25/9/12

Jugador de chica


EL BASKONIA CAE CON ROTUNDIDAD EN MIRIBILLA EN SU ENSAYO GENERAL ANTES DEL DEBUT LIGUERO
La inconsistencia azulgrana bajo los aros y el acierto del Gescrap en el triple acaban con un equipo demasiado caótico

GESCRAP Raül López (6), Vasileiadis (7), Mumbrú (3), Moerman (18), Rakovic (12) -cinco inicial-, Pilepic (6), Hamilton (7), Zisis (7), Samb (2) y Grimau (10).
CAJA LABORAL Cabezas (2), Oleson (7), San Emeterio (10), Nemanja (13), Pleiss (8) -cinco inicial-, Heurtel (13), Rochestie (3), Nocioni (18) y Hernández Sonseca.
Parciales 19-21, 38-33; 62-49, 78-74.
Árbitros García, Sacristán y Manuel. Eliminado San Emeterio (min.39).
Pabellón Miribilla. Unos 6.143 espectadores.
Suele decirse en el mus que el jugador que persigue las piedras de chica acaba perdiendo la partida. El baloncesto tiene poco que ver con ese juego de naipes, pero es un deporte en el que, salvo gloriosas excepciones, suelen ganar los tipos grandes. El Caja Laboral recibió ayer su primera señal de alarma en Miribilla. El Gescrap disputará la final de la presente edición de la Euskal Kopa tras pasar por encima de un rival al que sólo la calidad individual de algunos de sus puntales y un arreón de orgullo final ahorraron un correctivo sonrojante. En su ensayo general, la última prueba antes del arranque de la competición oficial, quedó patente que el nuevo proyecto azulgrana se encuentra demasiado atado a las limitaciones estructurales con las que se ha decidido armar la plantilla. Las bajas de Maciej Lampe y Milko Bjelica, que salvo sorpresa se perderán también el primer compromiso liguero en Zaragoza, arrojan un plantel superpoblado de exteriores pero demasiado inconsistente en la pintura como para hacer frente a un rival de cierta enjundia.
Podría decirse que el partido de ayer fue tan sólo otra prueba de la que deberían sacarse pocas conclusiones. Pero sería faltar a la verdad. Para bien o para mal, el plantel con el que se presentó el Caja Laboral en Miribilla será prácticamente el mismo con el que deberá afrontar su primera cita liguera. Salvo milagro inesperado, Ivanovic no tendrá más ingredientes interiores que añadir a la mezcla, lo que resulta preocupante porque Pleiss, un jugador muy válido pero tierno, sigue sin completar un partido en el que no sufra el peaje de la acumulación de faltas.
El Gescrap se encuentra también en fase de rodaje. El equipo de Katsikaris ha cambiado en esencia con la marcha de un Aaron Jackson que marcaba el ritmo. Ha perdido electricidad y se ha convertido en un colectivo mucho más sedentario, con más kilos y cierta tendencia a abusar del triple. Pero eso le bastó en la primera mitad para mandar en el marcador. Moerman, Vasileiadis y Raül López retrataron los desajustes de una defensa que siempre iba un paso por detrás para alcanzar en ventaja (38-33) el ecuador de un partido en el que el Caja Laboral sólo dio la cara en el primer acto.
Ivanovic se empeña en democratizar el puesto de base. El técnico montenegrino, fiel a su filosofía de ponerles las cosas difíciles a los nuevos, tiene a sus directores de juego nadando en un mar de dudas. Thomas Heurtel, que el pasado año no estaba a su juicio preparado más que para ofrecer cinco minutos de oxígeno a Prigioni, parece ahora el predilecto del balcánico, mientras Cabezas y Rochestie -todavía demasiado perdido- carecen de la continuidad necesaria para hacerse importantes y asumir los galones.
SIN TORRES El nuevo proyecto baskonista, tan corto de efectivos interiores, se tambaleará cada vez que alguno de los tres interiores puros con los que cuenta ahora estornude. Y con dos lesionados, como es el caso, no debe extrañar que protagonice ejercicios de impotencia como el de ayer. Tanto Nocioni como Nemanja están en condiciones de ejercer de improvisados interiores. Pero al final da más la impresión de que se desperdicia el potencial de dos de los mejores treses de la ACB que de que de verdad están en condiciones de dar réplica a sus pares en defensa. Ayer, sin ir más lejos, un recién llegado como Moerman se bautizó en los derbis vecinales con una actuación para enmarcar. Bien ayudado por Rakovic y Hamilton, el Bilbao Basket controló el rebote, fue superior bajo los aros y encima remató al visitante con un terrible acierto desde la línea de tres (11 de 25, el 44%).
El Baskonia, que llegó a disponer de una jugada con dos tiros libres y posesión para forzar la prórroga en manos de Nocioni, fía su destino a la inspiración de sus estrellas. Sin un referente claro en la dirección, sus ataques se desarrollan en un caos que en el mejor de los casos se resuelve merced a la calidad de jugadores como Nocioni, San Emeterio o Nemanja, los tres únicos jugadores que se han mantenido en la línea de fiabilidad en esta pretemporada. Ante la baja de Causeur, que no jugó por precaución, Oleson volvió a mostrar su lado más oscuro, más cobarde, y sujeto a sus tres puntales y al anárquico paso al frente de Heurtel en el epílogo, el cuadro azulgrana trató de apelar a la épica para enmendar lo que ayer no era enmendable pero que en un futuro puede y debe solucionarse. Tiempo hay para ello.

22/9/12

Los sones de Goran Bregovic


NEMANJA BJELICA OFRECE LA IMAGINACIÓN EN UN EQUIPO AÚN EN CIERNES QUE SE IMPONE AL ARMANI
Bourousis abusa en la pintura de un cuadro azulgrana que vuelve a hacer gala de un interesante fondo de armario




CAJA LABORAL Heurtel (3), Oleson (8), Nocioni (15), Nemanja (9) y Pleiss (11) -cinco inicial-, Rochestie, Cabezas (3), Causeur (11), San Emeterio (4), Hernández-Sonseca (13).
ARMANI MILÁN Cook (5), Langford (4), Hairston (4), Fotsis (13) y Bourousis (25) -cinco inicial-, Giachetti, Stipcevic, Chiotti (4), Melli (12), Basile (8).
Parciales 15-16, 41-37; 62-52, 77-75.
Árbitros Sacristán, Sánchez y Manuel. Eliminado Oleson (min.40).
Pabellón Fernando Buesa Arena. En torno a los 6.000 espectadores (el club no facilitó los datos de asistencia).
VITORIA. El nuevo Caja Laboral baila al ritmo de la música de Goran Bregovic. Suena a película de Kusturica. Destila un nuevo aroma balcánico. El equipo azulgrana tiene un nuevo faro. Ha alumbrado una nueva estrella. Nemanja Bjelica ha respondido al fin a las demandas y parece decidido a tomar el relevo de los grandes jugadores que han hecho grande a este club. El serbio confirmó ayer en el estreno de la nueva temporada en el Buesa Arena lo que venía apuntando a lo largo de los amistosos. El joven combo balcánico está preparado para tomar el testigo. Quiere ser importante dentro de un equipo coral, plural, cuya fuerza parece descansar en las múltiples opciones que puede llegar a ofrecer y que ayer resolvió con victoria su puesta de largo en el coliseo de Zurbano.
El Baskonia superó por segunda vez en apenas cinco días a un Armani Jeans con el que tendrá que volver a verse las caras en la primera fase de la Euroliga. Los pupilos de Scariolo rescataron la vergüenza y se presentaron en la capital alavesa con más tensión competitiva de la que mostraron el martes en Logroño. A pesar de que en la primera jugada del partido dieron una impresión equivocada, cediendo dos rebotes ofensivos, el segundo asalto entre ambas escuadras ofreció mucho más ritmo que el primero. Aunque no dejó de ser un amistoso, con defensas de mantequilla, demasiados errores por ambos bandos y evidencias de que el tercer y cuarto duelo, los que contarán de verdad, se disputarán con dos equipos mucho más maduros y trabajados.
El Caja Laboral parece, si cabe, más distante que el cuadro italiano de lo que puede llegar a ser. Como en anteriores ensayos, Dusko Ivanovic sigue buscando el encaje a las numerosas piezas de las que dispone en una plantilla que, lesiones al margen, se antoja más profunda que en anteriores ejercicios. De hecho lo es. Tiene un jugador más. Un base más, en concreto. Dusko Ivanovic varió por completo su filosofía con respecto a Thomas Heurtel, que está atravesando un momento difícil y en veinticuatro horas pasó de no jugar un segundo a recuperar su plaza de titular.
El técnico montenegrino distribuyó con salomónica equidad el tiempo entre sus tres directores de juego. Pero resulta difícil de creer que pueda mantener esta tendencia cuando arranque la competición oficial. Ninguno de los tres estuvo ayer especialmente afortunado, quizá por esa intermitencia, pero lo que resulta imaginable es que cuando Rochestie aterrice, cuando entre en dinámica, Heurtel irá perdiendo peso. Más que nada porque lo que pueden ofrecer ambos es muy similar, y al mismo tiempo diferente a lo que aporta Carlos Cabezas.
Pese a todo, pocas conclusiones podrá extraer nadie en torno al potencial del nuevo plantel azulgrana mientras siga capado como está en la pintura. El Armani volvió a evidenciar que con el juego interior del que dispone ahora Ivanovic, sin Milko Bjelica ni Lampe, se puede presentar a pocas batallas. Bourousis y el joven Melli -un jugador a tener en cuenta porque no para de crecer- mantuvieron en jaque al Baskonia, que además pagó el peaje de la excesiva tendencia de Pleiss a cometer faltas. Así las cosas, los italianos se marcharon con ventaja en el marcador (15-16) en un primer cuarto en el que Nemanja destapó el tarro de las esencias para desencorsetar a un equipo que necesita soltarse para brillar. Esos primeros minutos del jugador serbio, unidos a los ramalazos de acierto de Oleson y el espíritu de un Nocioni que parece conjurado para dotar de alma al equipo, supusieron la mejor noticia de un partido bastante flojo pero que, como el martes, se ajustó en el marcador final por la incapacidad del Baskonia para cerrarlo.
EL MOMENTO DE SONSECA El equipo de Scariolo volvió a disponer en el minuto final de la ocasión de haber escapado del Buesa con el triunfo. Y eso a pesar de que el Caja Laboral fue edificando poco a poco una renta que se antojaba que podía resultar definitiva. Edu Hernández-Sonseca, al que la afición vitoriana agradeció los servicios prestados durante la pretemporada con una ovación, dispuso de su momento de gloria. El poste tomó el relevo anotador de Nemanja y Oleson, que volvió a estar fino cuando tomó la responsabilidad de lanzar de fuera, hasta que irrumpió en el partido el primer esbozo de lo que puede llegar a ser Fabien Causeur. Otra pieza a primera vista aprovechable.
Ocho puntos del escolta galo y sendos triples de Cabezas y Nocioni mandaron el partido al último cuarto con una diferencia de diez puntos (62-52). El duelo parecía visto para sentencia, pero el cuadro transalpino tiró de orgullo y volvió a complicar la victoria azulgrana. Esta vez no fue Fotsis, sino Hairston, quien tiró por tierra las opciones de su equipo desde el tiro libre. Un Pleiss agigantado se apuntó a los sones de la tuba serbia y cerró el duelo con otras dos acciones cargadas de esperanza.

