación de un Valanciunas que perdió claramente la batalla individual (22 puntos y 16 rebotes) en un encuentro en el que los ataques brillaron muy por encima de las defensas. Os dejo un vídeo en el que se puede comprobar en cierta medida el poderío con el que se desenvolvió en aquella cita Musli (número 15 del FMP) en lo que puede considerarse como el partido más prestigioso del baloncesto europeo por clubes. El jugador baskonista, designado MVP del torneo, acabó además como el mejor anotador (21,8 puntos por cita) y el mejor reboteador (14,3 rebotes).


El duelo, no obstante, se repetiría apenas unos meses después. Valanciunas tendría la ocasión para cobrarse su revancha. Aunque el tiro volvió a salirle por la culata. La localidad francesa de Metz acogió en agosto de 2009 el Europeo sub'18 en el que Lituania y Serbia partían como grandes favoritas apoyadas en el poderío de FMP y Lietuvos. Al final, la selección balcánica se hizo con el oro tras imponerse en la final a Francia. Musli volvió a dejar en la estacada a Valanciunas, se confirmó como su némesis en un campeonato que, sin embargo, alumbró el nacimiento de una nueva estrella, un Enes Kanter que a la postre lograría el MVP, concedería medalla a Turquía, dejaría a Lituania con la miel en los labios y permitiría que, por primera vez (al menos yo no recuerdo otra ocasión), tres centers puros aparecieran en el quinteto ideal de un torneo. Musli demostró su excepcional capacidad para sacar partido a su descomunal poderío físico, exhibió unas tremendas dotes para el rebote en ambas canastas y, ante todo, mostró una excepcional inteligencia para liderar al oro a su equipo y leer el juego de ataque como muy pocos jugadores pueden con 18 años. El problema para él es que ya ha cumplido los 20 y sigue anclado en la lista de promesas. En Fuenlabrada, un equipo que necesita rehacer su juego interior por enésima vez en apenas meses tras la marcha de Batista y Biyombo, puede encontrar el escenario idóneo para recuperar su mejor versión. Aún está a tiempo.

6/10/11

La mamba verde


Hoy quiero dar un giro de tuerca y, para variar, extenderme poco con las letras. Dejaré que hablen las imágenes. Como seguimos de lockout, y apetece poco darle vueltas a una negociación que tarde o temprano se resolverá (aunque creo que entrañará la suspensión de parte de la temporada regular), me apetecía escribir unas líneas sobre la NBA, y más concretamente sobre uno de los jugadores que más alegrías nos ha proporcionado a los aficionados de los Lakers. Kobe Bryant, amado y repudiado, señalado desde que aterrizó en la competición estadounidense a causa del sambenito de sustituto que algunos le colgaron, está estos días en boca de todos. En Bolonia sueñan aún con la posibilidad de que el escolta del equipo angelino acepte la oferta de contrato que le han puesto sobre la mesa los dirigentes de la Virtus. En un principio, Kobe iba a embolsarse algo más de tres millones de dólares por permanecer cuarenta días con la escuadra boloñesa, pero la retincencia -lógica, me permito apuntar- de varios clubes de la Lega a modificar todo el calendario para que la Virtus pudiera enfrentarse en ese periodo de tiempo a los mejores equipos de torneo, ha variado las coordenadas del asunto.

Ahora la propuesta incluye sólo la disputa de un partido. Uno solo. Pero ver a Kobe ataviado con la zamarra negra del histórico club transalpino no le saldrá en absoluto barato al ya célebre Claudio Sabatini, el visionario presidente de la Virtus. El diario La Repubblica habla de que el salario que podría recibir Bryant por jugar el mencionado partido ante otro equipo legendario, la Benetton de Treviso, podría rondar el millón de dólares. El rotativo turinés La Stampa, por el contrario, incrementa la cifra hasta los dos millones. ¿Mucho? ¿Poco? Para un jugador habituado a convertir en oro todo lo que toca, puede no resultar excesivo.

