29/10/12

Derrota con orgullo

El Caja Laboral confirma ante el Madrid en un duelo apasionante que en Milán ganó algo más que un partido



Había perdido el Caja Laboral en los dos últimos años la capacidad para mirar a los ojos a los que siempre habían sido sus grandes rivales por los títulos. Así que cuando arrancó el curso sólo se le exigía una cosa a la nueva versión del equipo azulgrana. Se le pedía que volviera a competir en las citas de postín, como hizo ayer en el Palacio de los Deportes ante un Real Madrid que acabó imponiendo su mayor fondo de armario en un duelo en el que tuvo que sudar sangre hasta la prórroga y en el que quedó constatado el paso adelante que dio el pasado jueves el equipo.

En Milán el conjunto baskonista ganó algo más que un partido. Recuperó su orgullo, la fe y las señas de identidad que de uno u otro modo han estado presentes en los grandes hitos históricos del club. El feudo del señalado por todos como gran favorito al título sirvió de escenario a la confirmación de lo que quedó apuntado tres días antes en la Euroliga. Donde antes se apreciaba un equipo que se derretía como un azucarillo cuando venían mal dadas, ahora se ve un colectivo sólido que pelea hasta el final. Más allá de cuestiones tácticas y análisis técnicos, donde también este nuevo equipo azulgrana quedaría muy favorecido en las comparaciones con sus versiones precedentes, es en su esencia, en el espíritu indomable que luce y que ayer le permitió llevar a la prórroga un partido que tenía prácticamente perdido, donde reside la materia prima de la que están hechos los sueños de una afición que tiene motivos para volver a otear el horizonte con esperanza. Con 72-61 en el electrónico y poco más de tres minutos por jugarse, cualquiera habría dado por vendido todo el pescado. Pero este Baskonia ya no es cualquiera.

Un parcial de 0-11 trasladó la inquietud a la grada y sembró muchas dudas en el conjunto que dirige el vitoriano Pablo Laso, que ayer supo de primera mano que habrá más de dos invitados al banquete liguero. Un Maciej Lampe imperial, autor de nueve de esos once puntos, certificó la remontada y tras fallar Draper en la penetración, el partido se marchó al tiempo extra con la sensación de que el Caja Laboral llegaba en mejor tendencia que su rival.

Sin embargo, quizá porque ayer no era el día, o simplemente porque la suerte fue esquiva en algunas acciones como un triple de San Emeterio que se salió tras hacer la corbata y que podría haber mantenido al Baskonia con ventaja en la prórroga, al final el duelo cayó del lado del Madrid. Aunque también en estos cinco minutos finales hubo espacio para comprobar la enorme capacidad de sacrificio y las ingentes dosis de fe que se han instalado en el vestuario baskonista. El conjunto blanco llegó a disponer de una nueva renta que parecía definitiva pero que de nuevo no lo fue.

Una canasta de Felipe Reyes, tan sobrio y dañino para el contrario como de costumbre, situó un 80-74 que parecía la puntilla definitiva para el bravo morlaco azulgrana. Pero entonces volvió a aflorar esa ración adicional de autoestima que se ganó en el Mediolanum Forum de Milán y se produjo una nueva remontada que a punto estuvo de resolver la contienda con una victoria visitante. Fueron de nuevo los que están destacando como los dos claros referentes del nuevo Baskonia, Lampe y Nemanja, quienes tiraron del carro. Cinco puntos consecutivos del poste polaco, con triple incluido, y una nueva canasta del combo serbio colocaron al Caja Laboral por delante en el marcador con un puñado de segundos por jugarse. El Madrid, hasta ese momento magistralmente dirigido por Sergio Rodríguez, volvió a dudar. Y ante la duda, buscó a Felipe y a Mirotic. El cordobés forzó una falta y anotó sólo uno de los dos tiros libres, pero el montenegrino logró con apenas cinco segundos por jugarse una canasta que dejaba el partido, por enésima vez, visto para sentencia. Sin embargo, tampoco lo estaba entonces.

El Baskonia sacó de fondo en largo y de repente se produjo un tres contra uno que San Emeterio decidió resolver con un triple. No entró. Ni tampoco los posteriores dos palmeos sobre la bocina de Nemanja que podrían haber supuesto otra prórroga. Ayer no era día para ganar. Ayer era día para confirmar que lo sucedido en Milán no fue un espejismo.


Domingo, 28 de noviembre de 2012
83-81


Real Madrid: Sergio Rodríguez (10), Rudy (2), Carlos Suárez (4), Mirotic (16) y Begic (6) -quinteto inicial- Reyes (12), Carroll (13), Slaughter (11), Draper (4) y Pocius (5).
Caja Laboral: Heurtel (2), Causeur (5), Nemanja Bjelica (25), Milko Bjelica (2) y Lampe (22) -quinteto inicial- Cabezas (2), Pleiss (4), Oleson (11), San Emeterio (8).
Parciales: 18-14, 41-32, 58-51, 72-72 y 83-81.
Árbitros: Martín Bertrán, Perea y Pérez Niz.
Pabellón: 8.368 espectadores en el Palacio de los Deportes de Madrid.

26/10/12

Vuelve el Baskonia

EL CAJA LABORAL SE SOBREPONE A TODOS LOS INCONVENIENTES Y CONQUISTA UNA VICTORIA ÉPICA Y CATÁRTICA que lo mantiene con vida en la euroliga




Hay partidos que se pueden analizar en función de los números, de las estadísticas. El que ayer tuvo lugar en el Mediolanum Forum de Milán debe interpretarse desde el plano anímico, espiritual. El Caja Laboral salvó el primer match ball de la temporada con una exhibición de orgullo y fe que permitió acariciar sabores de tiempos pretéritos. En una cita árida, muy complicada y que se fue complicando aún más conforme pasaban los minutos, el cuadro azulgrana tiró de épica y dio un paso al frente que puede marcar un antes y un después en su evolución.

El Caja Laboral, que apenas había regalado gestas de esta magnitud desde el mazazo sobre la mesa que supuso la victoria en la final liguera ante el Barcelona, volvió atrás en el tiempo para recuperar las señas de identidad que han forjado la leyenda de este club. Ayer en Milán volvió a verse al Baskonia de siempre. Un equipo que ha escrito su historia a base de exhibiciones de coraje e ilusión reapareció para acabar arrasando a su paso a un Armani Jeans Milán que inició la contienda con la ventaja anímica que suponía el hecho de recibir a un equipo muy necesitado pero que al final salió trasquilado.

Resulta complicado descifrar hasta qué punto puede influir el encuentro en el crecimiento colectivo de la plantilla baskonista. Pero da la impresión de que necesitaba una catarsis de este nivel para soltarse los grilletes y dejarse llevar. Hasta la fecha, sobre todo en la Euroliga, el cuadro azulgrana había arrojado mejores sensaciones que resultados. En Milán borró de un plumazo cualquier premisa. Explotó las virtudes que lo han convertido en un conjunto muy atractivo para su afición, creció en los aspectos en los que aún se detectan ciertas carencias y dio un paso al frente para superar las adversidades y situarse en un punto que no da la impresión de que tenga retorno.

Una acción desafortunada, una más, sirvió como interruptor para despertar del letargo al que el conjunto italiano había conducido el partido. Andrés Nocioni, pura esencia del baskonismo, se transformó en el Cid. Tras haber tirado del carro durante los dos primeros cuartos y el arranque del tercero, una colisión con mala caída lo dejó fuera de combate. Ya antes, en el primer minuto, un resbalón lo había mandado al banquillo. Pero el Chapu sabía que la de ayer no era noche para deserciones. Había que situarse en primera línea del frente y dar la cara. Nadie como él para darla.