El Baskonia impone la lógica


SE ADJUICA EL TÍTULO DEL TRIANGULAR DE LOGROÑO TRAS VENCER A UN INFERIOR CLAVIJO
San Emeterio, Oleson y Nemanja, que puso el lujo en el duelo, lideran al equipo




KNET CLAVIJO Uriz (7), Rakocevic (3), Ruiz de Galarreta (14), Mejeris (14 ) y Santana -cinco inicial-, Mesa (5), Arévalo (1), García, Tomás (2), Herrero (5) y Suárez (5).

CAJA LABORAL Cabezas (5), Oleson (19), San Emeterio (15), Nocioni (8) y Pleiss (4) -cinco inicial-, Rochestie (7), Milosevic (1), Causeur (6), Nemanja (15), Calbarro y Hernández-Sonseca (3).

Parciales 16-18, 31-38; 43-63, 56-83.

Árbitros Sánchez Moedas, Uruñuela y Martínez. Sin eliminados.

Pabellón Palacio de los Deportes de La Rioja. En torno al millar de espectadores.

LOGROÑO. El Caja Laboral se apuntó el triunfo en el Triangular de La Rioja tras sumar su segunda victoria en un duelo a priori desigual pero que se apretó por la diferente intensidad con la que se lo tomó cada uno. El Clavijo quiso jugar, buscar la sorpresa y dar buena imagen ante su afición, mientras que al cuadro baskonista le valió con jugar a medio gas para imponer su calidad y obtener su tercera victoria de una pretemporada a la que ya sólo le quedan dos pétalos, dos últimas pruebas, ante dos rivales de mayor entidad.
Dusko Ivanovic va dando poco a poco con la fórmula, pero a este equipo todavía le queda mucho recorrido para ser lo que puede llegar a ser. Seguramente no bastará con esta comprimida pretemporada, trufada de partidos y carente de entrenamientos de calidad con todas las piezas disponibles. A este nuevo Caja Laboral es probable que no se le vea en plenitud de condiciones hasta dentro de unos meses. Pero ofrece apuntes interesantes y, sobre todo, arroja la impresión de ser un equipo con muchos elementos válidos, jugadores por duplicado para casi cada puesto y algo más, ese valor añadido que confiere la versatilidad de algunos de sus hombres. Eso sí, también tiene carencias. Y puntos débiles.
El Clavijo, que tampoco andaba sobrado de pívots, ahondó en las penurias interiores del equipo de Ivanovic. Sin más argumentos que Pleiss, que además no tuvo su día, la intensidad y rapidez de movimientos del letón Mareks Mejeris se convirtieron en una pesadilla para los improvisados postes del equipo azulgrana. Para equilibrar, Jesús Sala tuvo que prescindir sobre la marcha de su hombre de mayor peso en la pintura, la bestia Sidao Santana, que cayó lesionado tras disputar los tres primeros minutos de partido.
El primer tiempo, con estos condicionantes, se mantuvo bastante equilibrado, mucho más de lo que habría cabido pensar. Brad Oleson, Fernando San Emeterio y Nemanja Bjelica mantuvieron la producción anotadora de un equipo que, sin embargo, hacía aguas atrás, incapaz de frenar a Mejeris (20 de valoración en los primeros veinte minutos) en la pintura. Así las cosas, el electrónico reflejaba al descanso un resultado (32-38) que podía ofrecer la sensación de emoción. Era sólo un espejismo.
Al Baskonia le bastó con apretar un poco los dientes atrás y encomendarse al talento de sus estrellas para finiquitar cualquier esperanza de gloria del Clavijo. Oleson y San Emeterio calaron las bayonetas a sus fusiles y se pusieron manos a la obra para, sin prisa pero sin pausa, ir incrementando las diferencias hasta alcanzar una renta insalvable.
El lujo lo puso Nemanja Bjelica (27 de valoración gracias a sus 15 puntos, 7 rebotes, 3 recuperaciones y una asistencia). El alero serbio ofreció una de esas actuaciones que invitan a soñar al baskonismo. En Logroño, de hecho, ha demostrado que quiere comenzar la próxima temporada como acabó la anterior. Quiere ser importante. Y no parece que Ivanovic esté dispuesto a ponerle trabas. Es más, da la impresión de que el técnico montenegrino también pretende concederle galones. Ahora todo depende del propio Nemanja, y de si es capaz de mantener el nivel que ayer ofreció en casi todas las facetas del juego cuando llegue el momento de jugarse de verdad las alubias.
El encuentro, que a partir del tercer cuarto dejó de tener historia, sirvió también para aistir al estreno de Taylor Rochestie con la elástica azulgrana. El jugador norteamericano fue de menos a más. Muy agarrotado, asustado, encorsetado en un principio, en una primera mitada donde no hizo nada (ni bueno ni malo), creció cuando el encuentro estaba decidido. Daba la impresión Rochestie de jugar con miedo a la repercusión de los errores, sobre todo porque aún anda verde con los sistemas, y no le falta razón para sentirse así en vista por ejemplo de la reprimenda que Ivanovic le dedicó a Pleiss cuando cometió su segunda falta a los dos minutos de partido y tuvo que mandarlo al banquillo.
Tuvo tiempo el montenegrino para demostrar que puede componer una pareja de timoneles muy interesante junto a un Cabezas que ayer ya ejerció como titular. Lo de los tres bases, como se preveía, es un artificio que no convence a nadie. Y mucho menos a Ivanovic, que ayer mandó un recado a Heurtel, un jugador que no está pasando por buenos momentos. En un duelo en el que actuaron secundarios como Hernández-Sonseca, Calbarro o Milosevic, el francés no piso el parqué. Ivanovic está cincelando su equipo. Y no parece tener espacio para él.

Victoria de chándal

EL BASKONIA RECUPERA SENSACIONES Y LOGRA SU SEGUNDO TRIUNFO EN UN DUELO DE PRETEMPORADA
El conjunto vitoriano supera las bajas y se apoya en la aportación coral de varios de sus jugadores para imponerse al Armani Milán



CAJA LABORAL Heurtel (2), Oleson (15), Nocioni (15), Nemanja (9) y Pleiss (13) -cinco inicial-, Cabezas (12), Rochestie, Causeur (11), San Emeterio (10), Hernández-Sonseca (2).
EA7 MILÁN Cook (2), Langford (18), Hairston (8), Fotsis (13) y Bourousis (8) -cinco inicial-, Giachetti (2), Stipcevic (5), Basile (9), Chiotti (2), Melli (5), Hendrix (13).
Parciales 19-19, 43-36; 60-57, 89-85.
Árbitros Terreros, Uruñuela y Sánchez Moedas. Eliminado Nocioni (min.37).