Un fijo en el Top Ten de deportistas mejor pagados del planeta

La Mamba Negra, sobrenombre con el que se conoce a la figura de los Lakers, ha mutado de color gracias a su talento para sacar partido a su imagen y a sus excelentes relaciones con actores, empresarios y directores. No obstante, vive muy cerca de Hollywood. La mamba ya no es negra, es verde. Del color del dólar. Incluido en el top ten de los deportistas mejor pagados del mundo cada año durante la última década, Sabatini es consciente del beneficio en imagen e ingresos publicitarios que puede generar para la Virtus, un grande algo venido a menos, el fichaje de Kobe, sea por el tiempo que sea. El propio Bryant ha convertido en un arte su habilidad para ganar dinero fuera de las canchas. Aunque pasa por ser el jugador mejor pagado de la NBA (su sueldo firmado para la temporada en suspenso superará los 27 millones de dólares), ha habido temporadas en las que las cantidades percibidas por publicidad y otras actividades relacionadas con su imagen han llegado incluso a aproximarse a los sueldos que le abonaba la franquicia californiana.

Su tremendo caché, unido al poderío económico de las marcas que se han asociado a su figura, ha permitido además que Kobe se haya convertido en protagonista de algunos de los anuncios más espectaculares de cuantos han contado con deportistas en su cartel. En este post os voy a ofrecer algunos ejemplos, pero se cuentan por decenas. He escogido cinco ejemplos y luego he dejado para el final la obra maestra, el cortometraje que la estrella de los Lakers protagoniza, entre otros, con Bruce Willis, Danny Trejo y Robert Rodíguez, dirigida por el compañero de fatigas de Tarantino, y que lleva por título precisamente La Mamba Negra.

Milano Kalibro

Para comenzar, he incluido el más reciente, grabado además en Italia. Aprovechando el tirón y todo el revuelo que se está montando en el país transalpino, que el jugador conoce bien porque allí pasó parte de su infancia (su padre, Joe, jugó entre 1984 y 1991 en varios equipos de la Lega), Nike lo ha reunido con el también NBA Marco Belinelli y varios jugadores del Calcio para rodar un spot inspirado en una exitosa y célebre película policiaca. El filme en el que se inspira el anuncio, dirigido en 1972 por Fernando di Leo, llevaba por título Milano calibro 9, y estaba basado en una novela homónima de Giogio Scerbanenco. La historia giraba en torno a la figura de un mafioso que abandona la cárcel con la intención de enderezar su vida mientras sus antiguos secuaces siguen convencidos de que guarda en su poder el botín de su último golpe.

La nueva versión, la de Bryant, tira de un juego de palabras poco brillante: Milano Kalibro Kobe. Al margen de los dos jugadores de la NBA resulta curioso comprobar hasta qué punto se creen sus papeles los futbolistas que aparecen: Pazzini (Inter), Gattuso (Milan), Aquilani (Milan), Marchisio (Juventus) y el ya retirado Marco Materazzi, a quien pese a su altura no se ve demasiado hábil para el basket pero para quien confío en que alguien tenga guardado algún papel de matón de cine. No estaría mal que siguiera el camino marcado por otro ilustre leñero como Vinnie Jones.


El siguiente anuncio también juega con la mezcla de deportes. Aquí Bryant comparte cartel, entre otros, con Rafa Nadal o el boxeador filipino Manny Pacquiao.


Este es uno de mis preferidos. Sobre todo porque refleja la capacidad que tienen las estrellas del deporte americano para salirse de los corsés y reírse de sí mismos. Está claro que lo cobran bien, pero viendo los anuncios que nos regalan nuestras estrellas, uno llega a sentir cierta envidia. ¿Nadie recuerda el "Me siento seguro" de Casillas o las más que discretas actuaciones de los jugadores de la selección española durante el pasado Eurobasket? Kobe se lanza en este spot de Guitar Hero con el micrófono. Y lo mejor de todo es la banda que lo secunda: el excepcional nadador Michael Phelps y el jugador de los Yankees Alex Rodríguez a las guitarras y un mito como Tony Hawk a la batería.


Os dejo dos ejemplos más como aperitivo antes del plato fuerte. Representan dos épocas bien distintas de la carrera de Kobe y creo que ambos llegué a verlos en la tele, lo que ya no sé es si se estrenaron en España o si los vi en algún canal norteamericano durante la emisión de algún partido de la NBA. El primero, de 2001, refleja a un Bryant pueril, todavía carente del desparpajo de sus últimas apariciones en anuncios. El segundo, una historia graciosa, es bastante más reciente.