Nocioni ganó el partido desde el hospital. Contemplar al tipo más duro que se ha enfundado jamás la camiseta azulgrana asustado en el suelo, inmovilizado por las asistencias médicas y saliendo en camilla de la pista generó mucha incertidumbre en jugadores y cuerpo técnico. El partido estaba igualado (55-50) y daba la impresión de que la marcha del argentino supondría la estocada final para un equipo que está soportando lo insoportable en una temporada en la que ya sólo falta que se venga abajo el Buesa Arena. Quedaban dos salidas: rendirse o lanzarse a la desesperada a por una victoria que resultaba obligada, mortal de necesidad. Y nadie dudó qué dirección escoger.

Ivanovic decidió soltar algo de cuerda y confiar en las escasas piezas disponibles de las que disponía, más aún después de que Oleson tuviera que marcharse por faltas. El montenegrino fió la suerte de su equipo al talento, al compromiso. Y la plantilla respondió con una exhibición de carácter espectacular.
Liderado por su capitán, un San Emeterio que ayer dio la medida que lo elevó a los altares del baskonismo para la eternidad, el Caja Laboral fue agigantándose hasta reducir a la mínima expresión a su rival. El equipo de Scariolo, sólido durante todo el partido, se vio desbordado por un torbellino azulgrana mientras el marcador, que había marchado parejo durante todo el envite, acariciaba la que cada vez quedaba más claro que iba a ser la primera victoria azulgrana de este curso en la Euroliga.

Para cuando Scariolo quiso reaccionar y devolver a cancha a sus titulares, incluido un Bourousis que retrató los problemas que sufre el cuadro vitoriano ante los grandes pívots, era ya demasiado tarde. El Caja Laboral se había transformado en el Baskonia. En el Baskonia de siempre. En el TAU de toda la vida, el de las noches mágicas. Había recobrado la esencia que nunca debió perder.

Hubo tiempo incluso para que algunos jugadores que nadaban en la intermitencia dieran un nuevo paso al frente dentro de la evolución de un equipo que requería de una dosis como esta de autoestima para empezar a acompañar de resultados las agradables sensaciones que venía ofreciendo. Todavía habrá pasos atrás y dudas, pero dentro de unos meses nos acordaremos de la noche de Milán. Del día en el que se ganó por el Chapu. De la noche en la que el Caja Laboral volvió al fin a ser el Baskonia.


Jueves, 25 de octubre de 2012
85-95


EA7 EMPORIO ARMANI: Cook (3), Langford (13), Hairston (19), Fotsis (3) y Boroussis (22) -quinteto inicial-, Gentile (10), Basile, Stipcevic (3), Melli (7), Hendrix (4) y Chiotti (1).
CAJA LABORAL: Heurtel (5), Oleson (7), Nocioni (12), Lampe (12) y Nemanja Bjelica (20) -quinteto inicial-, Cabezas (11), San Emeterio (18), Causeur (2), Milko Bjelica (6) y Sonseca (2).
PARCIALES: 19-18, 25-25, 22-22 y 19-30.
ÁRBITROS: Jungebrand (FIN), Boltauzer (SLO) y Mogulkoc (TUR). Eliminaron por faltas personales a Oleson (Caja Laboral).
PABELLÓN: Mediolanum Forum. 2.900 espectadores

23/10/12

¿La caraja del segundo cuarto?

La falta de relevo en el juego interior condena a un Caja Laboral que se ha habituado a iniciar de lujo los partidos pero que sufre cuando llegan las rotaciones



La sorpresa me asaltó mientras consultaba estadísticas para apoyar un artículo que escribía para el periódico sobre Maciej Lampe y su tremenda influencia en el juego de este Caja Laboral de comienzos de temporada (El termómetro). La nueva versión del equipo azulgrana lleva camino de reeditar lo que hace dos años se convirtió en un martirio. En las redes sociales dio lugar a muchas chanzas. El Baskonia se deshacía como un azucarillo en el tercer cuarto de los partidos. Surgió el concepto de la caraja, la caraja del tercer cuarto. Tenía su coña. Parecía divertido, pero lo cierto es que supuso muchos quebraderos de cabeza a un Dusko Ivanovic que no lograba dar con la clave para lograr que su equipo mantuviera la tensión competitiva tras el descanso. En esta ocasión los problemas llegan antes. Un equipo que ofrece una espectacular puesta en escena prácticamente en cada partido, que en algunos casos le ha permitido incluso resolver los duelos antes incluso de alcanzar el minuto diez de juego, se viene abajo cuando comienzan las rotaciones, sobre todo interiores. Y me surgió la pregunta. ¿Estamos ante una nueva caraja? ¿La caraja del segundo cuarto? ¿Será víctima el equipo vitoriano de una nueva maldición?

Antes de ofrecer mi respuesta a esta pregunta, me apetece compartir los datos, que parecen haberse convertido en patrón. El Caja Laboral ha disputado hasta la fecha seis partidos, y la trayectoria de prácticamente todos ellos ha resultado inquietantemente similar. Al menos en lo que se refiere a los dos primeros cuartos, que está siendo por regla general el periodo en el que se decide el ganador de estos envites. El cuadro azulgrana comienza como una moto, como un vendaval que arrolla al rival. La renta que obtiene suele resultar inversamente proporcional a la dureza del oponente, pero se ha repetido de manera invariable en todos los partidos menos en el debut liguero ante el CAI. Si se obvia el choque del Príncipe Felipe -excepción que confirma la regla-, en los otros cinco el modelo encaja. Incluidos los dos compromisos de Euroliga, tanto en Atenas como frente al Zalgiris. Si los partidos durasen diez minutos, el Baskonia no se encontraría ahora ante la amenaza de quedar por segunda vez en su historia, y además de manera consecutiva, eliminado a las primeras de cambio de la Euroliga. Pero las cosas son como son y el evidente descenso de nivel lo han colocado ante la obligación de tener que jugarse la vida este jueves en Milán.

El equipo azulgrana ha salido triunfal en los primeros cuartos de los cinco últimos partidos. Con un quinteto inicial que parece equilibrado en cuanto a la amenaza interior y exterior, ofrece sus mejores prestaciones. La historia se ha repetido ante el Cajasol (30-13), en El Pireo (18-23), en el CID (14-27), frente al Zalgiris (25-23 tras haber ido mandando incluso 14-6) y ante el Fiact Joventut (24-15 tras un parcial inicial de 12-0). Pero luego llega el envés. Y es que a pesar de la manifiesta superioridad exhibida en la puesta en escena, el cuadro baskonista ha sido incapaz de salir victorioso en el segundo parcial de cualquiera de estos encuentros. Cajasol (20-22), Gran Canaria (25-18), Joventut (23-23) y sobre todo Olympiacos (30-14) y Zalgiris (10-17) supieron sacar tajada de esta nueva fase de zozobra que están suponiendo los segundos actos para el conjunto vitoriano. En algunos casos, claro está, la cosa fue más grave que en otros. En la ACB, donde el Caja Laboral puede imponer su fondo de armario y la calidad de su plantilla, no ha encontrado castigo. Pero sí en Euroliga. En la máxima competición continental se toleran pocas bromas. Menos aún cuando enfrente hay un rival que dispone de una amplia rotación en todos los puestos.

La pregunta resulta obvia: ¿existe una caraja del segundo cuarto? Y la respuesta que puede refutar lo que parece haberse convertido en una norma se consigue despejando la x de la ecuación gracias a la única excepción de la regla. En el estreno liguero, frente al CAI, el conjunto azulgrana se comportó de manera diametralmente opuesta, y cayó derrotado. Perdió el primer cuarto, se impuso en el segundo y ofreció una imagen mucho más ajustada a su peor versión que a la más lustrosa. ¿Qué es lo que faltaba o sobraba? ¿Cuál es el elemento diferenciador? Existe uno: Maciej Lampe. El poste polaco, recién salido de una lesión, apenas pudo jugar dos minutos -y no como titular- en aquel choque. Lampe se ha convertido en la pieza clave del puzzle de Dusko Ivanovic. No sólo por su calidad, por el hecho de que en forma puede ser considerado quizá como uno de los tres interiores más talentosos de la ACB, sino porque no existe recambio para él. Con Tibor Pleiss fuera de combate sine die a causa de una mononucleosis, su presencia en cancha marca los vaivenes a los que hacía referencia.

