2/8/11

La fórmula de la Coca Cola

El Baskonia afronta una complicada recomposición de la plantilla tras verse obligado a desprenderse de piezas clave ante las apreturas económicas


El paso de las semanas ha venido a confirmar lo que ya se percibía con nitidez cuando concluyó el pasado ejercicio y algunos advertimos en el instante en el que se confirmó la continuidad de Dusko Ivanovic al frente de la nave azulgrana. Aunque algunos parecían resistirse a la posibilidad de que varias de las perlas más rutilantes del Caja Laboral fuera a cambiar de aires a lo largo del presente verano, la realidad está confirmando lo que muchos considerábamos ineludible. Si se mantenía al mismo técnico, guste más o menos esta decisión, la única salida viable para recobrar la autoestima extraviada pasaba por efectuar un profundo lavado de cara al plantel. Y así se está llevando a cabo. Hasta siete de los hombres que lucían la elástica baskonista durante el cruce de semifinales frente al Barça podrían cambiar de aires o lo han hecho ya a estas alturas de estío.

La renovación del preparador montenegrino para las dos próximas temporadas no resulta, sin embargo, el único argumento de peso en varios de los movimientos que la entidad que preside Josean Querejeta ha venido realizando durante estas semanas de frenética actividad. Ha existido un factor de extrema relevancia que ha invitado a los rectores baskonistas a desprenderse de algunos de los jugadores con mejor cartel. Las arcas del club estaban vacías. Así de claro. Con telarañas. Y hacía falta inyectar liquidez antes de lanzarse a buscar mimbres con los que elaborar un nuevo cesto que sustituyera al que el ejercicio pretérito se reveló defectuoso. En ese marco, en el que confluyen ambas variables, deben fijarse las salidas de dos pilares maestros de la estructura baskonista, Marcelinho Huertas (se confirmará de manera definitiva a lo largo de las próximas horas) y Stanko Barac, así como el desprendimiento tan poco habitual en este club con el que se permitió marchar a Esteban Batista dejando la rotación interior cogida con alfileres.

Los que no cuentan y alguno que contaba

Lo repetí varias veces a lo largo de los artículos que sucedieron a la eliminación liguera del Caja Laboral: van a salir los que no cuentan y varios de los que cuentan. Y así ha sido. Teletovic, Barac y Marcelinho partían como los reclamos más lustrosos con los que acudir al mercado en busca de liquidez. Dos de ellos tenían que marcharse para que cuadraran las cuentas y pudiera afrontarse una nueva reconstrucción, la enésima. El Baskonia ha nadado tradicionalmente con brillantez en la indefinición, ha salido airoso de muchos saltos al vacío. Pero -ojalá me equivoque- cada vez resulta más difícil conseguir duros a cuatro pesetas, redescubrir la fórmula de la Coca Cola. Y en esas se encuentran ahora mismo las mentes pensantes del conjunto del Buesa Arena, cada vez más conscientes de que en un contexto de crisis como el actual, en un mercado reducido como el que manejan y con el resto de los equipos espabilando, hay que hilar muy fino para mantenerse en la élite del baloncesto continental.

En posteriores artículos, ahora que las vacaciones me dan una tregua y puedo saciar mi sed de blog, hablaremos de la identidad de los que están por llegar, de los rumores que han surgido en torno a viejos iconos del baskonismo (Prigioni o Rakocevic, entre otros) y de las necesidades, pero basta echar un ojo al elenco de jugadores con los que ahora mismo cuenta en nómina el equipo vitoriano para asumir que el plantel del año entrante va a tener muy poco que ver con el del pasado. La tradicional habilidad rastreadora de los responsables de la dirección deportiva se antoja este verano mucho más necesaria que nunca. En un contexto en el que los rivales aumentan la apuesta (por mucho que se haya hablado de recortes presupuestarios) el Baskonia se encuentra en la obligación de confeccionar un roster de garantías, y no sólo sobre el papel. Tras cerrar la pasada campaña en blanco, algo que no sucedía desde hace ocho años, a Querejeta se le plantea la ardua tarea de elaborar una plantilla que, como poco, pelee por los títulos, algo que no hizo, circunstancia anómala para este club, durante el pasado ejercicio.

Obligado a recobrar su capacidad de competir

La situación se vuelve cobra mayores tintes de urgencia si se tiene en cuenta que la próxima será la temporada del estreno del nuevo Buesa Arena, un nuevo salto cualitativo para la entidad, que dispondrá de un pabellón con capacidad para 15.000 espectadores a los que habrá que ofrecer algo más. De lo contrario, sobrará grada. Los dos grandes rivales deportivos, Madrid y Barça, están haciendo las cosas bien. Avasallados por la pujanza económica de, sobre todo, los combinados turcos, han apuntalado lo bueno que tienen, sus estructuras, una más de presente y la otra con mucho futuro. El Bilbao Basket, principal rival geográfico (y éste le preocupa a Querejeta por la vertiente económica), está inmerso en un proyecto veterano y cortoplacista que, pese a  todo, le augura cierta capacidad para mantenerse entre los grandes de la competición doméstica y acometer con prudentes garantías el año más exigente de su todavía escueta historia. ¿Y el Caja Laboral? Por el momento esboza sobre un lienzo al que aún le queda cobrar una forma definitiva. Deben llegar aún dos (quizá tres) piezas importantes, siempre con el inconveniente de la precariedad económica.

