1/9/13

La importancia de llamarse Gasol

ESLOVENIA SE PRESENTA COMO LA PRUEBA DE FUEGO PARA MARC, QUE DEBE ASUMIR EL LIDERAZGO ANTE LA AUSENCIA DE SU HERMANO

EN 1895 el dramaturgo irlandés Oscar Wilde escribió una de sus obras maestras, una comedia que tituló con el equívoco The importance of being Earnest y que se tradujo al castellano como La importancia de llamarse Ernesto. La pieza teatral, versionada de mil y una formas a lo largo del siglo largo que ha transcurrido desde entonces, jugaba con las confusiones derivadas de la identidad de dos caballeros ingleses que empleaban el mismo seudónimo, uno de ellos también la identidad de un hermano imaginario de la que se aprovechaba para conseguir sus fines, principalmente amorosos. La historia reciente de la selección española de baloncesto, la más gloriosa, también reposa a la sombra de la relevancia de un nombre ilustre. La importancia de llamarse Gasol no pasa desapercibida para el equipo que en la última década se ha convertido en el mejor entre los mortales -estuvo cerca pero no pudo con las renovadas versiones del Dream Team americano- y que se presenta en Eslovenia con la misión de defender su condición de campeón continental.
España, no obstante, llega huérfana a un torneo que se antoja de pronóstico más incierto que sus últimas ediciones. No estará Gasol, Pau, el líder natural de la generación dorada, pero estará su hermano, Marc, obligado a sostener las opciones de título de un equipo que envía señales contradictorias y que, pese a haber cerrado su fase de preparación invicto, acusa las importantes ausencias con las que se topó Juan Antonio Orenga a la hora de elaborar la lista.
El seleccionador que releva al ahora técnico del Laboral Kutxa Sergio Scariolo debutará en una cita de postín con menos salvavidas de los que han dispuesto sus predecesores. España sigue contando con un gran equipo, nadie puede negar que se trata de un combinado de primer nivel, pero aparece a los ojos del resto mucho más terrenal de lo que parecía en citas recientes. A la baja de Pau, faro espiritual del equipo, se unen la del otro gran referente ofensivo, Juan Carlos Navarro, y la de dos piezas muy valiosas cerca de los aros como Serge Ibaka y el incombustible Felipe Reyes. Con la vista puesta en el Mundial del próximo verano, en el que ejercerán como anfitriones, varios de los iconos del combinado estatal han preferido tomarse un verano de asueto y el equipo se resiente, especialmente en un juego interior cogido con alfileres y demasiado dependiente de un Marc Gasol que se convierte en una pieza vital para Orenga, pues no tiene sustituto.
El jugador de los Grizzlies de Memphis, nombrado mejor defensor de la pasada campaña en la NBA, marca diferencias en Europa. Salvando al serbio Nenad Krstic, el montenegrino Nikola Vucevic o la pareja polaca, con Lampe y Gortat, en Eslovenia se darán cita pocos interiores con su capacidad para dominar el juego bajo los tableros. Sin embargo, es en la pintura donde el vigente campeón, un bloque con mucho talento en otros puestos, registra las mayores carencias.
España ha acabado fuera del podio en los dos grandes torneos en los que faltó Pau Gasol
Orenga ha reubicado a Víctor Claver, otro de los NBA españoles, para que ocupara el puesto de ala-pívot titular, pero el experimento no ha cuajado. Tampoco el resto de los interiores (Xavi Rey, Pablo Aguilar o Germán Gabriel) ofrece certezas absolutas. Buenos jugadores en ACB, apenas cuentan con experiencia en citas de primer nivel, ni con la selección, ni con sus propios clubes. Y es ahí donde se concentra el principal foco de preocupaciones de una selección que no puede dejarse engañar por el balance global acumulado en sus amistosos de preparación.