Y como colofón, la joya de la corona de los anuncios en los que ha aparecido Kobe. The Black Mamba. Robert Rodríguez, Danny Trejo, Bruce Willis y Kanye West. Un lujazo.

5/10/11

La reconquista del orgullo / Las distancias se acortan (II)

El Baskonia recobra las señas de identidad que perdió la pasada campaña y exhibe en sus primeros exámenes serios una fortaleza colectiva ilusionante


Apenas quedan tres días para que arranque la competición liguera y sigo apreciando una significativa ganancia de adeptos a la causa del nuevo proyecto del Baskonia. La resaca de la Supercopa, pese a la derrota en la final, ha resultado mucho más dulce de lo que uno habría esperado. Me parece que no soy el único que contempla con cierto optimismo el ejercicio que echó a andar el pasado fin de semana y que se presenta, a priori, como una nueva batalla contra el todopoderoso Barça. Una guerra que, en todo caso, percibo mucho menos desequilibrada que las anteriores, donde sólo la heroica o los despistes del ogro blaugrana concedían opciones de éxito a los demás aspirantes. El Caja Laboral ha vuelto a asumir el papel de ave Fénix, y lo que parecía imposible hace apenas un mes, quizá menos, se ha convertido en una realidad ilusionante para un significativo segmento del baskonismo militante. La nueva versión, rediseñada en casi todos sus puntos, mostró en Miribilla algunas pinceladas de lo que puede llegar a ofrecer. Y lo que queda claro es que si lo que le aguarda es una guerra, el grupo con el que cuenta Dusko Ivanovic está dispuesto a pintarse la cara y bailar al son que le marcará el sargento de hierro, algo que visto lo que sucedió el pasado año ya es mucho.

No significa esto en absoluto que el Caja Laboral se encuentre actualmente preparado para tutear sin mayores problemas ni al Barça ni a los otros grandes transatlánticos con los que se topará en su navegar por la Euroliga. Le espera un camino largo y tortuoso, requiere de una profundo y fundamental periodo de ensamblaje y estoy convencido de que surgirán muchas piedras en el camino que modificarán todos los planteamientos que ahora puedan hacerse, como es tradición ya en este club. En cualquier caso, lo que sí me ha quedado claro al estudiar en conjunto todas las piezas que la directiva ha ido reclutando para armar el equipo es que el giro de timón que se ha dado este verano va a permitir al menos recobrar las señas de identidad que se habían quedado por el camino. No concibo que este equipo, por la esencia que ha despedido en sus primeras apariciones de calado, vaya a ofrecer bochornos e imágenes de debilidad espiritual como los que regaló a su incondicional hinchada durante la pasada campaña, y me refiero más a los partidos ante rivales de perfil bajo de los que salió humillado (Cajasol, Alicante, Valladolid...) que a las muestras de impotencia que arrojó en cruces ante rivales más poderosos en los que en ningún caso ofreció la impresión de poder competir por la victoria.

Un equipo más sólido, intenso y versátil

Como ya dije en el anterior post, cualquier consideración que pueda hacerse a estas alturas de la película debe interpretarse con todas las reservas que exige el calendario. Apenas se ha podido ver al equipo en su totalidad. Al margen de la Supercopa, se pueden tomar como referencia los dos choques anteriores que disputó ante el Real Madrid y el Lagun Aro en el Iradier Arena, su templo en el exilio. Fueron cuatro partidos bien diferentes, ante rivales que poco tienen que ver unos con otros, y en todos ellos se vislumbraron ciertos detalles que generan optimismo, así como muchos aspectos a mejorar, puntos que el trabajo diario y el paso del tiempo pueden corregir para ofrecer un resultado que, a falta de realidades, la intuición vaticina más que aceptable.