Las salidas de Barac y Huertas deberían haber bastado para equilibrar unos números que quedaron manchados de rojo de manera definitiva a comienzos de año, cuando se acometió la contratación de quien el club consideraba como el relevo ideal para cubrir la asumida marcha de Barac. El fracaso del experimento Batista ha supuesto mayores quebraderos para los contables que para los técnicos. Pero al quedar constancia de que al sustituto del sustituto le venía muy grande el proyecto se han multiplicado las dudas. La rotación interior del equipo gasteiztarra se presenta hoy por hoy insuficiente como para considerarlo como un aspirante a nada. Y con la marcha de Marcelinho, que se cerrará definitivamente entre hoy y mañana, también se produce un tremendo problema en la dirección. El Baskonia está de nuevo obligado a rastrear, a reinventarse, a hallar la fórmula mágica que, con menos recursos, le ha permitido incrustarse entre los equipos más solventes del continente.

Por el momento se han marchado Palacio, Barac, Batista y Dragicevic, a quien incluso se barajó retener pero cuya plaza queda cubierta por un jugador de características similares como es el otro Bjelica. Lo de Huertas, ya digo, es cuestión de horas. Y quedan pendientes las situaciones de David Logan y Brad Oleson. El escolta de Chicago tiene pie y medio fuera. Lo del jugador de Alaska, en vista de los movimientos, se presenta ahora más complicado. Cuando se cerró el curso y se conoció la oferta del club para que se rebajara el sueldo no me cabía ninguna duda de que se trataba de una invitación encubierta para que abandonara Vitoria. En estos momentos, sin embargo, ya no lo tengo tan claro. Ocupa plaza de nacional (canterano, cupo o como tengamos que llamarlo ahora) y su perfil, siempre y cuando recupere su mejor nivel, puede encajar con Dusko, si bien se asemeja demasiado al de Pau Ribas, el único dos que parece contar con plaza fija para comenzar la pretemporada el próximo día 22.

Dando por hecho que Oleson queda sujeto a la capacidad del club para hallar un escolta anotador del gusto del técnico, que lo de Huertas y el Barça está prácticamente hecho y que Musli, con Ivanovic, jamás tendrá un sitio en el vestuario del Buesa, ahora mismo el Baskonia dispone sólo de siete jugadores en disposición de dar por seguros como fijos para el inicio del curso entrante. Para empezar, sólo hay un base. Thomas Heurtel, joven, prometedor, pero demasiado inexperto, no parece el candidato idóneo para asumir de partida la responsabilidad que exige manejar la nave baskonista. Llegará otro. ¿El renegado Prigioni? Ya digo que tendremos un post dedicado exclusivamente a la identidad de los posibles refuerzos pendientes, pero yo me decanto por el fichaje de un director de juego americano, con experiencia en Europa y no tan maduro.

Un cinco más físico

A partir de ahí, la otra figura que se echa en falta es la de un cinco con cierto poderío físico para acompañar a Lampe (veremos cómo encaja su talento y su desidia defensiva con Dusko) y los dos cuatros que hay en plantilla (Milko Bjelica y Teletovic). Es precisamente esta posición, la de ala-pívot, la única que parece cubierta con garantías junto a la de alero. San Emeterio volverá a ser básico, sobre todo si Nemanja Bjelica sigue sin ofrecer ni una pizca del talento que se le presuponía. Sus problemas físicos (ahora en la muñeca) y su sospechoso estado de forma preocupan, y mucho, en el club. La tercera incorporación pendiente, y en esta se han centrado aún sin éxito muchos esfuerzos, debería llegar para el puesto de dos. Y ahí el Caja Laboral depende del mercado y de su capacidad para sacar tajada en la venta de Logan y quién sabe si Oleson. No sería descabellado que el equipo azulgrana volviera a emprender la temporada con tres escoltas. En una plantilla con once jugadores podría doblar todas las posiciones y triplicar ésta. Pero también, y reitero que en esto la situación de las arcas marcará el comportamiento del club, es posible que se recurra a un equipo de diez unidades y un jugador de relleno, en el papel que este último curso ha ejercido Ander García.

Sea como fuere, lo que parece claro es que quedan muchísimas incógnitas por despejar. Hay mucho trabajo pendiente en las oficinas del Buesa Arena. Y es un trabajo complicado. De la habilidad que muestren Querejeta y sus colaboradores en las próximas semanas dependerá que el Baskonia vuelva a deambular por el limbo o que recobre ese carácter competitivo que siempre lo ha caracterizado.

2 comentarios:

xabibaskonia dijo...

Dudo mucho del retorno de Prigioni y Rako! El Baskonia no es un club que hace volver a sus antiguos jugadores! Los grandes vienen, algunos se forman y hacen historia pero no recuerdo la vuelta de uno de ellos! Corregidme si me equivoco! Abrazo desde Francia!

Anónimo dijo...

Santi Abad