La estadística es clara e irrebatible: España es la única selección que se presenta en el Eurobasket sin haber cedido una derrota en sus duelos previos. Ha sumado ocho victorias en otras tantas citas, pero sólo ha medido fuerzas con uno de los rivales a los que se encontrará en la pelea por los metales. El doble duelo ante Francia, en lo que supuso la reedición de la final del último Eurobasket, representa el mejor referente para determinar el nivel real del equipo de Orenga. Sobre todo en el encuentro que se disputó en Montpellier, en el que ambos equipos buscaron con denuedo el triunfo hasta los segundos finales, se certificó que el equipo español llega rodado y con mucho potencial a la hora de la verdad, aunque también quedó en evidencia la enorme dependencia que sufre. Marc, determinante con 26 puntos, 6 rebotes y una valoración de 32, se vio obligado a permanecer casi 35 minutos sobre el parqué para decantar la balanza ante un oponente muy físico y más equilibrado incluso dentro de sus limitaciones técnicas. Sabe el técnico que sin un Gasol en pista, el rendimiento de esta selección ha bajado escandalosamente a lo largo de los últimos años.
El Eurobasket de Eslovenia se presenta también como una reválida para Marc. Hay quien ha osado asegurar que el mediano de la saga,all-star este curso, ha llegado ya a superar a su hermano mayor, pero lo cierto es que cuando Pau ha faltado, en el Mundial de Turquía en 2010 y el Eurobasket de Serbia en 2005, España se ha quedado sin medalla. Sólo ha habido, de hecho, un torneo del que el mayor de la saga se haya ido sin un metal colgado del cuello. Fue en los Juegos Olímpicos de Atenas, en 2004, y el pívot de los Lakers acabó entonces como máximo anotador y, sin discusión, una de las grandes sensaciones del campeonato. He ahí la importancia de llamarse Gasol, pero sobre todo Pau. A Marc le toca demostrar su capacidad para ejercer de líder, una condición que deberá asumir definitivamente cuando los junior de oro se echen a un lado, algo que podría suceder tras el próximo Mundial.
AL RITMO DEL 'CHACHO' El otro Gasol no estará sin embargo solo en Eslovenia. Más allá de ese punto débil localizado en la pintura, Orenga dispone de un elenco de enormes jugadores. España tiene un plantel más sobrado de talento que de físico, pero aun desequilibrada parte como una de las grandes favoritas para volver a hacerse con el título. El excepcional estado de gracia que atraviesa Sergio Rodríguez invita a considerarlo como otro de los puntales de un equipo en el que deben convivir tres de los cinco mejores bases del campeonato. Tanto Ricky Rubio, algo apagado en los amistosos, como José Manuel Calderón están capacitados para mandar en cualquier partido. Orenga ha buscado una fórmula que no convence a todo el mundo para posibilitar su convivencia: Calderón ha actuado más como escolta que como director de juego. El timonel criado en la cantera del Baskonia se compagina en ese rol, donde hay que borrar la alargada sombra de La Bomba Navarro, con Sergi Llull. El escolta del Madrid, del que se esperaba un paso al frente ante las bajas tendrá que asumir mayor protagonismo ofensivo junto a su compañero Rudy Fernández, en teoría referencia exterior del equipo y titular indiscutible en el puesto detres, donde tanto Fernando San Emeterio como Alex Mumbrú han evidenciado en estas últimas semanas que pueden aportar experiencia y cosas diferentes y muy aprovechables para el equipo.
Sin embargo, cualquier esperanza de éxito pasa por las manos de Gasol, por su salud y su capacidad para cuidarse de la acumulación de faltas. España parte entre los favoritos, como siempre, pero es uno más, no el único. Sobre las fornidas espaldas de Marc descansa ahora la responsabilidad de mantener la hegemonía ibérica sobre el torneo continental. El equipo español estuvo presente en los podios de seis de las últimas ediciones (2 oros, 3 platas y 1 bronce). La última vez que se quedó sin medalla fue en 2005. En el roster de aquel equipo faltaba un apellido ilustre. La importancia de tener a un Gasol.

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