El es jugador con mejor +/- del equipo en la ACB. Con él en cancha, el Baskonia ha obtenido durante los cuatro primeros partidos de la competición doméstica una ventaja global de +37. Sin él, sólo dos más (+39 es el total del equipo). Máximo anotador y jugador mejor valorado del plantel en la Euroliga, donde su concurso resulta aún más determinante, el caso comienza a generar muchas dudas en el seno del club. Con una plantilla un tanto descompensada, donde los Bjelica debían asumir los minutos en el puesto de cuatro sin llegar a convencer el uno por potencial y el otro porque quizá no es su puesto ideal, este Baskonia está sufriendo las carajas propias de un equipo corto de kilos en la pintura. El viernes ante el Zalgiris Ivanovic trató de enmendar el problema alargando un poco más la presencia del polaco en cancha. Pero jugó 13 minutos sin descanso y luego acabó pagando el esfuerzo, aún más gravoso para alguien que apenas tuvo pretemporada. A dos días de un partido que puede determinar sus opciones de supervivencia continental, el Baskonia puede respirar tranquilo. Está a salvo de carajas y maldiciones. Aunque no de sus limitaciones en el juego interior.




Primer Cuarto Segundo Cuarto Final
Baskonia-Cajasol
30-13

20-22

90-70
Olympiacos-Baskonia
18-23
30-14
85-81
Gran Canaria-Baskonia
14-27
25-18
64-80

Baskonia-Zalgiris
25-23

10-17

71-77

Baskonia-Joventut
24-15

23-23
92-76


Tiritas para la autoestima

VARIOS JUGADORES AZULGRANAS APROVECHAN UN PARTIDO DEMASIADO CÓMODO PARA RECOBRAR LA CONFIANZA



Existe un abismo entre la Euroliga y la ACB. Con apenas dos días de margen, así ha quedado constatado en el Buesa Arena. El mismo Caja Laboral que sigue trabajando para alcanzar el nivel que le permita seguir vivo en la máxima competición continental se encuentra capacitado para despachar sin apenas quebranto envites del torneo doméstico como el que ayer le tocó disputar ante el Joventut. El equipo azulgrana aprovechó la visita del histórico conjunto verdinegro para darse un baño de autoestima y cargar las reservas de confianza de cara al fundamental partido del próximo jueves en el Medionalum Forum de Milán.

Un simple ramalazo de pasión le bastó al cuadro baskonista para destrozar el choque a las primeras de cambio. El parcial de 12-0 que se instaló en el marcador antes de llegar al ecuador del primer acto se convirtió en el epitafio de un duelo sin historia y en el que los músculos doloridos encontraron un bálsamo terapéutico. También hubo consuelo para las almas y cierta paz para las mentes, sumidas como estaban todavía en el recuerdo de la pifia del viernes y las consecuencias que puede tener en un futuro no muy lejano.

Las facilidades que ofreció el Joventut, equipo tierno y con muchas carencias en defensa, ahorraron angustias a la afición vitoriana. Salva Maldonado, consciente de la pésima puesta en escena de sus pupilos, no dudó a la hora de variar el rumbo del encuentro y sentar de una tacada al quinteto inicial por otros cinco jugadores del banquillo. El cambio, que buscaba cambiar el ritmo de un partido en el que el Caja Laboral había podido gozar jugando a campo abierto, por momentos dio la impresión de que podía llegar a tener su efecto. Pero se quedó en un mero espejismo. La Penya no tuvo en ningún momento nada que hacer en un encuentro en el que Ivanovic pudo permitirse incluso el lujo de conceder ciertas dosis de descanso a algunas de sus piezas más importantes.

El montenegrino, consciente de la trascedencia de la cita del jueves dosificó a jugadores como Nocioni, o Lampe, a pesar de que no pudo contar con Nemanja Bjelica –baja de última hora por unos problemas gástricos– y la rotación interior volvió a verse reducida a la mínima expresión. No importó demasiado. El argentino y el polaco se bastaron para sacar de la pintura a los endebles postes del Joventut en los minutos que le sirvieron al cuadro azulgrana para establecer la ventaja que le permitiría navegar con calma durante el resto del envite.

Bien dirigido por un Heurtel intermitente pero cada vez más asentado en su papel, con más confianza, el nuevo Caja Laboral aprovechó la coyuntura para seguir creciendo y conceder un espacio para el lucimiento a algunos jugadores que hasta la fecha seguían generando algunas dudas respecto a su papel en la película. Fabien Causeur y Carlos Cabezas supieron cazar al vuelo el guante que les lanzaban. El escolta galo, histérico en los primeros duelos oficiales, muy por debajo del nivel exhibido en los encuentros de preparación, entró en el quinteto inicial y presumió de piernas para rematar las transiciones, de manos para la defensa y sobre todo de intensidad. El malagueño, que no acababa de pillar el punto de lo que le pedía el técnico, cuajó su mejor partido con la elástica azulgrana.

Cabezas fue al fin Cabezas. O al menos una versión mucho más próxima al umbral de su talento de lo que se había visto hasta el momento. Dirigió, elevó las ventajas con una dirección que por momentos permitió detectar algo de fluidez en los ataques estáticos y, por encima de todo eso, reclamó su derecho a ser considerado como una de las posibles armas ofensivas del equipo con sus penetraciones y sus lanzamientos de larga distancia.

No fue el único que gozó de más crédito del habitual desde el banquillo. Ya con todo decidido (el último cuarto arrancó con un resultado de 72-54) Ivanovic decidió aprovechar el partido como banco de pruebas para testar la evolución de Milko Bjelica. El poste montenegrino progresa, pero sigue muy lejos de su mejor nivel. Y eso es un problema grave para un equipo que sigue desangrándose por su debilidad en el rebote y su falta de pívots.

Ante equipos de un nivel inferior no resulta tan traumático, pero en los duelos ante los grandes rivales, ante los gallos a los que se quiere mirara a los ojos, puede resultar dramático. Con tres días de margen para preparar un partido en el que se puede jugar gran parte de la temporada, el Caja Laboral puede olvidarse de la ACB, al menos hasta el fin de semana. El Joventut llegó cargado de tiritas a Vitoria. Las baterías de la autoestima se han recargado de cara al duelo de Milán.


Domingo, 21 de octubre de 2012
92-76


Caja Laboral: (24+23+25+20): Heurtel (2), Causeur (13), San Emeterio (14), Nocioni (11), Lampe (14) -cinco inicial-, Cabezas (12), Oleson (14), Milko Bjelica (9) y Sonseca (3).
FIATC Joventut: (15+23+17+21): Fisher (7), Quezada (9), Tomàs (4), Llovet (9), Kuzmic (6) -cinco inicial-, Oliver (9), Savane (8), Gaffney (16), Ehambe (8) y Ventura.
Árbitros: Conde, Araña, Soto. Señalaron técnica a Nocioni (m.26). Eliminado Sonseca (m.34).
Incidencias: Cuarta jornada de la Liga Endesa disputada en el Buesa Arena de Vitoria ante 9.086 espectadores.