El nuevo Baskonia ha ganado en muchos apartados del juego para convertirse en un bloque mucho más sólido, versátil e intenso. Hay quien puede defender que ha perdido cierto talento, sobre todo por la marcha de dos jugadores determinantes en sus puestos, como son Marcelinho y Barac, pero da la impresión de que el balance de los cambios puede resultar tremendamente favorable. Tanto el brasileño como el croata estaban en el equipo el pasado año. Ambos firmaron, desde el punto de vista individual, una temporada destacada. Eran una prueba palpable de lo que era el Caja Laboral que la directiva de Josean Querejeta ha dinamitado para crear una versión alternativa. Lo que el año pasado era un puñado de grandes jugadores, con el MVP de la ACB, el mejor base de la competición doméstica, un pívot determinante en ataque por su altura y un francotirador compulsivo -me refiero a Mirza Teletovic- se ha convertido en un equipo. Y es ahí donde radican las mejores noticias para el conjunto vitoriano. En apenas cuatro ensayos ha arrojado mejores sensaciones colectivas, con muchas más piezas importantes, que suman, que en todo el año pasado.

Ivanovic tiene en su mano las herramientas para llevar hasta las últimas consecuencias esta mutación. Por lo que se vio en la Supercopa, se encuentra en su salsa y no le va a temblar el pulso. La distribución de minutos, que el pasado año resultaba prácticamente inexistente, con tres jugadores que superaban de media los treinta minutos por partido, se ha democratizado. Y ante el evidente incremento en el número de piezas válidas, salvo Fernando San Emeterio, al que apenas concede descansos, nadie se salva de una buena ración de banquillo si se sale del guión. Si un jugador protegido hasta límites prácticamente intolerables como Teletovic está sujeto a esta ley, el equipo gana. Más aún si, como se ha visto, existen recambios de garantías, hombres a los que Ivanovic está dispuesto a conceder relevancia, confianza incluso. Aunque esto, claro está, habrá que ver cómo evoluciona con el paso de las semanas. Si esta redistribución de los roles persiste, será una señal excelente.

Distribución más democrática del protagonismo

La base sobre la que apoya Ivanovic esta nueva filosofía de colocar el peso del equipo sobre las espaldas del colectivo tiene mucho que ver con la amplitud de la plantilla y, más aún, con la tremenda versatilidad de muchos de sus componentes. Al montenegrino le sobró Reggie Williams, que apenas había tenido tiempo de entrenarse junto a sus compañeros, en la semifinal, y Joey Dorsey viajó a Bilbao prácticamente de turismo. Aun así, a lo largo de un torneo que evidenció que el equipo anda aún un poco justo de gasolina y cuyo rendimiento descendió de manera clara en el tramo final de los dos encuentros, no dio la impresión de que faltaran jugadores. Casi al contrario. Existen posiciones en las que varios jugadores se están pegando por coger galones. Y esa competencia, si Ivanovic sabe alentarla, también puede resultar muy positiva.

Cuando hablo de versatilidad y de opciones me refiero a que, salvando el puesto de cinco, quizá el punto que más problemas puede acarrear durante la temporada, en el resto de posiciones existen como mínimo tres alternativas convincentes y diferentes. Y eso en el baloncesto actual vale su peso en oro. Prigioni, Heurtel y, ante imprevistos, Pau Ribas pueden ejercer como bases. El propio jugador badalonés, un Oleson que parece más animado en estos primeros compases de curso y Reggie Williams son alternativa como escoltas. En el puesto de tres, aunque me da la impresión de que San Emeterio va a ser de nuevo el jugador que menos relevos reciba, pueden aparecer tanto Oleson como Williams y un Nemanja Bjelica que, para sorpresa de todos, ha comenzado la temporada como aa-pívot. Y no lo hace mal. Según el modelo de juego que parece querer imponer Ivanovic, desde luego aparece como la mejor copia sobre el parqué de Teletovic. A partir de ahí, el juego interior lo completan un Milko Bjelica que ejercerá como apagafuegos pero que debería asumir un papel secundario, Dorsey y Sraphin. Ninguno de estos dos es demasiado grande pero al menos el francés, que ha encandilado a la afición azulgrana, ya ha demostrado que importa lo justo. Si Dorsey entra en dinámica, el equipo vitoriano completará una batería interior que podrá enmendar otro de los grandes males endémicos que arrastraba el pasado año el Caja Laboral, el del rebote.