Pabellón Palacio de los Deportes de La Rioja. 1.200 espectadores.
LOGROÑO. Se dan a lo largo de las temporadas diferentes fases en el nivel de exigencia al que se ve sometido un equipo de baloncesto. Hay fases en las que se alcanza un pico de mayor intensidad y otras en las que las piezas todavía se encuentran en fase de acoplamiento. Y luego están los partidos de pretemporada, épocas del año en las que es posible presenciar partidos que sirven exclusivamente para que los entrenadores tomen apuntes y los nuevos vayan haciéndose a los sistemas. Entrenamientos con rival, como el que ayer le sirvió al Caja Laboral para sumar su segundo triunfo de la pretemporada ante un desmotivado Emporio Armani que acudió de enoturismo a la capital riojana.
Al conjunto azulgrana, que despierta muchas dudas, le faltan todavía argumentos para arrojar certezas. Y más si, como es el caso, se presenta a la cita ante uno de los equipos con los que tendrá que jugarse las alubias en la primera fase de la Euroliga tan diezmado de efectivos en la pintura. Sin Lampe ni Milko Bjelica, Ivanovic tuvo que hacer malabares para mantener en todo momento una pareja interior de ciertas garantías. Los italianos lo aprovecharon para mantenerse en un partido que, de lo contrario, y a pesar de las lagunas evidentes, el combinado dirigido por Dusko Ivanovic podría haber resuelto con mayor facilidad.
El técnico montenegrino se mantuvo fiel a su idea de iniciar el duelo con Heurtel. Pero no sirvió más que para evidenciar que el galo necesita todavía unas horas de vuelo antes de ponerse a los mandos de un trasatlántico de estas dimensiones. El francés, al que el club busca equipo, tiene cosas, detalles que alimentan una esperanza futura, pero sigue verde. Y este año da la impresión de que el Baskonia no está para que nadie tome clases. Necesita que todas sus piezas aporten para minimizar la ausencia de un referente claro.
Cabezas dio más sentido al juego en estático cuando estuvo sobre el parqué. El malagueño, aún en fase de rodaje, debe seguir creciendo, pero resulta evidente que está llamado a asumir el papel de base jerárquico que quedó vacante tras la marcha de Prigioni a la NBA. Sus minutos en pista coincidieron con los momentos de mayor solidez en una primera parte en la que el Caja Laboral mandó en el marcador. El puesto del otro gran referente, del capitán, otro encargo caliente, sigue en subasta. Pero en una plantilla tan coral, quien más quien menos confía en que sean Maciej Lampe y Nemanja Bjelica los que den un paso al frente para incrementar su producción.
El serbio lo hizo ayer. Habrá que ver si es algo definitivo o flor de un día. Pero lo cierto es que su descaro en el tercer cuarto, cuando el equipo de Scariolo apretó los dientes para buscar la remontada, permitió al cuadro azulgrana recuperar una ventaja con la que ya se manejaría hasta el final del encuentro.
No estuvo solo Nemanja. Hubo otros que aportaron dentro de un encuentro en el que se apreció precisamente esa condición de colectivo octópodo, coral, del plantel azulgrana. Andrés Nocioni, Oleson, Pleiss e incluso Causeur, aunque el galo no firmó un buen partido, tomaron el testigo en diferentes fases del partido.
Sólo la endeblez defensiva que muestra el equipo en las proximidades de la propia canasta, algo que ya quedó retratado en la gira francesa, permitió al Milán aproximarse en el electrónico e inquietar una victoria que a dos minutos para el final parecía encarrilada. Así las cosas, y a pesar de un par de canastas de Pleiss, el cuadro italiano tuvo opción incluso de forzar la prórroga. Pero Fotsis, que como otros grandes jugadores del Armani Jeans no parecía estar muy por la labor, no los aprovechó. El jugador heleno, como casi todos ayer, estaba a otra cosa. Era sólo un entrenamiento con público, para todos menos para Andrés Nocioni. Y Dusko pudo seguir sacando conclusiones.

18/9/12

Un francotirador en Brooklyn


Mirza Teletovic, el penúltimo icono que abandonó el Buesa Arena rumbo a la NBA, el último capitán azulgrana, lo tiene todo para triunfar en su nueva aventura con los Nets



Quedan menos de dos semanas para que arranquen de manera oficial los Training Camps de las franquicias de la NBA y en Brooklyn ya calientan motores para estrenar la nueva era de unos Nets que, a simple vista, pintan muy bien. El excéntrico multimillonario ruso Mijail Prójorov se ha salido con la suya. Se ha llevado a la franquicia a Nueva York y ha despilfarrado sin rubor y sin miedo al impuesto de lujo que fija la NBA. De hecho, el equipo del mujeriego empresario ruso, que llegó a retar a Vladimir Putin en las urnas, dispone de la segunda plantilla más cara de la competición, con un montante en salarios de 84,8 millones de dólares, sólo superados por los cerca de 100 millones que costarán los nuevos Lakers de Kobe, Pau, Howard y Nash. Projórov ha puesto en manos del técnico Avery Johnson a un plantel plagado de jugadores de primer y segundo nivel, pocos de relleno, que lideran estrellas de la liga de la talla de Deron Williams, Brook López, Joe Johnson y Gerald Wallace, secundados por piezas tan valiosas o útiles para completar el roster como Josh Childress, Kris Humphries, Marshon Brooks, Keith Bogans, Andray Blatche, Reggie Evans, CJ Watson o el eterno Jerry Stackhouse. Y en ese vestuario plagado de veteranos, con carreras más o menos lustrosas, van a entrar dos novatos europeos con historias ligadas al baloncesto ACB. El primero, Tornique Shengelia, un jugador que me encantó cuando le vi disputar con la elástica del Valencia Basket en el viejo pabellón de Mendizorroza el Campeonato de España Junior (donde brillaron también Augusto Lima o Josep Franch, entre otros). Y el segundo, el penúltimo estandarte en abandonar el Buesa Arena, el último capitán, un Mirza Teletovic que ansía vivir su sueño americano.

Teletovic, que ayer cumplió 27 años, lo tiene todo para triunfar en la NBA. Está predestinado. Seguramente nunca llegará a convertirse en un jugador franquicia. Puede que jamás se haga con una plaza de titular en un equipo con aspiraciones. Pero no le faltarán contratos. Tiene un sinfín de virtudes que pueden llegar a convertirlo en un complemento de lujo para cualquier equipo, en un especialista con mayúsculas. Porque Teletovic representa la evolución del típico cuatro blanco con muñeca que se ha hecho de oro estos últimos años en la liga. Es mucho más y, aunque jamás ha sido santo de mi devoción, eso también tengo que reconocerlo, no tengo ninguna duda de que le aguarda el éxito al final de la ruta que ha escogido.

No creo haberme excedido nunca en cuanto los elogios hacia Mirza. De hecho, siempre le he achacado su incapacidad para asumir el rol de gran referente del Baskonia cuando le llegó la hora. A mi juicio, no ejerció como líder, ni dentro ni fuera del campo, al mismo nivel que sus predecesores, Tiago Splitter o Luis Scola, por poner sólo dos ejemplos, que cuando se echaron a las espaldas al equipo azulgrana siempre lo situaron cerca de los títulos. Seguramente la comparación resulte injusta, trucada. Porque no todo gira en torno al gran líder, y porque los gregarios con los que han contado unos y el otro también diferían en cuanto a calidad. Pero lo cierto es que desde que Splitter se marchó a los Spurs, con el dulce sabor de la histórica final ante el Barça aún fresco en el paladar, el conjunto vitoriano no ha vuelto a estar cerca de trofeo alguno. Es una opinión personal sobre un jugador que, pese a todo, puso siempre todo su corazón, su salud y su voluntad al servicio del equipo y al que, al margen de que lo deseo, le vaticino aun así un brillante futuro en su nueva etapa.

Los argumentos de los críticos

Los críticos más feroces del bosnio se apresurarán a glosar todos sus vicios baloncestísticos. Sí, tiene cosas por pulir. Pero los Nets no lo han reclutado por esos detalles, algunos con más fácil solución que otros. Teletovic no siempre toma la decisión más acertada, su selección de tiro es cuestionable, siempre he pensado que su capacidad de concentración es en ocasiones limitada y además hay quien censura sus carencias tácticas a la hora de defender y acudir a las ayudas. Ya digo que nunca he sido un gran defensor de cierta parte de su juego. Y sin embargo considero que todos esos detalles, ya digo que algunos podrá mejorarlos y otros se irán con él a la tumba, quedan relegados a un segundo plano para el encargo que Avery Johnson o cualquier técnico debería encomendarle en la NBA.