20/10/12

Sin oxígeno para la épica

EL BASKONIA SE AFERRA AL CARÁCTER PARA INTENTAR REMONTAR UN PARTIDO EN EL QUE FUE INFERIOR Y COMPLICA SU FUTURO EUROPEO



Hay derrotas que saben a victoria y triunfos que destilan cierto aroma a fracaso, aunque los menos. La derrota que ayer sumó el Caja Laboral no puede tener excesivas lecturas positivas desde el punto de vista del resultado. Y menos aún si se tiene en cuenta la peliaguda situación en la que deja al equipo azulgrana de cara al duelo que deberá disputar la próxima semana en Milán y del que no podrá salir sin estrenar su ca sillero de victorias para ahorrarse otro el ridículo continental. Y sin embargo, se vieron detalles en el Buesa que por momentos permitieron restablecer el matrimonio del equipo con una grada que lo que siempre exige, por encima de títulos, es que sus jugadores sangren hasta el bocinazo final.

La fe no supone un argumento suficiente en citas de postín. Y a pesar de que por un momento dio la impresión de que podía suceder, la ola de carácter a la que se subió el conjunto azulgrana no bastó para dar la vuelta a un encuentro en el que, salvando el arranque (17-10), fue netamente inferior a su rival. Faltaron piernas, oxígeno y quizá una pizca de suerte para que el Zalgiris dejara escapar la renta que había ido amasando durante el encuentro. Pero hubo momentos en los que la grada llegó a creer en el milagro y la llama del orgullo volvió a brillar en el coliseo de Zurbano.

El pase al Top 16 vuelve a complicarse para un Baskonia que no pudo siquiera celebrar el estreno del Buesa Arena de los 15.500 asientos en Euroliga con un triunfo que espantara las dudas. Tendrá que remar contracorriente lo que queda de la primera fase y confiar en que ese proceso de construcción en el que está inmerso le permita mostrarse más maduro y mucho más entero en futuras finales.

El Zalgiris asfixió al equipo azulgrana con una defensa espectacular, tácticamente exquisita. Plaza le ganó la batalla táctica a Ivanovic y logró imponer el ritmo que más convenía a su equipo. Los lituanos metieron cloroformo al partido, lo enfangaron, y el Caja Laboral quedó petrificado, como una estatua de sal. Cuando corre, como hizo en el arranque, esta nueva versión del conjunto baskonista es capaz de brillar. En slow motion, sin embargo, se aprecian las costuras, aún con hilvanes, de un colectivo que ayer no pudo ocultar sus debilidades más evidentes. Y algunas resultan preocupantes.

El martirio de los rebotes no es nuevo. Viene heredado de la temporada pasada. No se trata de una cuestión achacable a la actitud o a la intensidad. Es pura lógica. Un equipo sin cincos puros -más allá del enfermo Pleiss- y que combina falsos cuatros, no demasiado duros, para ayudar a Lampe sufre cuando tiene enfrente a un equipo armado con kilos y centímetros. Ivanovic quiso tirar de Milko Bjelica para reducir las distancias físicas, y en cierta medida el poste montenegrino, todavía lejos de su ritmo óptimo, respondió con todo el corazón de un equipo en construcción pero cuya esencia, su fe, merece el crédito de su afición.

El Baskonia ha recuperado ciertas dosis de la esencia que lo hizo grande. De alguna manera, que habrá que descubrir hasta qué punto resulta suficiente, se ha desembarazado de la imagen de espíritu errante que lo acompañaba las dos últimas campañas y ha recobrado las señas de identidad de un equipo al que se le puede exigir que dé la cara cuando las cosas vienen mal dadas. Ayer vinieron y lo intentó. Pero se quedó corto. Faltó oxígeno.

Con una reacción visceral, propia de otros tiempos más prósperos, el Caja Laboral trató de escapar de la tela de araña en la que lo había atrapado Plaza. Los doce puntos de ventaja con los que el Zalgiris dominaba el choque en los estertores del tercer cuarto parecían inamovibles. Pero no lo eran. El equipo báltico, apoyado en el enorme acierto de Darden y Kaukenas y en la solidez de sus interiores, llegó a temer por momentos por su victoria.

Ivanovic renunció a la lógica y apeló a las pasiones. El Baskonia olvidó los esquemas y trató de obviar las limitaciones estructurales que aún muestra en varios apartados del juego para acariciar una remontada que habría sido tan irreal como vital de cara al futuro. Al final, y tras llegar a reducir a dos puntos la desventaja, el apasionado equipo azulgrana se ahogó en la orilla. La Euroliga, torneo corto, exigente y que no espera a nadie, amenaza con volver a prescindir a las primeras de cambio de uno de sus clásicos.


Viernes, 19 de octubre de 2012
71-77


Caja Laboral: Heurtel (8), Oleson (13), Nocioni (13), Nemanja Bjelica (6) y Lampe (12) -quinteto inicial-, Cabezas (4), San Emeterio (9), Causeur y Milko Bjelica (6).
Zalgiris: Lafayette (12), Darden (17), Jankunas (7), Kaukenas (15) y D.Lavrinovic (10) -quinteto inicial-, Kuzminskas (2), Juskevicius (3), Delas, Popovic (11) y Ksistof Lavrinovic.
Parciales: 25-23, 10-17, 16-17, 20-20.
Árbitros: Ottermoser (ALE), Sahin (ITA), Mattioli (ITA). Sin eliminados.
Pabellón: Buesa Arena. 10.616 espectadores.

14/10/12

La oruga ya es mariposa

El Caja Laboral suma su primera victoria a domicilio del curso tras firmar una convincente actuación en una pista difícil


La oruga ya es mariposa. O al menos comienza a mostrar el principio de lo que se adivinan como unas alas de vivo color. El adolescente Caja Laboral que tan buenas sensaciones y escasos resultados había ofrecido hasta la fecha sumó en el Centro Insular de Deportes de Las Palmas su primera victoria a domicilio con una actuación que viene a corroborar la impresión de que poco o nada tiene que ver este proyecto con el que naufragó con estrépito el pasado curso. El equipo de Dusko Ivanovic, solvente y autoritario como en sus mejores tiempos, resolvió con holgura la visita a una de las canchas más complicadas de la Liga Endesa y lo hizo, además, tras avasallar a un plantel que se ha reforzado muy bien y que no concederá demasiados regalos en sus dominios.

El Baskonia dio un paso adelante muy importante en su visita a La Roca. Se olvidó del cansancio acumulado tras el maratoniano cúmulo de viajes y trató de ser lo que algún día será. Y lo mejor de todo es que logró serlo. Por momentos, en realidad durante muchos minutos, la maquinaria azulgrana se reveló mucho más engrasada de lo que cabría esperar a estas alturas de curso. Y se vislumbraron muchos detalles para la esperanza.

Cuando la orquesta afina, cuando interpreta la novedosa partitura que ha compuesto Ivanovic para el nuevo proyecto, se escucha una sinfonía armoniosa, fresca, plena de ilusión. El técnico montenegrino se ha reinventado para reinventar. El nuevo Caja Laboral es mucho más divertido que su versión anterior. y aunque todavía se encuentra en fase embrionaria, ha dado con sus señas de identidad y parece sentirse cómodo en el papel.

Habrá que ver si la propuesta con la que encara el nuevo ejercicio el combinado gasteiztarra basta para de verdad plantar cara a los equipos a los que será necesario ganar para obtener los títulos. Pero resulta evidente que se aparece como una puerta abierta de par en par al talento. Y este vestuario anda sobrado de virtuosos, que cuando se asocian para jugar a baloncesto están capacitados para desarmar al enemigo más bravo.

Y así sucedió en la primera mitad de un partido que puede suponer una inyección anímica para un equipo que se mostró preparado para abandonar el diván. La fase del psicoanálisis, de los miedos y la continua búsqueda de identidad debería quedar aparcada. El patrón a seguir parece claro. El plan quedó retratado en el tercer cuarto del choque de Atenas y en la puesta en escena de ayer. Con un Andrés Nocioni imperial, capaz de contagiar su rabia al resto de la tropa, el cuadro azulgrana se lanzó a la yugular del adversario con un baloncesto alegre, directo, y un nivel de acierto espectacular.