El equipo, que también me ofrece algunas dudas concretas, ha ganado en dureza, en intensidad, un aspecto fundamental en el decálogo baloncestístico de Ivanovic. Lo que más me inquieta es un aspecto que debemos ver en las próximas semanas el ajuste que se le encuentra. Haría mal este nuevo Baskonia en fiar demasiado su juego al tremendo potencial en la pintura de un Kevin Seraphin que tiene fecha de caducidad. Sobre todo porque las características del francés se asemejan poco a las de Lampe, el poseedor de la plaza. A partir de ahí, el resto de las incógnitas tienen que ver con el ensamblaje de las piezas que realiza el técnico y con la adaptación a las responsabilidades de un Thomas Heurtel que va a ser un excelente base pero al que aún veo algo verde para las citas de postín. Como las fallas vocánicas, las piezas de este puzle baskonista se empujan para hallar su asiento definitivo. Los jugadores pelean sus minutos y sus roles. Si todos, como parece hasta la fecha, quedan supeditados al colectivo, no resulta descabellado conservar el nivel de optimismo que se ha instalado en la capital alavesa. Ya no queda nada. Empieza lo bueno.

4/10/11

Las distancias se acortan (I)

El Barcelona se adjudicó por tercer año consecutivo la Supercopa y envía el mensaje de que será el gran favorito para ganarlo todo, aunque en Miribilla se detectaron algunas señales de que la que ahora empieza puede resultar una temporada más competida que las anteriores


Ya que el verdugo viste de blaugrana, me parece de ley tirar de una frase del filósofo del barcelonismo moderno para arrancar la reflexión en torno a los posos de resaca que aún masticó de la Supercopa disputada el pasado fin de semana en el Bilbao Arena. “Sólo se crece en la derrota, se mejora a partir del error”, dijo hace no mucho Pep Guardiola.  No le faltaba razón. El primer torneo oficial de la temporada ha arrojado la sensación, ya familiar, de que el Barça sigue siendo el rival a batir, el gran favorito a levantar todos los títulos durante el curso que da estos días sus primeros pasos. Eso no ha cambiado. Pero también ofreció ciertas pinceladas que invitan a creer que sus adversarios, sobre todo el Baskonia y el Real Madrid, han extraído lecciones del contumaz régimen dictatorial que el conjunto blaugrana ha impuesto en los dos últimos años, más allá de la final de la ACB que el Caja Laboral le hurtó en junio de 2010 o del error que le condenó a quedar fuera de su Final Four en la última edición de la Euroliga. Como asegura Guardiola, la derrota ofrece enseñanzas que, con la lectura adecuada, muestran el camino para evitar futuros fracasos. Y aunque como digo el Barça continúa apareciendo como el favorito intratable y ha colocado en sus vitrinas el primer trofeo del curso, creo que la distancia con sus dos principales enemigos se ha visto recortada a lo largo de este verano.

Es demasiado temprano como para ofrecer verdades irrefutables o conclusiones definitivas. La Supercopa dejó sensaciones. Sólo eso. Sensaciones. Unas más intensas que otras. La principal, desde un punto de vista estrictamente personal, vaticina una temporada mucho más disputada que la anterior. El Barça sigue siendo un equipazo, es cierto, y en principio los retoques que ha sufrido la plantilla de Xavi Pascual tienden a perfeccionar una maquinaria casi infalible. Ha incorporado a sus filas al mejor base de la pasada ACB, Marcelinho Huertas, para suplir a un Ricky Rubio a la baja, ha reclutado a un alero excepcional como Chuck Eidson, que tendrá que pegarse por los minutos con el insaciable Pete Mickeal, cubre la marcha de Terence Morris con un CJ Wallace que aún debe crecer y ha recuperado a Rabaseda, una de las perlas de su cantera. En lo esencial ha cambiado lo justo. Sigue siendo un equipazo. Y aun así, con todas las reservas que obliga a mantener el hecho de que nos encontramos aún en los albores de la temporada, me asalta la impresión de que la distancia –sideral e imposible de mantener por otra parte– que lo separaba del resto de aristócratas del baloncesto ACB se ha recortado. Y esto tiene que ver, sobre todo, con los movimientos del resto, porque Chichi Creus ha hecho gala una vez más de su quirúrjico tino a la hora de fichar.