Teletovic no es un rookie cualquiera. Los Nets lo saben. Y también lo sabían las otras franquicias que durante el verano se pusieron en contacto con su agente. Por eso llega a la liga cobrando más de 3 millones de dólares en la primera de las tres temporadas que ha firmado (percibirá cerca de 10 millones por las tres). Es su primera ventaja. Sin llegar al extremo de Prigioni, novato a los 35, Teletovic se ha curtido en mil batallas, ha estado fogueándose en la élite del baloncesto europeo, peleando por títulos en la ACB y en la Euroliga, y casi siempre ofreciendo un excelente rendimiento en cuanto a números. Los aficionados de la nueva franquicia de Brooklyn también son conscientes. En un equipo completamente renovado, que destila reflejos dorados por todos los rincones del vestuario, los hinchas ya consideran a Teletovic como una de las grandes atracciones que les aguardarán en el nuevo y reluciente Barclays Center. "El viene para ayudarnos. Tiene algo así como 28 años, no es un rookie de 21. Lleva ya años jugando al máximo nivel", bendecía su llegada Deron Williams, gran estrella del equipo.

Al margen de su experiencia en competiciones importantes, bosnio dispone de otras muchas armas que pueden hacerle encajar con facilidad. Es un francotirador. Habrá habido pocos jugadores en el Viejo Continente con ese instinto asesino desde más allá de la línea de tres en estos últimos años. Y en Estados Unidos, los que se recuerdan o siguen jugando (Scalabrine, Novak, Bonner...) no pueden considerarse ni de lejos tan completos como él en otras facetas del juego. Porque Mirza no es sólo un cuatro tirador. Representa la evolución de una especie. Está armado de unas piernas prodigiosas, que le conceden muchas ventajas en el uno contra uno ante pares más espigados y lentos, amén de una tremenda potencia de salto, que en ocasiones disfraza sus faltas de concentración u oficio en el rebote. A poco que Avery Johnson sepa sacarle partido, puede convertirse en un arma accesoria excepcional para la ofensiva de los Nets, sobre todo en lo que se percibe como una segunda unidad más dotada de músculo que de talento anotador.

Los hinchas quieren ver a 'Teletubby'

La cuenta oficial de twitter de los Nets lanzó ayer una pregunta al aire a sus aficionados. Y quedó reflejada la pasión con la que un importante porcentaje aguarda el aterrizaje del bosnio. "¿A qué nuevo jugador de los Nets tenéis más ganas de ver en acción?", cuestionaba la franquicia a través de la red social. El refuerzo que recibía mayor número de respuestas, como es lógico, era Joe Johnson, otro jugador que nunca llegó a asumir por completo su rol de estrella en Atlanta. Pero sorprendentemente había muchos que se expresaban en otro sentido. "Sin duda, Teletovic", afirmaba una aficionada. "Probablemente Teletubby o Toko (Shengelia)", se manifestaba otro. Había decenas que se referían al bosnio, que llegará a su nueva casa después de haber promediado más de 24 puntos y casi 11 rebotes por cita en el pasado Preeuropeo, donde condujo a Bosnia a la clasificación para el Eurobasket de Eslovenia como primera de grupo. En realidad, nadie puede reprocharle nada en cuanto a números a lo largo de su carrera. Abandona la ACB tras haber anotado 502 triples en los 239 encuentros que ha disputado con la camiseta baskonista, lo que ofrece un promedio de 2,1 por cita. Entre los históricos en la especialidad, en este apartado sólo se ve superado por Andy Toolson (3,05), Mark Simpson (2,73), Velimir Perasovic (2,49),  Linton Townes (2,15), Igor Rakocevic (2,14) y Tyrone Ellis (2,14). Huelga decirlo, todos ellos jugadores exteriores.

"Tenía muchas ganas de venir a jugar a la NBA, pero quería escoger el mejor equipo para hacerlo", manifestó Teletovic en su presentación oficial. "Y creo que los Nets son la mejor opción", añadió el bosnio, que dispuso de ofertas tanto de los Jazz como de los Cavaliers al margen de la que puso sobre su mesa Prójorov. "Lo que quería era jugar para un equipo que quisiera hacer grandes cosas. Para un equipo que quisiera ganar el anillo", se soltó ambicioso, visceral, quizá irreflexivo, como es él, para lo bueno y para lo malo. Los Nets tienen ahora entre manos un arma letal, un caballo de carreras con un fusil milimétrico al que deberán domar y colocar sobre un campanario. Por ahí puede comenzar a edificarse una sólida carrera en tierras americanas. Por cómo era, generoso en la entrega, sincero y baskonista, pese a todo lo que he podido rajar en estos años, se lo deseo de corazón.

Os dejo un vídeo que he rescatado en el que se reflejan algunos de los motivos por los que creo que Teletovic puede llegar a disfrutar de una próspera carrera en la NBA. Echando la vista atrás, nos ha hecho disfrutar del baloncesto. Good luck Mirza!




14/9/12

Dusko no entiende de matemáticas

El técnico montenegrino tiene la llave para lograr que un plantel individualmente discreto pueda dar la cara como colectivo ante los grandes presupuestos de ACB y Euroliga



Ronda por Vitoria cierta sensación de incertidumbre en torno a la configuración de la plantilla del Caja Laboral. El aficionado medio quiere creer, como cada año por estas fechas, pero detecto más pruebas de pesimismo que en anteriores veranos. Con la escasa perspectiva que ofrece el hecho de no haber visto todavía jugar a la nueva versión del equipo de Dusko Ivanovic, voy a emplear este rincón de reflexiones para ofrecer una primera opinión, que se convertirá en análisis cuando tenga más elementos de juicio, en torno a un colectivo que desde fuera nadie puede negar que ofrece menos certezas que sus versiones anteriores. Un equipo que da la impresión que debería ofrecer su máximo nivel y esquivar cualquier accidente para poder dar la cara ante los dos grandes presupuestos de la ACB, por no hablar ya de Europa.

La primera reflexión que me asaltó al contemplar en conjunto el plantel que había cerrado la directiva azulgrana es que este año el trabajo del entrenador va a revelarse fundamental para sacar jugo al equipo que han puesto en sus manos. Más allá de que hace apenas dos meses Josean Querejeta buscara la fórmula mediante la que consumar el relevo en el banquillo, Ivanovic vuelve a gozar de toda la confianza del club. El montenegrino tiene la llave. Siempre se ha dicho que saca el máximo partido a los jugadores que están por llegar, a los que necesitan crecer, reivindicarse. Este equipo, hoy por hoy, está repleto de ellos. Cuenta con jugadores que deben asumir el papel de líderes que se les vaticinó pero nunca llegaron a adoptar, jóvenes desconocidos hambrientos de gloria, veteranos curtidos en mil batallas que regresan en busca del pasado e incluso alguno que ha peleado contra la terca realidad para gozar de una segunda oportunidad entre los mejores.

El nuevo proyecto del club vitoriano nace huérfano de dos referentes a los que se tendrá que buscar relevo en el vestuario. El Baskonia ha vivido este verano la marcha de otros dos iconos. Y aunque ya no resulta una novedad, porque se ha convertido en un doloroso hábito, más allá de su aportación sobre el parqué, deja huella en el cambiador, donde se debe de estar estableciendo en estos días de incorporaciones un proceso de fricción de las placas que debe dar como resultado el nuevo orden jerárquico. La salida de Prigioni y de un Teletovic que era más capitán por su voluntad que por su capacidad de líder sitúa en el disparadero a hombres como Fernando San Emeterio o Brad Oleson, dos veteranos en la plantlla que han quedado en primera línea de fuego. Por suerte para ellos, ya que ambos se sienten más cómodos en sus respectivos papeles secundarios, han llegado jugadores capacitados para dar un paso al frente. Me refiero, sobre todo, a Andrés Nocioni y Carlos Cabezas. Del argentino poco se puede descubrir. Ídolo en Vitoria, su carácter ha alcanzado cotas de leyenda a ambos lados del charco. Uno de los componentes de la más orgullosa de las generaciones del baloncesto mundial, una Argentina eterna que se resiste a aceptar el paso del tiempo, regresa a casa con la misma implicación visceral que lo ha acompañado a lo largo de su carrera tanto en la ACB como en la NBA. Cabezas, por su parte, puede ejercer el papel de líder que ya tuvo en su época de Unicaja.