En un abrir y cerrar de ojos, sin que a la afición que abarrotaba las gradas del CID le diera tiempo siquiera a sentarse, el conjunto vitoriano amasó una renta de quince puntos (10-25) que parecía suficiente como para destrozar el choque. Luego se vería que no, que al partido le quedaba mucha vida y al Gran Canaria le sobraba orgullo para seguir peleando por la victoria. Sin embargo, sí permitió a los pupilos de Ivanovic mandar durante todo el choque en un electrónico que sólo reflejó ventaja amarilla tras la canasta con la que Paulao Prestes inauguró la contienda.

El combinado insular tiró de casta para tratar de equilibrar un partido en el que una vez más el Caja Laboral fió su suerte a su tremenda pegada. Y por momentos llegó a acariciar el sueño de la remontada. Pero el equipo azulgrana no estaba ayer por la labor de dejarse llevar. Y a su excelencia ofensiva, con un Nemanja Bjelica colosal, unos bases más entonados que anteriores citas y un Lampe dominador cerca de los tableros, añadió por momentos una defensa asfixiante que acabó por estrangular a los pupilos de Pedro Martínez.

Un parcial de 0-22 entre el final del tercer cuarto y el comienzo del último, inaugurado con cinco triples consecutivos, enterró cualquier atisbo de esperanza para el Gran Canaria. El Caja Laboral empezó a ser lo que tendrá que ser para volver a ocupar su espacio en la élite. El futuro determinará hasta qué altura podrá volar la mariposa que ayer comenzó a romper el capullo de dudas que la apresaba.

Herbalife Gran Canaria (64) (14+25+14+11): Scheyer (3), Toolson (10), Nelson (17), Prestes (12) y Newley (9) -equipo inicial-, Beirán (3), Bellas (5), Báez (5) y Domínguez.
Caja Laboral (80) (27+18+13+22): Nocioni (24), Nemanja Bjelica (12), Heurtel (9), Oleson (12) y Lampe (12) -equipo inicial-, Milko Bjelica, Sonseca, Cabezas (5), San Emeterio (4) y Causeur (2).
Árbitros: Emilio Pérez Pizarro, Carlos Peruga y Sacristán. Sin eliminados
Pabellón: 4.825 espectadores en el Centro Insular de Deportes

Estadísticas completas en acb.com
Link a la crónica original publicada en Diario de Noticias de Álava

12/10/12

Balas perdidas

El Baskonia deja escapar en su estreno continental una victoria que tuvo al alcance en el feudo del campeón



Existen algunas canchas en la Euroliga en las que salir con una derrota entra dentro de cualquier previsión lógica. Este adolescente Caja Laboral, que sigue buscando su identidad, estrenó ayer la competición continental con un revés que no es tal en una de ellas, que además es la del vigente campeón, en un duelo de sabor amargo pero de retrogusto esperanzador. En una fase embrionaria del curso en la que todo está aún por escribirse, el combinado azulgrana trazó sus primeros garabatos en el folio en blanco europeo con una mezcla de inmadurez y talento que, pese al resultado, invita a contemplar con optimismo el futuro. En una plaza donde se venera el sacrificio, la fe, el carácter, asistir a ejercicios de desidia como el que el pasado curso soportó la afición vitoriana supone la muerte en vida. Pero la cosa ha cambiado. Porque este equipo, para bien o para mal, tiene por ahora más alma que templanza, más ardor guerrero que orden, mucha más hambre que prudencia.

El Baskonia, que alcanzaba la cita con varias ausencias y algunas piezas aún muy lejos de su mejor estado de forma, pudo haber salido apaleado de Atenas. Es cierto. De hecho, esa es la impresión que arrojó el partido en los primeros compases, con los quintetos iniciales sobre el parqué. Pero también pudo haber inaugurado su andadura europea con un golpe sobre la mesa. Ninguno de los dos desenlaces habría extrañado en exceso, aunque es cierto que el conjunto heleno, mucho más hecho, supo manejarse con mayor solidez en los instantes en los que se separa la paja del trigo.

El Caja Laboral ofreció cierta apariencia de bipolaridad a lo largo del encuentro. Fue dos equipos, que en realidad es uno. Fue lo que es a estas alturas de año. No lo que puede llegar a ser, algo que sólo el tiempo determinará. El corazón lo sostuvo en un partido que comenzó muy mal y la falta de cabeza lo condenó a emprender la travesía hacia su inexcusable presencia en el Top 16 con prematuras deudas.

Ivanovic concedió otra vez la titularidad a Thomas Heurtel y el galo volvió a cuestionar la decisión con una puesta en escena desalentadora. Sin rumbo, endeble atrás, aparentemente pequeño, el primer rostro que ofreció el cuadro azulgrana en la cancha del campeón rescató la versión más pusilánime del colectivo que cometió la indecencia de manchar la historia del club con una caída a las primeras de cambio. Pero de un año a otro han cambiado cosas. Este Caja Laboral, que ha perdido a dos iconos, ha recobrado al jugador que seguramente mejor ha interpretado los códigos históricos de la entidad. Y a lomos de Nocioni, el interruptor, se subió a una montaña rusa.

El argentino se asoció con Carlos Cabezas, a quien Ivanovic inexplicablemente parece haber escogido para portar la cruz que cada año invariablemente concede a alguno de sus pupilos, y juntos reactivaron a un equipo que había salido con miedos para empujarlo a creer de nuevo en sus opciones. Con el malagueño al mando de las operaciones y un Causeur tremendamente activo, llegó un parcial de 0-12 que permitía soñar con romper incluso el partido. Pero entonces volvieron los cambios y la montaña rusa tomó de nuevo rumbo descendente para alcanzar el descanso con una inquietante ventaja para los griegos (48-37).

El equipo de Bartzokas, en una línea más regular, menos ciclotímica, aprovechó la aparente deserción de algunas piezas que deben ser importantes para su rival, como Oleson o Lampe, y encarriló un partido que, como se vería luego, aún tenía varios vaivenes que soportar. El escolta llegado del frío y el polaco, cuando casi nadie los esperaba, resucitaron. En un tercer cuarto que debe marcar el rumbo a seguir, un Lampe magistral (14 puntos en este periodo) tiranizó la pintura y situó al equipo (65-66) en una situación idónea para sacar tajada de la inercia con la que llegaba a los últimos diez minutos del choque.

Tenía al objetivo en el punto de mira. Pero careció de un instinto asesino que aún debe desarrollar. Tuvo varias balas para rematar al cuadro heleno y se perdieron. Le permitió salir vivo y levantarse. Y eso ante rivales de esta entidad, y más si Ivanovic se empeña en prescindir de su mejor base en los momentos calientes (llegó a jugar con Causeur de uno), se paga caro. Muy caro.

Olympiacos: Antic (9), Spanoulis (16), Papanikolaou (5), Mantzaris, Dorsey (7) -cinco inicial-, Sloukas (6), Acie (4), Mavroeidis (1), Hines (6), Gecevicius, Perperoglou (14) y Printezis (17).
Caja Laboral: San Emeterio (11), Heurtel (6), Oleson (13), Nemanja Bjelica (11), Lampe (18) -cinco inicial-, Cabezas(9), Causeur (2), Hernández-Sonseca, y Nocioni (11).
Parciales: 18-23, 30-14, 17-29 y 20-15.
Árbitros: Lamónica (ITA), Viator (FRA) y Rutesic (MON). Eliminaron a Nemanja Bjelica (min.40).
Pabellón: La Paz y la Amistad. 8.000 espectadores

8/10/12

Bálsamo para la fe

El Caja Laboral se deshace de un rival muy endeble con una exhibición colectiva de potencial ofensivo




Caja Laboral 90 (30+20+17+23): Heurtel, Oleson (16), Nocioni (14), Bjelica (11), Lampe (14) -cinco inicial-, Cabezas (2), Rochestie (9), San Emeterio (12) y Causeur (12).
Cajasol 70 (13+19+17+21): Satoransky (12), Holland (8), Buckman (9), Asbury (9), Triguero (2),-cinco inicial-, Sastre (3), Tepic (4), Burjanadze (7), Bogdanovic (11) y Balvin (5).
Árbitros: Pérez, Guirao, Martínez. Eliminado Bjelica (min.36), Holland (min.38).
Pabellón: Fernando Buesa Arena. 9.412 espectadores.