El Madrid ha vagado sin rumbo estos últimos años. Florentino Pérez quiso aplicar a la sección de baloncesto una fórmula similar a la que con tanto afán ha impuesto en el equipo de fútbol. Pero la contratación del laureado y ambicioso Ettore Messina resultó un fracaso. Buscó un Mourinho en la figura del preparador italiano y el tiro le salió por la culata. Si The Special One fue al menos capaz de obtener una Copa del Rey en su primer año como preparador merengue, Messina abandonó el club por la puerta de atrás, desesperado ante la cruda realidad. Ahora los rectores de la sección de baloncesto del equipo blanco han dado un giro de 180 grados. Se la han jugado. Han realizado una apuesta muy arriesgada al conceder los mandos al vitoriano Pablo Laso. Hablamos de un técnico inexperto y que va a tener que deshumanizarse hasta cierto punto para aguantar la brutal presión que supone sentarse en ese banquillo.

Dignidad en la derrota

Pese a todo, el resultado del primer duelo entre los equipos futboleros no ha supuesto una humillación para un Madrid que había salido escaldado en sus enfrentamientos recientes ante el combinado de Xavi Pascual. Aunque en un modo diferente al Baskonia, el Madrid se ha reinventado para buscar el éxito por otras vías. Es un equipo mucho más dinámico, con menos kilos y más talento. Y en sus virtudes arrastra todos sus defectos. La velocidad a la que transita por la cancha implica un baloncesto caótico que en los momentos calientes puede resultar pernicioso. Tiene Laso en sus manos un equipo joven, con dos bases poco disciplinados, más talentosos que tácticos, y de su capacidad para encauzar ese desparpajo pueden depender en gran medida las opciones de éxito de los blancos. La impresión que me dejó también la semifinal entre madrileños y catalanes es que los capitalinos van a echar en falta un pívot rocoso, intimidador, un jugador que ejerza las funciones que, por ejemplo, asumía el pasado año D'Or Fischer. El antiguo técnico del Lagun Aro cuenta con una batería de hombres altos espectacular. Velickovic, Tomic y Mirotic ofrecen múltiples alternativas y garantizan una elevada producción ofensiva. Pero los tres pueden sufrir cuando lleguen los duelos ante el Barça u otros equipos de la nobleza de la Euroliga. Felipe, por otra parte, ya da para lo que da. Y Begic, creo que no me equivoco, lleva camino de convertirse en un caso similar al de Van den Spiegel. Más allá de retratar el pasado año la ternura defensiva de Stanko Barac en los duelos de Euroliga, mucho tiene que crecer para ser el sostén en la pintura del conjunto blanco.

En el perímetro, huelga decirlo, el Madrid ha ganado mucho con la llegada de Carroll y Pocius. Sobre Rudy no quiero hablar demasiado. Más allá de lo que suceda el próximo verano, de si vuelve o no al Palacio de los Deportes, ahora mismo es un reclamo publicitario para Florentino, un problema muy engorroso para Laso y un obstáculo tremendo para la adquisición de galones por parte de los dos escoltas recién llegados. No voy a poner en tela de juicio la calidad del jugador balear ni la incidencia que podría llegar a tener su presencia en el juego del Madrid (que probablemente será menor de lo que se publicita). Pero la realidad es bien clara. Salvo que en las próximas horas se confirme la ruptura total de negociaciones y nos aproximemos a la suspensión total de la temporada de la NBA, Rudy va a lucir de blanco en el tramo más insustancial de la temporada. ¡Ojo!, lo mismo que Kevin Seraphin en el Baskonia. Laso no va a poder contar con él cuando se decidan los títulos, así que no le vino tan mal carecer de su presencia en la Supercopa de Bilbao. Si Florentino no extiende la chequera para cubrir su marcha a comienzos del próximo año, los que se ducharon en el vestuario del Madrid en Miribilla serán, así de claro, los que se jugarán los cuartos en la Copa del Rey.