La importancia de Cabezas

El fichaje del malagueño ha resultado una maniobra mucho más acertada de lo que pudiera parecer por parte de la entidad de Zurbano. Cabezas viene a ocupar el espacio de Pablo Prigioni, un cometido complicado pero que puede lograr a poco que se gane la confianza del técnico. Desde luego, tiene muchas más papeletas para ejercer un papel similar al del timonel de Río Tercero que cualquiera de los bases -americanos o no- que pululaban a mediados de agosto en un mercado en el que cada vez hay menos gangas. Con casi 32 años a sus espaldas y una carrera jalonada de títulos, el andaluz debería contemplarse como el fichaje estrella de un verano que ha resultado realmente complicado. A Cabezas se le va a pedir mucho. He ahí la relevancia de su contratación. No sólo sobre la cancha. Se le va a exigir liderazgo. A expensas de que se cuele en la lista algún invitado inesperado, en este sentido Lampe parece más capacitado que Nemanja, da la impresión de que el base costasoleño será uno de los pesos pesados del nuevo plantel, junto a los ya mencionados Nocioni, San Emeterio y Oleson. La definición de los roles no me parece una cuestión baladí. De hecho, no lo es. Puede llegar a determinar el éxito o fracaso futuros de cualquier grupo, deportivo o no.

A partir de ahí, del acoplamiento del nuevo rompecabezas, cabe evaluar el potencial real del equipo azulgrana. Tanto desde un punto de vista individual como colectivo detecto bastantes carencias, algunas cosas sostenidas por alfileres y varias incógnitas, pero asimismo una plantilla con una tremenda versatilidad, capaz de ofrecer infinitas soluciones a un técnico que esté abierto a mostrar cierta flexibilidad táctica. A todo el que me ha preguntado estas últimas semanas sobre el equipo y sus posibilidades reales le he respondido lo mismo: intuyo que a este Baskonia le tiene que salir todo perfecto para poder siquiera llegar a dar la cara ante los grandes presupuestos nacionales y continentales. Y no me salgo de esta idea. Cualquier lesión mal parcheada, cualquier fichaje que salga rana o al que Ivanovic coloque prematuramente una cruz pueden resultar fatales este curso. Con todo el equipo en buen estado físico, puede tener opciones de dar guerra, aun con sus limitaciones. Si se van cayendo piezas por el camino, un nuevo año de sequía estará asegurado. Más aún si alguna de las piezas es una de las maestras, como Lampe, destinado a convertirse en el principal recurso ofensivo del equipo. El polaco dinamitó con su lesión de cadera los planes del ejercicio precedente, cuando ya el club tuvo que hilar fino con el presupuesto para fichajes y compuso otro plantel ajustado. Y esta protusión -o protrusión- discal que lo va a mantener un par de semanas en el dique seco supone un problema de grandes dimensiones para Ivanovic y el club. No por la relevancia de los partidos que están por delante, sino porque saca a la luz las costuras de un plantel con un juego interior tremendamente reducido.

Milko Bjelica y Tibor Pleiss, dos suplentes, aparecen en estos momentos como los dos únicos interiores puros de un equipo que se supone pretende aspirar a los títulos. Más allá de que tanto Nemanja Bjelica como Nocioni puedan arrimar el hombro y ambos acaben asumiendo muchos más minutos de cuatro de lo que sería deseable, parece evidente que sin Lampe el potencial en la pintura del cuadro azulgrana resulta tremendamente reducido. Y eso no sólo lo veo yo, ni tú. Eso lo ve también Querejeta, que había previsto aguardar un tiempo para cerrar la contratación de un cuarto interior pero que ahora sondea el mercado en busca de algún temporero que pueda ofrecerse como colchón -como lo fueron Rancik o Pietrus- ante posibles accidentes de esta índole. En el mercado, sin embargo, hay lo que hay, que no es mucho. Así que el aficionado azulgrana haría mejor en rezarle a San Prudencio para que los referentes de la actual plantilla no se lesionen que en comenzar a barajar uno u otro nombre como posible gran solución para todos los males, algo que por cierto gusta mucho por estos lares.

Las incógnitas de Rochestie y Causeur

Cabezas, a quien ya digo que considero como un fichaje acertadísimo, estará acompañado en la dirección de juego por Taylor Rochestie, una de las grandes incógnitas para mí. El jugador de pasaporte montenegrino tiene que adaptarse a un nivel de baloncesto superior. Tiene cualidades incluso para poder convertirse en una de las grandes revelaciones de la temporada en la ACB, pero también papeletas para pagar el peaje de la adaptación. La liga francesa no es la ACB ni la Euroliga, aunque en el Preeuropeo ha demostrado capacidad para guiar con mano firme a una selección a priori de segunda fila como Montenegro, que a la postre se ha convertido en una de las grandes sensaciones. Lo de Heurtel, a quien el club está colocando en el escaparate en el Torneo de Angers, es cuestión de tiempo. El club no quiere asumir una ficha tan alta de un jugador con un rol tan residual en la configuración del proyecto. Es más, seguramente ni siquiera pueda hacerlo sin que eso suponga comprometer otros movimientos. Así que, si no se logra la cesión, es probable que se fuerce la rescisión de un contrato que todavía le une por tres temporadas al Baskonia. El galo podría acabar convirtiéndose en un caso similar al de Musli, otra apuesta fallida.

En el perímetro es donde más garantías arroja el nuevo proyecto blaugrana. O donde más posibilidades, incluso con sus carencias o las dudas que pueda generar el rendimiento de alguna de sus piezas. Ivanovic dispone de cinco exteriores, que además ofrecen un sinfín de combinaciones a las que se puede echar mano en función de la situación del partido. El principal problema radica en saber cuál de ellos dará un paso adelante para convertirse en referente ofensivo. Xavi Pascual ha sublimado el baloncesto coral, donde queda confirmado que es más productivo disponer de seis jugadores que anoten diez puntos por partido que de dos que metan treinta. Pero en este Baskonia, con un Teletovic que el pasado año fue su principal puntal, hace falta identificar las cuotas de producción ofensiva de cada uno de los componentes del plantel. Lampe, como ya he señalado, será protagonista sin duda en esta faceta. Tiene talento y físico para dominar ante cualquiera de los pívots de los mejores equipos de la competición doméstica. A partir de ahí, se me antoja necesario que Nemanja confirme las excelentes sensaciones que arrojó en el tramo final de la pasada ACB. Teniendo en cuenta que tanto Nocioni como San Emeterio pueden asuir sin apuros su cuota, queda saber si definitivamente se puede superar la maldición de los escoltas. El equipo azulgrana ha vagado sin killer desde la marcha de Igor Rakocevic. Eso se paga. Va a ser el cuarto ejercico de Brad Oleson en el club. Un jugador más valorado por los técnicos que por la afición, que siempre le exige un poco más, va a tener como complemento a otra apuesta del club. Fabien Causeur ha demostrado durante su carrera que sabe anotar, los técnicos con los que he hablado sobre él me han dado excelentes referencias, pero al igual que Rochestie tiene la amenaza de la adaptación como la espada de Damocles pendiendo sobre su pescuezo. Puede que lo acuse, o puede que no y se convierta desde la primera jornada en una de las grandes sorpresas del torneo. Es sólo una de los muchos factores que este Caja Laboral necesita que funcionen a la perfección para aspirar a dar la campanada.

Antaño funcionaron. Y en muchas ocasiones gracias al chef que debe cocinar esta receta. Está claro que el combinado azulgrana tiene muchos detalles mejorables, desde un punto de vista individual, en un somero análisis de las piezas, que puede resultar relevante pero no determinante. En la mano de Dusko Ivanovic está sacar de esto un equipo con capacidad para competir ante los dos grandes clubes futboleros y también, en un año de aparentes resurrecciones, ante los dos interesantes proyectos que han conformado en Valencia y Málaga. A primera vista, en este primer acercamiento y sin haber tenido ocasión de ver en vivo al equipo, mantengo que necesitará que todo salga rodado para estar siquiera en la pelea. Dos y dos, eso lo tengo claro, son cuatro, pero Dusko Ivanovic no entiende de matemáticas y ha demostrado en más una ocasión estar capacitado para obrar milagros de panes y peces para demostrar que son cinco. El montenegrino sabe de baloncesto, que no es una ciencia exacta, como ya quedó claro el pasado año con el triunfo de Olympiacos en la Euroliga, u otras tantas veces en la historia de este deporte. A eso se aferra el baskonismo. A eso me aferro yo mismo, que estaba en primera fila cuando el club apostaba por el relevo de técnico. En las circunstancias actuales, con lo que hay, Ivanovic se me antoja como uno de los más capacitados para convertir en un equipo con mayúsculas a este grupo de jugadores. Si no puede Dusko, ¿quién podría?

11/9/12

La marca ACB

El basket español demanda un mayor esfuerzo de imaginación y de búsqueda de iconos para abandonar el ostracismo al que se ha visto condenado en los últimos años, tendencia que amenaza su viabilidad futura


La ACB vive tiempos oscuros. La discutible gestión de los derechos televisivos, que va a saldarse con un acuerdo de caridad, abre muchas incógnitas en torno a la figura de Albert Agustí, el tipo que llegó al organismo con el objetivo de modernizar su gestión y optimizar la captación de recursos. Apenas un año después de la remodelación que se produjo en la cúpula, crecen los rumores en torno a la existencia de una corriente que aboga por un nuevo relevo. La ACB no está sabiendo venderse. Condenada a un cada vez más evidente ostracismo mediático, está pagando el peaje de una política de marketing impropia de unos tiempos en los que el producto con el que cuenta da la impresión de que podría arrojar unos resultados mucho mejores.