Andaba el nuevo Caja Laboral en busca de un suceso que le devolviera la fe en sus propias posibilidades y lo encontró en su estreno liguero en el Buesa Arena. El cuadro azulgrana se aprovechó de la visita de un Cajasol paupérrimo, verde hasta el extremo, y se dio un festín necesario para recobrar la confianza y crecer sin lastres antes de afrontar citas de mayor exigencia. La victoria de ayer puede tener efectos balsámicos. Sin estridencias y con todos los atenuantes que exige el hecho de medirse a un rival demasiado endeble, con mucho margen de mejora pero de un nivel inaceptable hoy por hoy, los pupilos de Dusko Ivanovic encontraron motivos para creer y hacer creer a una afición que podía albergar muchas dudas tras la pésima puesta en escena de Zaragoza.

El resultado y la placidez con la que se desarrolló el encuentro no pueden, sin embargo, ocultar las carencias y los puntos débiles de un colectivo que debe mejorar mucho en algunos aspectos para aspirar a ser aspirante. De pegada letal en ataque, aunque con evidentes síntomas de debilidad atrás y en el rebote, el Baskonia planteó de nuevo un intercambio de golpes en el que impuso su múltiple y contundente pegada. Hasta seis pupilos de Dusko Ivanovic (Nocioni, San Emeterio, Oleson, Lampe, Nemanja y Causeur) anotaron más de una decena de puntos en un duelo en el que, una vez más, los ataques superaron a las defensas.

El cuadro hispalense besó la lona a las primeras de cambio. El parcial de 15-0 con el que el equipo vitoriano deshizo el 4-4 inicial fijó una renta en el electrónico que resultó definitiva. Una losa para el Cajasol y sus jóvenes jugadores. Ahí se acabó el partido. Lo demás fue relleno. Un espacio para el lucimiento del que la mayor parte de los pupilos de Ivanovic supo sacar partido para recargar sus reservas anímicas.

Problemas en defensa y el rebote

El retorno de Maciej Lampe mitigó en cierta medida los problemas interiores. El polaco, que debe convertirse en uno de los grandes referentes, se mostró recuperado y entró en dinámica sin aparentes secuelas físicas, pero no resultó aval suficiente para impedir que el Cajasol se impusiera con insultante autoridad en la lucha por el rebote. Los pupilos de Aíto, pese a lo abultado del marcador, escaparon del Buesa Arena con un total de 16 rechaces ofensivos, una barbaridad que en otro contexto y ante un rival de mayor entidad puede convertirse en una condena definitiva.

Nemanja Bjelica y Andrés Nocioni trataron de parchear las ausencias en la pintura. El serbio, talento puro, sufre para frenar a pares más duros en el poste bajo. El argentino, cuyo espíritu granítico parece un homenaje a épocas gloriosas, volvió a ofrecer un demostración de carácter que puede resultar de un valor incalculable de cara a inocular una personalidad más férrea a un plantel que esta misma semana, con dos complicadas salidas a Atenas y Gran Canaria, volverá a someterse a exámenes quizá más fiables que el de la matinal de ayer.

Las mejores noticias que arrojó el encuentro tienen que ver con el paso adelante que dieron algunos jugadores, a los que se les debe exigir que ya no retrocedan. Sigue habiendo dudas en torno a la dirección, porque Ivanovic continúa empeñado en utilizar a Heurtel como obstáculo a salvar para los recién llegados. No parece que esta postura haga ningún favor a nadie. Ni siquiera al francés. Cabezas, sin llegar a alcanzar todavía ni mucho menos su mejor versión, se antoja como el más capacitado para imponer cierto orden a las maniobras ofensivas. Rochestie, un jugón en toda regla, anota más que dirige. Aunque cuando le sueltan cuerda hace cosas que invitan a soñar. Es un jugador diferente y con el tiempo puede aportar cosas muy interesantes al equipo.

También ofreció esa impresión Fabien Causeur, que vivió el debut soñado por cualquier jugador. El exterior galo arrancó algunas de las mayores ovaciones en un partido que con 30 minutos de relleno daba la impresión de estar dispuesto para que más soldados se alistaran a las tropas de Ivanovic. Muchos lo hicieron. Y es una gran noticia. La victoria supuso un bálsamo de fe para un equipo que, más allá de excusas y bajas, debe empezar cuanto antes a ofrecer esa imagen de colectivo serio que se le puede y se le debe exigir.

5/10/12

La Pablocura

La prensa neoyorquina destaca el desparpajo de un Pablo Prigioni que comienza a tomar el pulso de un vestuario en el que no lo tendrá fácil para ocupar el papel de líder que ha ostentado en todos sus equipos anteriormente


New York City se está preparando para la Pablocura. El término no es mío. Lo tomo prestado de Seth Rosenthal, uno de los compañeros de SB Nation que está cubriendo estos días las primeras sesiones de trabajo en el Training Camp de los Knicks. El desembarco del timonel de Río Tercero en la NBA no será tan silencioso como muchos aventuraban. A pesar de haber caído para cumplir su sueño en un plantel plagado de egos, con dos bases de talla y renombre que pueden cerrarle el paso al parqué, Prigioni centra los focos. El novato más viejo de la historia de la mejor liga del planeta ha llegado a la Gran Manzana con la intención de exhibir desde el primer momento el hambre y la competitividad que lo han acompañado desde que nació como jugador. Aunque resulta evidente que no le será fácil ocupar un papel protagonista, de peso en el vestuario, que ha tenido en todos los equipos por los que ha pasado durante su carrera.

No son pocos los aficionados que en las redes sociales se hacen preguntas sobre Prigioni. En un equipo en el que militan estrellas de la talla de Carmelo Anthony, Jason Kidd, Tyson Chandler o Amar'e Stoudamire, el antiguo director del juego baskonista ha asomado la cabeza. "Pablo ensayó algunos pases demenciales. Unos cuantos por detrás de la espalda, otros entre una nube de jugadores y así sucesivamente. No todos ellos llegaron al destino previsto. Pero así es la ¡Pablocura!, man. Esta mierda se vuelve loca", escribía Rosenthal en su crónica de la tercera jornada de entrenamientos de los Knicks. En realidad, no es el único que en estos días ha escrito sobre Prigioni. Pero el término me ha llamado la atención y me parece que puede definir el espíritu de la aventura que ha emprendido el gran icono del baskonismo al otro lado del charco. La mayor parte de los compañeros de la prensa neoyorquina se centran en destripar su estilo de juego, en compararlo con los de los otros bases de la plantilla de Mike Woodson y en tratar de predecir si tendrá o no espacio en sus rotaciones. Ahí las opiniones se dividen. A priori, todos conceden de antemano a Prigioni el papel de tercer base. Todo lo que consiga, como ha hecho siempre, deberá ganárselo a pulso.