Sólo una cosa más sobre el Madrid, al que ya digo que veo en mejor dirección que en años anteriores: si Carlos Suárez no da un paso al frente, todo el proyecto se derrumbará como un castillo de naipes. Y no me refiero a firmar valoraciones de más de veinte puntos contra los equipos que se juegan la permanencia, sino todo lo contrario. Barcelona y Caja Laboral tienen muy bien cubierto el puesto de tres, auténtica pesadilla del equipo blanco desde que irrumpió en la ACB Pete Mickeal.

Músculo y carácter azulgrana

El Baskonia también ha crecido. O más bien ha menguado para crecer. La enésima reconstrucción de la plantilla por parte de la directiva de Josean Querejeta ha dado como resultado un equipo tremendamente versátil, intenso y atractivo. A mi modo de ver, radicalmente opuesto a lo que había hace un año. Tengo preparado otro post para analizar exclusivamente al equipo vitoriano y los pasos adelante que ha dado para aproximarse al gran favorito. La sensación que arrojó, pese al desfallecimiento final, es que tiene espíritu para competir ante cualquier rival. Rebosa ese carácter que tanto se ha celebrado en Vitoria y que al mismo tiempo se echó dolorosamente en falta el pasado ejercicio. El bajón de juego registrado en los últimos minutos de la final, y si recordamos también de la semifinal, debe atribuirse más a las fechas que a cualquier otro factor. Con el grueso de los jugadores aterrizados en la capital alavesa apenas una semana antes del primer torneo oficial y los dos norteamericanos debutando en Miribilla, el rendimiento ofrecido por el equipo de Dusko Ivanovic, nunca mejor dicho, debe recibir una nota alta.

El montenegrino se encuentra más que satisfecho con la materia prima que le han concedido los rectores baskonistas. Hay mimbres para crear un equipo a su imagen y semejanza. Y ese estado de ánimo se palpa en las comparecencias ante los medios del técnico, siempre lacónico pero ahora de nuevo en la línea que se le conoció en sus épocas doradas al frente de la nave azulgrana. Ya digo que me extenderé mucho más en el siguiente post, pero básicamente da la impresión de que la apuesta por un equipo mucho más físico, que sin despreciar el talento ofrece un enorme margen de maniobra a Ivanovic, ha supuesto una plataforma de lanzamiento para la configuración de un plantel que puede aspirar a catar de nuevo títulos. El año pasado ni lo pareció en inicio ni, como se comprobó después, pudo hacerlo a la postre.

Aun así, Ivanovic también tiene mucho en lo que trabajar. Al igual que sucede con el Madrid, el Baskonia haría mal en fiar en exceso su juego al talento de un Kevin Seraphin que en apenas dos semanas ha dejado claro que lleva camino de convertirse en un jugador con un futuro realmente prometedor en la NBA. Como Rudy, está pero no estará. Así que el técnico balcánico va a tener que hilar fino y dosificar su protagonismo, en favor del resto de interiores y sobre todo de la adaptación de un Joey Dorsey al que en Bilbao se vio poco y bastante perdido todavía. Más allá de esto, sorprende esa reconversión de Nemanja Bjelica al puesto de cuatro, que en la práctica ha permitido que Mirza Teletovic se serene con ciertas dosis de banquillo que en el pasado mereció y no tuvo, y el paso adelante que han dado tanto Brad Oleson como Pau Ribas, dos jugadores a examen, ambos con un pie fuera del Buesa Arena durante el verano y que pelea ahora por ganarse minutos en una demarcación, la de escolta, superpoblada y pendiente del rendimiento del jugador llamado a marcar las diferencias.

De Reggie Williams poco se puede decir por el momento. Apenas había tenido tiempo de adaptarse y los escasos entrenamientos que realizó antes de la Supercopa no le permitieron familiarizarse como es debido con las reglas que rigen en este nuevo Baskonia. En el puesto de base, Dusko parece decidido a dosificar a Prigioni, y es una buena noticia, sobre todo porque va a obligar desde el arranque del curso a asumir mayor peso en el juego a un Heurtel que, pese a lo que he oído y leído, me gustó lo justo este pasado fin de semana. Su talento es innegable, pero aún le queda mucho que aprender, sobre todo en lo que tiene que ver con mover al equipo y mostrar los galones que exige el puesto de base. Pero todo esto y muchos otros detalles de la resaca del fin de semana los analizaremos más detenidamente mañana.