Los datos de audiencias de los partidos de baloncesto de los pasados Juegos Olímpicos de Londres demuestran que hablamos de un deporte de masas, o potencialmente de masas. En España existe cierta tradición baloncestística, por mucho que hablemos de un país que cuando ve un balón tiende más a patearlo que a cogerlo entre las manos. Mucho puede debatirse sobre los registros de las retransmisiones de los partidos de la selección. Hay diferentes teorías. Y seguramente todas tendrán su cuota de fundamento. Por un lado, claro está, no todos los que siguieron al equipo español en el torneo olímpico pueden contarse como consumidores habituales de baloncesto. El evento en sí, los Juegos Olímpicos, tienen suficiente tirón como para garantizar cierta cuota de atención. Es más, más allá del baloncesto, otros deportes con escasísimo seguimiento mediático registraron interesantes números en cuanto a audiencia. El motivo parece claro: cualquier deportista español, por desconocido que fuera él o el deporte que practicaba, tenía garantizado el apoyo. Sin embargo, ningún otro acontecimiento se aproximó a los datos que arrojó la final entre Estados Unidos y España, seguida por más de 5,4 millones de personas, cantidad que ascendió a los casi 5,7 (46,1% de share) en el momento de la entrega de medallas.

Los datos resultan elocuentes como para poder afirmar que el baloncesto tiene tirón. El baloncesto bien vendido, apoyado por los medios y mimado por el canal que posea sus derechos. De lo contrario, se convierte en un producto residual, amenazado. Existe en los grandes acontecimientos del baloncesto un innegable efecto de préstamo. Podríamos decir que muchos de los que siguieron las evoluciones de los Gasol, Navarro y compañía en Londres son ajenos al devenir diario del deporte de la canasta. Muchos llegan del fútbol y otros, simplemente, son amantes del deporte y habituales de las grandes citas. No es muy diferente el caso de la última final liguera, en la que muchos años después volvieron a jugarse el título los dos equipos futboleros, con un reflejo claro en las cifras de seguimiento. El reto de la ACB, que en realidad no ha variado en exceso en estos últimos años, vuelve a centrarse en buscar métodos para que esos aficionados prestados se sumen definitivamente a la decreciente, por mucho que duela, masa habitual del baloncesto en este país.

Un país en el que el fútbol es religión

La ACB hace muchas cosas bien. Seguramente, en aspectos relacionados con la comunicación, con el trabajo para ofrecer contenidos de calidad, se encuentra a años luz de la LFP. El problema es que, en España, el fútbol se vende solo. Es religión. Son millones los que profesan el credo de una competición que, por otro lado, debería perder atractivo ante la manifiesta pérdida de competitividad que viene padeciendo en estos últimos años de bipolaridad. El problema es que incluso su defecto ha acabado por convertirse en virtud. La gente asume que se trata de un mano a mano entre dos equipos, todo bien envuelto por una inmensa mayoría de los medios que encuentra en esta fórmula importantes réditos.

A la ACB le falta osadía. Le faltan iconos, héroes. Para el profano, el que quizá se siente ante el televisor si en el zapping se topa con un partido de Rafa Nadal o una carrera de Fórmula Uno, se percibe como un torneo demasiado gris, aséptico, extraño y poco atractivo. Organizativamente, y en otros muchos aspectos, el baloncesto podría dar muchas lecciones al fútbol, le podría sacar los colores, pero queda claro que no va de eso. El deporte es un espectáculo. Y el fútbol, con todos sus defectos, imperfecciones y polémicas, ha conseguido calar mucho más hondo en una sociedad que ha cambiado mucho en los últimos años, que reniega de los análisis sesudos, de los esquemas, las tácticas y los conceptos para fijarse única y exclusivamente en el show. Aunque se podría entrar a estudiar sobre si se trata de un caso en el que la pescadilla se muerde la cola, la gente quiere lo que los medios le ofrecen. Y los medios ofrecen a la gente lo que quiere. Y suele ser algo sencillo, llamativo, en absoluto próximo a la equitativa asepsia con la que se pretende vender la ACB al aficionado al deporte.

El mercado es el que es, y en un país donde el fútbol lo fagocita todo, se presume fundamental un mayor esfuerzo, un ejercicio de imaginación y de modernización desde el punto de vista del marketing que le permita aprovechar los nuevos formatos para ganar en imagen y presencia. El baloncesto ha caído en picado en la jerarquía informativa de los mass media en apenas una década. La mayor parte de los periódicos, radios y cadenas de televisión nacionales apenas lo respetan. Es evidente que en los medios de Vitoria el Baskonia es una religión, que mancha más papel y ocupa más minutos de radio que cualquier otro deporte, como en Málaga el Unicaja, en Zaragoza el CAI , en Santiago el Obradoiro y el resto de equipos en sus ciudades, dependiendo en muchos casos de la magnitud del club de fútbol con el que compartan reparto. El problema es que, por unos u otros motivos, el baloncesto español no vende en España. O al menos no lo suficiente como para que los medios nacionales le dediquen ya no recursos, sino un mínimo espacio. En las redes sociales he leído con frecuencia las protestas de los aficionados más fieles en torno al absoluto desprecio que algunos medios le dedican a la ACB y sus diferentes competiciones. Es paradójico el caso de los programas deportivos de media hora que un par de cadenas han popularizado con relativo éxito. No hay espacio para el basket en ellos. Es más, si lo hay, suele verse reducido a una mera emisión de highlights de la jornada de la NBA. Porque ese es otro problema añadido al que se enfrenta la ACB: la competición estadounidense le está comiendo terreno en España.

La NBA, más competencia 

En este sentido, hay dos aspectos que parecen determinantes para entender este retorno de la NBA al primer plano en España: la pujanza del patrocinador, un banco español que ha sabido emplear con habilidad su inversión para garantizar la visibilidad, y la presencia de algunos de los mejores jugadores del baloncesto español (sobre todo los Gasol y Ricky Rubio). Porque la NBA, al contrario que la ACB, hace mucho que entendió que lo que venden son los iconos. En USA se buscan y se explotan. Y además se hace sobre la marcha y con una visión global que en ocasiones asusta. No hace falta irse muy lejos. Basta con estudiar el fenémeno Linsanit' que vivimos hace sólo unos meses y su repercusión a nivel mundial.

¿Es culpa de los medios que la ACB esté perdiendo ese terreno en el ya ajustado segmento destinado en el espectro mediático al baloncesto? ¿Es de la organización, que no sabe vender su producto? ¿Del propio producto? ¿De los clubes, que no acaban de ofrecer todas las facilidades o poner todo de su parte? Hay un poco de todo. Pero insisto que en la ACB hay cosas que se hacen bien y otras, sobre todo desde el punto de vista del marketing, de la publicidad y la promoción, que se podrían mejorar, y bastante.

A la ACB se le achaca que no tiene una oficina en Madrid, que está centralizada en Barcelona. En un país tan dividido, no me parece una cuestión baladí. Sin embargo, no es tanto la relación con los medios, sobre todo nacionales, como otros aspectos nucleares lo que pide a gritos una revisión urgente. Hemos entrado de lleno en una nueva era. El consumidor de baloncesto, por perfil y necesidad, siempre ha sabido buscarse las habichuelas para acceder a la información que no llegaba por los canales mainstream. El social networking, el marketing de contenidos, el fenómeno de los productos virales, conceden enormes posibilidades para abrir camino al producto. Pero para eso, claro está, además de una visión mucho más imaginativa, hace falta un buen producto, y no hablo de nivel de la competición sino del nivel mediático de sus iconos.

Un periodismo de iconos

Hace ya un tiempo que el periodismo deportivo ha mutado, al menos en este país -diría que a nivel mundial-, para convertirse en un periodismo de referentes Se trata, más que de cualquier otra cosa, de entronizar a determinadas figuras, que son los que de verdad copan un elevadísimo porcentaje de la atención de los medios. Se puede decir que la mayor parte de radios, televisiones y periódicos dedica casi todo su espacio deportivo al fútbol. Pero sería faltar a la verdad. En realidad ya ni siquiera se habla de fútbol, o se habla lo justo. Se habla del Barça y el Madrid. Hace algún tiempo, tomando una caña con un compañero de un medio de referencia de la capital, me surgió la duda razonable. Él sostenía que en los espacios deportivos de las televisiones se registraban importantes picos de audiencia cuando se ofrecía, sobre todo, información del Madrid. Por intrascendente que fuera. Seguramente será así, no lo discuto. Y sin entrar en si en el deporte se ha llegado a reproducir el síndrome de Belén Esteban, si han sido los medios los que han conducido a la audiencia hacia este punto, lo que resulta evidente es que se habla de pocas cosas que parecen tener mucho tirón. La Fórmula Uno, no nos engañemos, no interesa. Interesa Alonso. Y a partir de ahí, podemos extrapolar este modelo para señalar a Alberto Contador, Rafa Nadal o Pau Gasol, que es un jugador de baloncesto pero curiosamente su éxito no arroja dividendos mediáticos a la ACB, que está obligada a abrirse hueco en este nuevo modelo.