Nocioni: "Creo que va a acabar jugando"

“Yo creo que va a acabar jugando algo. No digo que juegue mucho, pero creo que va a jugar. También en la NBA se dan muchas situaciones, pueden darse lesiones o trades o lo que sea, y por ahí se le puede armar un hueco sin darse cuenta”, asegura Andrés Nocioni, amigo íntimo y conocedor de cómo funcionan los instestinos de la NBA. “Es un nuevo reto para él y algo que no había tenido nunca en su carrera. Es un nuevo desafío. A Pablo le motivan mucho los desafíos. Creo que ha tomado la decisión acertada”, añadía el alero del Caja Laboral.

A ojos de su compatriota no existe debate sobre las opciones de futuro del base en la rotación de los Knicks. Otra cosa bien distinta es saber hasta qué punto podrá hacerse con un papel de líder en un vestuario plagado de egos. Su fuerte personalidad, y esa ambición a prueba de bombas que lo convierten en un competidor incólume, lo han convertido siempre en pieza básica y voz autorizada allá por donde ha pasado. "Va con muchas ganas allí, y es muy ambicioso. Creo que al final, como ha demostrado durante toda su carrera, en todos los equipos en los que ha estado, aunque parecía que sus minutos iban a bajar, al final siempre acaba jugando muchísimo, acaba siendo el entrenador en la cancha y creo que allí podrá pasar lo mismo”, se muestra optimista Fernando San Emeterio. Las cosas en la NBA, sin embargo, funcionan de otro modo, según apunta Nocioni, que vivió varias experiencias en diferentes franquicias y no todas fueron tan positivas: "Lamentablemente en la NBA se rigen por otros parámetros,  tienen otra mentalidad. Creo que puede ser un jugador que aporte muchas cosas, pero llegar a ser un líder no creo que lo pueda ser este año. Tendría que jugar varios años en la NBA y realmente hacerse un hueco a golpe de minutos y de números. Así es como se hace allí", apunta.

Lo único que parece claro hasta la fecha es que Prigioni ha aterrizado en New York con un cartel que difiere mucho al de cualquier otro novato. Los medios conocen y respetan su trayectoria tanto en los clubes por los que ha pasado como con la selección albiceleste. Y se abren a concederle el beneficio de la duda, a vaticinar esa Pablocura y a constatar el respeto con el que cuenta en el vestuario del Madison Square Garden aun antes de que sus compañeros hayan tenido tiempo siquiera para conocerle. "Tiene respeto, eso está claro”, concede Nocioni. Y el propio Prigioni lo destacaba tras su primera toma de contacto en una entrevista concedida al diario argentino Olé. "Siento el respeto que me tienen", aseguraba el timonel de Río Tercero, que por el momento ha esquivado las novatadas típicas que debe asumir cualquier rookie que llega a un equipo de la NBA.

Un novato respetado

"Saben que tengo 35 años, que armé mi carrera en Europa y jugué muchos años en la selección. Hasta me tiran bromas por ser un novato tan viejo. No creo que me manden a comprar donuts para llevar al entrenamiento… Me miran con otros ojos. Todos me trataron muy bien desde el primer día. Siento el respeto que me tienen", aseguraba Prigioni en la entrevista publicada por Andrés Pando, en la que el exjugador del Baskonia destacaba la buena acogida que le han dispensado las estrellas de los Knicks. "Buena onda con todos. Me hacen sentir cómodo. Carmelo me había dado la bienvenida en el amistoso en Barcelona y en esos partidos contra Estados Unidos también había conocido a Tyson Chandler. Entiendo cuando hablan conmigo. Con el inglés me va mejor de lo que pensaba pero igual pienso seguir estudiando. Yo estoy rompiendo moldes, soy el único extranjero del equipo y me convierto en el novato más viejo...", exponía.

Prigioni parte con ventaja con respecto a otros novatos. Tiene el respeto de sus compañeros de vestuario y la prensa le abre las puertas. Ahora queda en su mano que en el mismo escenario donde el pasado ejercicio nació el fenómeno Linsanity se desate la Pablocura.

Os dejo el link al artículo de Seth Pollack en el que se exponen las evoluciones del plantel de los Knicks en la tercera jornada del Training Camp: http://www.postingandtoasting.com/2012/10/4/3454528/notes-from-day-three-of-knicks-training-camp

Y aquí la entrevista de Prigioni eno Olé: http://www.ole.com.ar/basquet/Siento-respeto_0_784121870.html

1/10/12

Pedradas ACB (J1)

1. El Madrid sale desde la 'pole'
El equipo blanco ya demostró en la Supercopa que ha iniciado el curso mucho mejor que el resto. Se encuentra varios puntos de cocción por encima de sus teóricos rivales, más hecho. En su primer enfrentamiento directo ante uno de los teóricos grandes de la competición, un Unicaja que me dejó muy buenas sensaciones, ganó y convenció.


2. Laso tenía un plan
Cuando el Madrid se decantó por el técnico vitoriano justo después de que los jugadores, según se dice, se cargaran a un peso pesado como Ettore Messina, no fueron pocos los que lo dieron por acabado antes de empezar. Poco más de un año después, Laso se ha ganado el respeto dentro y fuera de la afición blanca, a pesar de que durante el verano, tras la derrota en la final liguera, volvieran a renacer las críticas y las dudas. Sobre todo tras los descartes de Velickovic y Tomic, dos grandes jugadores que no entraban en un plan que se está revelando exitoso. Los que están son los que Laso quería. Y a falta del cinco que cuadre el círculo, este equipo juega a la imagen y semejanza de su entrenador. No todos los técnicos, algunos con mucho más nombre, pueden presumir de ello.

3. El baloncesto mola más que el fútbol
No voy a desarrollar mucho esta idea. Muchos se han empeñado en volver a ligar el término bipolar a la ACB que da sus primeros pasos, y puede que a la postre el título acabe en las vitrinas de alguno de los grandes, pero por de pronto la primera jornada vino acompañada de la primera campanada. El todopoderoso Barcelona de Xavi Pascual, vigente campeón, hincó la rodilla en el Palau ante un Blancos de Rueda al que muchos, incluido yo, señalábamos como uno de los principales candidatos al descenso. Hoy por hoy, la Liga BBVA no parece dispuesta para ofrecer sorpresas de esta índole.



4. Un aviso para los grandes
Mucho se ha hablado de las tres velocidades a las que se mueven los equipos de la competición doméstica, pero en el primer fin de semana se ha demostrado que nadie gana por ponerse la camiseta. De los supuestos seis grandes, sólo dos, el Madrid y el Valencia, saldaron su estreno con victoria. Barça, Caja Laboral, Unicaja y Bilbao Basket emprendieron su andadura liguera con derrota.

5. El Baskonia está muy verde
Y no me refiero sólo al color de la camiseta que estrenó en el Príncipe Felipe de Zaragoza. El equipo vitoriano, que por primera vez faltó a la Supercopa, ha llegado al arranque de la competición cogido por hilvanes. Más allá de las bajas con las que jugó y cayó ante el CAI, que debilitaban mucho su rotación interior, el conjunto azulgrana arroja la sensación de seguir buscando su nueva identidad. Y le queda un largo camino por recorrer hasta encontrarla. Por primera vez en cinco temporadas, el combinado que dirige Dusko Ivanovic perdió en la jornada inaugural de la ACB. Su verdugo entonces fue el desaparecido Akasvayu Girona.



6. Llompart, verdugo baskonista
El base balear está haciendo méritos para convertirse en persona non grata en el Buesa Arena. El domingo jugó un partidazo y acabó rematando a un Baskonia que trataba de resucitar de la mano de un Andrés Nocioni imperial. El director de juego llegado este verano al CAI se está habituando a ejercer de ejecutor del equipo vitoriano. El año pasado, en el Lucentum, hizo lo propio con un espectacular triple sobre la bocina.

7. Un baloncesto más alegre; defensas más tristes
Mucho se ha celebrado tras la disputa de la primera jornada liguera el hecho de que se haya registrado el inicio más anotador del último lustro. Los 78,7 puntos de media que ha anotado cada equipo en los primeros nueve partidos del curso podrían reflejar un cambio de tendencia, pero no lo creo. Salvo contadas excepciones, da más la impresión de que puede tratarse de los desajustes defensivos propios de estas alturas de curso que de otra cosa. Algunos festejan este incremento en la anotación como un éxito en sí. No debería serlo. Si es consecuencia de un buen baloncesto ofensivo, sería una gran noticia. Más canastas no tienen por qué significar un basket de mayor calidad.

8. Sinanovic y los pívots del Barça
El poste bosnio, compañero de selección de Mirza Teletovic, se ha convertido en el gran protagonista de la primera jornada, logrando incluso empañar el espectacular estreno del verdinegro Manny Quezada. Su espectacular actuación en el Palau ha chocado tanto porque ha pasado en menos de una semana de estar en el paro, aguardando ofertas en un pueblo gallego, a fichar por el Blancos de Rueda y convertirse en el primer MVP (compartido con Quezada). Más allá de su historia personal, una de esas que hacen correr ríos de tinta y se ligan con suma facilidad a la omnipresente rivalidad Barça-Madrid, el bosnio destapó las dudas que genera la batería de interiores del equipo culé.


9. Asientos vacíos
En plena batalla por mantener la audiencia televisiva, por tratar de hacer más visible el baloncesto en un país que vive y respira fútbol, la primera jornada mostró una realidad preocupante: los pabellones registraron entradas bastante decepcionantes. La mejor se registró en el Palacio de los Deportes, para ver el debut de Estudiantes (8.200 espectadores, según datos oficiales) En varios partidos (Barcelona, Badalona, Sevilla...) ni siquiera se llegó a las 4.000 localidades ocupadas. Datos que deberían estudiarse.

10. El baloncesto se estrena en La 1
Tampoco la audiencia televisiva acompañó en exceso en la primera jornada, la del estreno de la ACB en el primer canal del ente público. El partido escogido, con dos grandes equipos como Unicaja y Real Madrid, invitaba a pensar que podía registrarse un debut que generara confianza en el nuevo matrimonio, pero los datos se quedaron en los 588.000 espectadores y el 4,9% de share. Eso sí, en descargo habría que añadir que tampoco parece lógico que un partido en el que está implicado el equipo de baloncesto del club blanco deba competir con el de su equipo de fútbol. Habrá que ver, en todo caso, si lo de ayer fue una tendencia que se mantendrá durante todo el curso, un dato mermado por la coincidencia de horarios o, en el peor de los casos, unos registros que pueden ir a peor. Sobre la realización y otros asuntos, hablamos otro día. Vamos a darles cien días...

Poca sangre argentina

UN CAJA LABORAL EN EL QUE SÓLO NOCIONI OFRECIÓ MUESTRAS DE ORGULLO Y FE SUCUMBE CON ESTRÉPITO EN SU ESTRENO LIGUERO




CAI Zaragoza: Van Rossom (8), Roll (8), Aguilar (10), Rudez (11) y Norel (16) -cinco inicial- Llompart (15), Stefansson (11), Toppert (3) y Jones (6).
Caja Laboral: Heurtel (2), Oleson (6), Nocioni (20), Bjelica (5) y Pleiss (6) - cinco inicial- Cabezas (5), San Emeterio (6), Lampe, Rochestie (17) y Hernández-Sonseca (8).
Árbitros: García Ortiz, Cortés y Munar. Eliminados: Pleiss.
Pabellón: Príncipe Felipe. Ante 6.100 espectadores.


ZARAGOZA. El nuevo proyecto del Caja Laboral encalló a su paso por el Ebro en su primera aventura liguera del curso. El cuadro azulgrana sucumbió con estrépito en una plaza en la que la derrota abultada comienza a convertirse en hábito y donde quedó constancia, una vez más, del largo trecho que le queda por recorrer a este equipo para ser lo que puede llegar a ser.
El CAI ganó básicamente porque en el vestuario baskonista sólo hay un Andrés Nocioni, último reducto de la honorable y orgullosa estirpe de argentinos que han defendido la camiseta azulgrana y con los que parece que puede marcharse buena parte del celebrado carácter del club. De haber habido dos sobre el parqué del Príncipe Felipe, la historia se podría haber escrito con tinta de otro color. Sin embargo, hoy por hoy baja más agua por el Ebro que sangre albiceleste por las venas de los pupilos de Dusko Ivanovic. Y en un duelo en el que dos equipos todavía en rodaje retrataron las miserias de dos defensas de mantequilla, pésimas a ambos lados de la cancha, la victoria sólo podía caer del lado de la tropa que encarara la batalla con más hambre. Y esa fue la zaragozana.
Dusko Ivanovic volvió a evidenciar muchas dudas a la hora de distribuir los roles entre sus directores de juego. Y eso el equipo lo acusa. Un tanto perdido, como si no supiera aún qué papel pretende confiar a cada uno de sus pupilos, el preparador balcánico abusó de los cambios y ofreció desde el banquillo la misma imagen de impotencia y desconcierto que durante algunas fases del encuentro arrojó un equipo que tiene un enorme potencial pero también mucho trabajo por delante.
El técnico montenegrino confió una vez más la titularidad a un Thomas Heurtel que parece empeñado en dejarle en mal lugar. El francés no dirige. No es capaz de sostener las riendas del equipo, por mucho que a Ivanovic le apetezca utilizarlo como argumento para incrementar la exigencia a los otros dos bases. Tanto Cabezas, que sin brillar parece más capaz de oponer criterio al caos, como Rochestie, que en Zaragoza comenzó a ofrecer destellos de su enorme calidad individual, aportan más solidez a un equipo en el que el técnico no castiga con igual severidad los errores de unos y otros.
Lampe, que volvía tras su lesión de espalda, puede dar fe. Apenas tuvo dos minutos para certificar que se encuentra falto de ritmo. De haber llegado el polaco en mejores condiciones a la cita, el duelo podría haber marchado por otros derroteros. Pero Ivanovic, que reconoció después haberse equivocado al creer que podía jugar, prefirió confiar el destino de su equipo a un temporero como Edu Hernández-Sonseca cuando la terca realidad retrató de nuevo la tremenda tendencia de Pleiss a cargarse de faltas. Y lo peor de todo es que por momentos resultó más eficaz que la mayoría de los que se quedarán toda la temporada para pelear por los títulos. En una primera parte que transcurrió con pequeñas ventajas en el marcador para los locales, Sonseca, que protagonizó algunos errores sonrojantes para un profesional, llegó al descanso como el baskonista mejor valorado. Desde luego, no era un síntoma halagüeño para los intereses de un equipo que, salvando el 0-2 y el 3-4, no mandó en el marcador hasta el tercer acto, cuando Nocioni se conjuró para devolver la cordura a un partido que parecía abocado a una capitulación pacífica. El argentino no lo permitió.
El Chapu, ojos inyectados en sangre, elevó la temperatura defensiva, contagió a algunos compañeros y logró instalar el miedo en las gradas del Príncipe Felipe. Un triple de Nemanja Bjelica, otro de los que pagó en exceso con banquillo su escasa valentía para hacerse importante en el primer cuarto, situó al equipo vitoriano en ventaja y generó muchas dudas en el bando rival.
Fue sólo una ilusión, un mero espejismo. Incapaz de mantener el rigor defensivo, el conjunto azulgrana volvió a claudicar ante las facilidades que el CAI hallaba para producir en ataque. Sin apenas argumentos en la pintura, aferrado únicamente a la fe de Nocioni y a la inspiración de un Rochestie que exhibió su facilidad para anotar como escolta, el Caja Laboral sumó su primera derrota de una temporada que, como se vio, le ha pillado aún cogido con alfileres.

Estadísticas completas (acb.com)