La ACB debe buscar su propio star system, su elenco de héroes, de iconos. Y a partir de ahí desarrollar una estrategia de marketing de contenidos mucho más agresiva, con productos propios, llamativos, que le permitan explotar por otras vías (mientras los medios tradicionales no le concedan el espacio que a juicio de muchos merece) el empuje de esas figuras. Una vez más, el modelo está al otro lado del charco. La NBA es el espejo en el que mirarse. Por supuesto resulta demasiado pretencioso ambicionar que la ACB de la noche a la mañana pueda siquiera acercarse en esto a una de las maquinarias mejor engrasadas del planeta. Sin embargo, en un momento tan delicado como el que atraviesa el deporte en general, con la huida de patrocinios que se ha generado a raíz de la crisis y las dudas que ha generado el oscurantismo reinante en cuanto a la negociación del nuevo contrato televisivo, se trata de reaccionar o morir.



Es curioso que la FEB, donde seguramente las cosas se hacen mucho peor, sí ha sabido dar con la fórmula. Da igual que las competiciones dependientes de la organización se encuentren bajo mínimos, con una LEB Plata de apenas once equipos y con muchos equipos mendigando patrocinios. José Luis Sáez ha entendido que lo que debía vender de su gestión era el éxito de las selecciones, hasta el punto de que -ayudado por unos medios de comunicación a los que ha sabido dar lo que demandaban- ha creado esa imagen de marca ÑBA que tanto atrae desde un punto de vista del espectador neutral. Juan Carlos Navarro juega en el Barça, San Emeterio en el Baskonia, Claver hasta hace nada en el Valencia. Sin embargo, la ACB no ha sabido explotar sus figuras como lo ha hecho la FEB.

Recuerdo hace algunos años que la ACB amagó con tratar de generar ese sistema de estrellas icónicas. De un modo tímido y sin el impacto que se le podría exigir. Quizá algunos recordéis aquella campaña de 'Tiempo de Magia', en el que se crearon caricaturas de algunos jugadores de los principales equipos de la competición convertidos en superhéroes. Fue lo más próximo que recuerdo a una iniciativa real para tratar de explotar el elenco de estrellas con el que cuenta o contaba la liga. Y es que el drama con el que se encuentra ahora la ACB es con que debe enfrentarse a estos retos, urgentes, inaplazables, justo en un momento en el que se ha visto severamente golpeada por la crisis, el nivel colectivo parece bajar y muchas estrellas han huido en busca de más dinero a otras competiciones.

4/9/12

La era del postperiodismo




Esto podría interpretarse como una llamada de auxilio, pero no es lo que busco. Podría entenderse como un aviso para navegantes, aunque no es mi intención. No pretendo desarrollar un análisis sesudo sobre la evidente podredumbre que de un tiempo a esta parte viene padeciendo el periodismo. Nos llevaría horas. Ni siquiera aspiro a exponer los efectos que puede llegar a tener en la sociedad lo que considero la derrota definitiva de un modelo social de la información. Son sólo una serie de ideas, unas cuantas reflexiones que me asaltan y así, a vuelapluma, he sentido la necesidad de poner negro sobre blanco para el que le apetezca pensar un poco sobre el destino que le espera a una sociedad sumida en una profunda crisis -más de valores que de dineros- ante el progresivo deterioro moral de los que se suponen sus guardianes.

Tiene el periodismo, como profesión, un cierto componente romántico, robinhoodiano, que se ha ido diluyendo sin remisión en los últimos tiempos. Es el periodista (o debería) un justiciero en potencia, que cuenta con el poderoso arma de la palabra y que contrae un compromiso con la sociedad. O al menos lo era. O lo fue. No sé decir hasta cuándo. Pero está claro que de eso hace un tiempo. En un mundo donde hasta la política está sometida a los poderes económicos, algo que cada vez resulta más patente pero que se asume con la naturalidad de la más incomprensible de las resignaciones, los medios han acabado sometidos y han abandonado ese cometido de buscar la justicia, esa vilipendiada objetividad, para entregarse a los brazos de unos intereses que ni están en la sombra ni falta que les hace.

El periodismo ha cambiado porque tenía cambiar. Ha cambiado porque la sociedad ha cambiado. No sé si la sociedad cambió el periodismo o fue al revés, pero lo que resulta evidente es que en el trasvase de lo analógico al mundo digital ha abandonado por el camino gran parte de su esencia. La polarización de los medios y sus audiencias resulta insultante en España. Los periódicos, las emisoras de radio, las televisiones y los portales de internet dependientes se han convertido en muchos casos en instrumentos. Más preocupados en adaptar el mensaje, en dirigirlo hacia unas conclusiones preconcebidas, que en transmitir la realidad tal y como es a una audiencia predispuesta. Se habla de la crisis del periodismo, y hay gente a la que se le llena la boca cargando contra los profesionales del gremio, pero en esto quizá muchos deberían actuar con cierta autocrítica. Una inmensa mayoría de los receptores parece tan alineada que a la larga reacciona incluso con ira cuando el mensaje no les encaja. El consumidor de información -o una gran parte- parece cerrado a asumir que las cosas pueden chocar con su visión del mundo. No sé si es extraño o no en un país con tan escasa tolerancia, en un rincón del mundo tan dividido, pero hace bastante tiempo que me asalta la convicción de que mucha gente está más interesada en que le digan que las cosas son como le gustaría que fueran antes de que le digan cómo son en realidad. A veces, muchas veces, la realidad provoca frustración. El problema es que regalar el oído, vender un mundo tan idílico, en el que los propios son los buenos y los otros unos demonios, genera modelos sociales tan intolerantes que a la larga puede resultar incluso dañino para un sistema democrático, donde la gente acaba por quedar inamoviblemente alineada.

Los 'míos' y los 'otros'

Por supuesto, los medios, como empresas, sacan partido a esta situación. No sé decir si la han creado o si simplemente la fomentan. Un periódico no es una ONG. Trata de vender el mayor número de ejemplares, de obtener tantos ingresos publicitarios como sea posible. Y ahora mismo no resulta sencillo ni una cosa ni la otra. El pragmatismo monetario ha supuesto la puntilla, ha aniquilado definitivamente los valores, ha pisoteado el compromiso social. No es complicado entender que hoy en día el perfil del lector de cualquier diario se sale muy poco de los márgenes de su línea editorial. Lo de las radios resulta todavía más llamativo. Basta con cotejar las llamadas de sus oyentes. De normal laudatorias todas ellas. Hay gente, cada vez más añadiría, que ni siquiera concede una oportunidad al resto de alternativas. En una sociedad acomodada y acomodaticia, una vez más se huye de esa frustración, de las dudas, de las preguntas incómodas que ponen en entredicho lo que cada uno da por seguro.

Audiencia y medios han radicalizado sus posturas. No hace muchos años la situación era bien distinta. No quiero decir con esto que cada medio no tuviera su línea editorial, su orientación, porque siempre las han tenido y las tendrán. Cuestión de pluralidad. Que se analice la realidad con uno u otro prisma no quita para que no se pueda relatar tal y como es. Aunque aquella difusa frontera que separaba información de opinión quedó enterrada por los espaldas mojadas de esta profesión hace demasiado. En cualquier caso, recuerdo los tiempos en los que la gente que quería estar bien informada contrastaba diferentes opciones, allí y allá, para estimar los matices de los grises. Ya ni siquiera hay grises. Ahora se va del blanco al negro. Es tal la distancia que existe entre las diferentes realidades que se exponen, que asusta. Y asusta aún a los que -creo que somos todavía unos cuantos- con conocimiento de causa nos mantenemos -o al menos lo intentamos- en una necesaria equidistancia. Incluyo la conciencia en esta ecuación porque un importante segmento de la población no percibe las orejeras que le impiden observar la realidad. Aunque los peores, sin duda, son aquellos que sabiendo que existen otras verdades las rechazan de manera sistemática.



Cada medio vende su película. Sin antifaces. Sin disimulos. La mujer del César ni necesita ser honrada ni parecerlo. ¿Para qué? Las tertulias televisivas o radiofónicas concentran a opinadores alineados, reunidos en torno a un discurso monocorde que arrincona, cuando no desprecia de plano, la duda razonable, la teoría alternativa. En muchos periódicos se sigue esa misma tendencia con los articulistas. Eso resta credibilidad. La pluralidad garantiza cierta higiene mental, y el lustre de determinados espacios televisivos o radiofónicos dependía de esa macedonia de ideologías. Eso también quedó atrás. No sabría decir en qué momento. Lo que sí recuerdo es que lo asumí hace algunos años, diría que seis o siete, un mediodía en el que se había producido una noticia relacionada con la política vasca (¿el penúltimo alto el fuego de ETA?) y en una emisora entraron hasta siete protagonistas de un mismo partido político, más algún otro de la cuerda. Ahora no creo que eso sorprendiera a nadie.

Activistas monocromáticos

Los medios han pasado de tener una determinada orientación editorial a convertirse en meros instrumentos. No me refiero sólo al periodismo político. Se percibe también, y de una manera cada vez más acuciada y delirante, en la prensa deportiva. Pero puede aplicarse a las publicaciones o espacios económicos, culturales... Esta tendencia podría resultar más o menos alarmante desde el punto de vista de los medios y su línea editorial. El problema llega cuando el periodista lo asume como propio, cuando se convierte en un mero activista. En un contexto como el actual, con audiencias deseosas de arengas que les regalen los oídos, ávidas de confirmar sus convicciones más atávicas, esas figuras acaban convirtiéndose en fenómenos sociales. Amados y odiados, según orillas, a partes iguales. Aparecen personajes que devoran a los profesionales que en muchos casos asumen con gusto el papel de alborotadores, de milicianos. La rueda no para de girar y este sistema se retroalimenta, más todavía cuando el periodista, algo muy en boga, abandona su papel de mensajero con el ánimo de convertirse en parte protagonista.

Un periodista debe estar cerca de la noticia. Un periodista debe tener contacto con las fuentes. Mi primer maestro (he tenido muchos y aún encuentro cada día unos cuantos) me dijo una frase que me quedó grabada: "Un buen periodista debe saber mucho, pero contar sólo el veinte por ciento de lo que sabe". Y para saber mucho, está claro que conviene estar próximo a los protagonistas, que en ocasiones pueden convertirse en amigos por el roce. El problema llega cuando entablar esas amistades se convierte en el fin. Cuando el periodista se convierte en un pasabracero y compromete su libertad para contar las cosas como son. Esto pasa mucho. Lamentablemente, cada vez más. Es otro síntoma del enfermo. Luego están los que creen que lo único válido para parecer independiente y fiable es ir a la contra por norma. El periodista cínico, escéptico irredento, tampoco es mucho mejor. Sobre todo porque muchas veces su propia necesidad de desacreditar todo, su carencia de empatía, empaña su visión. Me atrevería a decir que a veces esa misantropía, esa ansiedad por poner en duda todo, está incluso reñida con esta profesión. Pero ese es otro asunto y este post se está alargando más de lo que me habría gustado.

Muere el papel, muere el periodismo

Hace más de una década que se viene preconizando la muerte de los medios impresos. Recuerdo que cuando se extendió el uso de internet, a finales de los noventa, los gurús afirmaban que acabaría en muy poco tiempo con los periódicos. Al final, internet no asesinó a los periódicos. Simplemente les inoculó un veneno que los está matando lentamente, en parte por la escasa capacidad de adaptación que están mostrando sus gestores a la hora de ajustarse a la nueva realidad, pero principalmente por la mutación que ha experimentado su público objetivo. Las nuevas generaciones no consumen periódicos en papel. Es difícil encontrar personas por debajo de la treintena que tengan el hábito de comprarlos a diario. En realidad, los jóvenes y adolescentes ni siquiera consumen periódicos digitales. Nos estamos convirtiendo en lectores de titulares, y eso no ha pasado tampoco desapercibido para los que sí han sabido trasladar a la red el modelo de los medios tradicionales. El tiempo que de media se dedica a cada artículo en los medios digitales tiene muy poco que ver con el que se destina a la lectura en papel. Se reduce el tiempo, se reduce la profundidad de la información. Esto es así, por mucho que los grandes defensores de los nuevos formatos pretendan defender lo contrario. Y lo será mientras los medios tradicionales no asuman el reto de mudarse de una manera decidida y definitiva al universo digital. El problema es que, por el momento, no se ha dado con la fórmula de negocio adecuada para que las grandes redacciones de profesionales de la información resulten verdaderamente rentables en el formato digital.



Los experimentos de comienzos del presente siglo, cuando la mayor parte de los periódicos apostaron por blindar sus ediciones digitales y cobrar por el acceso a la información se revelaron como apuestas fallidas. En los últimos tiempos se han lanzado fórmulas mixtas, pero no acaban de consolidarse. Los usuarios de la red, esta nueva generación digital, consideran que no es necesario pagar por la información. En parte porque en la red conviven y surgen prácticamente cada día centenares de medios, algunos de mayor fiabilidad que otros, que confirman la idea de que internet ha democratizado hasta el extremo la información. Sin embargo, la calidad global decae y salvo contadas excepciones son muy pocos -en cualquier materia- los portales que ofrecen garantías y un mínimo nivel de credibilidad.

Sin periodistas no habrá periodismo. La crisis de los medios, más acuciada si cabe en los periódicos que en radio y televisión, amenaza con reducir a la mínima expresión las ofertas de información de calidad, que ofrece alternativas a las versiones oficiales y ahonda en los porqués. Los problemas de liquidez de las empresas periodísticas están provocando una escabechina en el gremio. En los últimos años, salvando la construcción, ningún otro sector ha registrado tanta destrucción de empleo. El resultado se deja notar: cada vez menos personal en las redacciones, lo que genera a su vez una precarización del producto. Para hacer buen periodismo hace falta tiempo y talento. Los medios tradicionales, en su afán por sobrevivir ante la amenaza de la fast food digital se han traicionado al renunciar a los estándares de calidad que podían permitirles discutir las nuevas fórmulas. Ningún papel puede competir en inmediatez con la red. No basta con exponer el día a día, porque para eso ya está -y mucho antes- internet. Los periódicos gratuitos, nacidos con vocación de ofrecer ese mínimo de información diaria, han acabado por naufragar precisamente porque no aportaban ningún elemento de valor añadido.

En busca de la fórmula de negocio

La cuestión radica en que en esta tesitura, nos encaminamos a una situación límite para el periodismo profesional. Sin una fórmula viable desde el punto de vista económico, ni una firme intención de afrontar decididamente el trasvase -la mayor parte de los diarios regionales puede llegar muy tarde-, el panorama se presenta oscuro, más aún en un país donde el resto de medios (radios y televisiones) han despreciado en cierta medida sus ventajas temporales y en la mayor parte de los casos han dejado que sean los medios impresos los que marcaran la agenda informativa. Y no me refiero en este apartado a la información deportiva, que para el tema capital que nos ocupa puede considerarse, aunque no lo sea, secundario. En las radios, puedo aceptarlo, se han dado más excepciones, centralizadas además en determinadas cadenas. En muchos casos más de declaraciones relevantes que de temas de impacto. Pero lo de las televisiones, en unos informativos que se han nutrido de información meteorológica, piezas de relativa curiosidad estética y sucesos, es grave. La calidad periodística que se ha ofrecido en los últimos años deja mucho que desear. Con todo el respeto del mundo, pero no recuerdo la última vez que un canal de televisión lanzó un scoop que luego acabaron recogiendo radios y periódicos.

El universo 2.0, la social networking, ha abierto un nuevo universo de oportunidades y ha revolucionado, a mi modo de ver para bien, el mundo de la información. Pero internet es un formato, uno más y seguramente el que acabará imponiéndose a todos los demás. No se puede permitir, no obstante, que el periodismo tal y como lo hemos conocido se descomponga hasta desaparecer. Porque entonces, como ya percibo que comienza a suceder, podemos encontrarnos en un océano de contenidos vacuos, de perfil bajo, incapaces de ofrecer el más mínimo contrapeso a los posibles abusos que puedan derivar del completo derribo de las barreras que antes existían entre emisores y receptores. He vivido al otro lado y conozco la facilidad con la que cualquier contenido puede extenderse por la red sin el menor tratamiento o manipulación. Sin mensajero, sin analista, puede llegar a instaurarse una dictadura de los contenidos institucionales, que no supondría más que llevar al extremo esa tendencia a reforzar las ideas que cada uno tiene porque buscará la información directamente de las fuentes que considera de confianza. Así, empresas, partidos políticos, artistas o clubes deportivos lo tendrán fácil para dirigirse -una vez más- a quienes quieran escucharles, que serán básicamente los que ya se han polarizado en sus direcciones. Hoy en día basta con tener una mailing list de calidad para esparcir cualquier contenido. Hay centenares de páginas, algunas incluso de medios de comunicación de cierto prestigio, que se dedican a publicar sin demasiados miramientos notas de prensa y teletipos.

Vivimos un momento determinante para el periodismo. Y las cartas no pintan bien. Pero esa amenaza no pende exclusivamente sobre las cabezas de los que nos ganamos el pan con este por otra parte maravillosa profesión. Teniendo en cuenta el camino que ha seguido esta sociedad con esa figura del vigilante, por despistado o errado que estuviera, da pánico imaginar cuál puede ser el rumbo que podría seguir si desaparece definitivamente.