27/9/11

Mucho músculo y demasiado pico

Joey Dorsey, un tipo que escapó de los barrios marginales de Baltimore como otros muchos talentos gracias al baloncesto, cierra la plantilla del Caja Laboral avalado por su descomunal físico y su habilidad para el rebote


Hemos tenido que aguardar hasta la semana previa al inicio de la competición oficial para conocer la identidad de la última pieza que adornará la plantilla con la que el Caja Laboral pretende reinventarse para recobrar los valores que el pasado año tanto se echaron en falta. Y el jugador elegido para completar el frontcourt encaja con las líneas maestras de un proyecto que puede gustar más o menos pero que tiene una forma perfectamente delineada. Joey Dorsey, un jugador con poco nombre y mucho músculo, acompañará a Mirza Teletovic, Milko Bjelica y Kevin Seraphin (este último en calidad de sustituto temporal) para conformar el heterogéneo listado de pívots con el que Dusko Ivanovic marchará a la guerra. Aunque algunos quizá esperaban que el elegido fuese un cinco más al uso, mucho más espigado, capaz de intimidar por presencia, la directiva baskonista ha rubricado el plantel con un tipo de jugador que se asemeja muchísimo en constitución y cualidades a Richard Hendrix, la apuesta inicial. De corta estatura, habituado a actuar como cuatro pero con una vocación de cinco indisimulable, el ex jugador de los Raptors llega a Vitoria para ofrecer al técnico montenegrino algo que le ha faltado estos últimos años: una bestia para pegarse bajo los aros, un animal del rebote con mucho más físico que talento pero que puede aportar al equipo vitoriano algunas cosas que no tenía y que muchos considerábamos necesarias.

Supongo que quien más quien menos habrá echado un ojo a sus números. No dicen demasiado de un tipo que ha pasado bastante desapercibido en las tres franquicias de la NBA para las que ha jugado. Nacido en diciembre de 1983 en Baltimore, una de las localidades con mayor porcentaje de población afroamericana de los Estados Unidos, Dorsey se ha habituado a la pelea desde su más tierna infancia. El baloncesto lo rescató de las calles de uno de los barrios más conflictivos de esta de por sí peligrosa ciudad del estado de Maryland. Baltimore, gobernada por la alcaldesa Sheila Dixon, tía del exjugador del Unicaja Juan Dixon, ha servido como escenario de una de las mejores -si no la mejor- serie de la HBO, The Wire, que relataba con crudeza la jungla que para los jóvenes negros, sin demasiadas oportunidades laborales ni excesivo futuro, suponen los barrios más desfavorecidos de esta ciudad. Richard Elmer Dorsey sí encontró una oportunidad alternativa a las drogas y al duro ambiente con el que convivió y ha forjado en parte su personalidad. El baloncesto le concedió la ocasión de escapar, de huir en busca de un futuro mejor. Su destino estaba bien lejos, a orillas del Mississippi. La Universidad de Memphis lo reclutó para su equipo de baloncesto, los Tigers, y allí empezó a labrarse un destino que siempre ha estado salpicado por su incontinencia verbal y un carácter que podría llegar a acarrearle problemas de adaptación o convivencia en las filas del Caja Laboral.

Del gueto al estrellato

No ha sido el único al que las canastas rescataron de la muerte en vida de los barrios marginales que en la ficción patrullaban Bunk y McNulty, gobernaban Avon Barksdale, Proposition Joe o Stringer Bell, donde deambulaban fantasmas de drogadictos sin futuro como el de Bubbles. Hasta medio centenar de jugadores que se han labrado una carrera en la NBA nacieron en el área metropolitana de Baltimore. Un número considerable para un entorno de apenas dos millones y medio de habitantes. De las calles de La Farmacia, uno de los guetos que daban cobijo a los personajes de esta serie de culto, han surgido estrellas de la NBA como Carmelo Anthony, Rudy Gay, el malogrado Reggie Lewis, el legendario Tyrone Bogues o el eterno Sam Casell. Dorsey, sin embargo, no será el primer jugador nacido en estos barrios, con un elevadísimo índice de muertes por armas de fuego, que vestirá la camiseta del Baskonia. ¿Quién fue el anterior? Otra bestia de la pintura. Ken Animal Bannister mamó el baloncesto en los mismos playgrounds en los que se crió Dorsey y que compartieron otros jugadores que han pisado las canchas de la ACB en un pasado reciente, como el ya mencionado Juan Dixon, el ex del Valladolid Devin Gray, Corsley Edwards o el ahora escolta de los San Antonio Spurs Gary Neal. Para todos ellos, el baloncesto se convirtió en una vía de escape. Quizá en una opción de supervivencia. Puede que más aún para Dorsey, un tipo que se labró fama de bocazas durante su estancia en los Tigers de Memphis. En el gueto los que hablan demasiado tienen más papeletas de meterse en líos. Y el nuevo jugador del Baskonia, a tenor de su pasado, daba rienda suelta a su lengua.

Con el conjunto de la universidad del estado de Tennessee, cuna del rock and roll, Dorsey destacó en las facetas que a la larga han justificado sus salarios: intensidad bajo los aros, excelente capacidad atlética y un don natural para ganar la posición en el rebote. Luego incluiré un par de vídeos, pero por lo que conozco a este jugador (que es poco a pesar de ver tantos partidos de la NBA como me es posible) y por las imágenes que he ido viendo, posee un talento innato que me trae a la cabeza, salvando las distancias, a Felipe Reyes. Sabe aprovechar su corpulencia a la perfección para disimular su desventaja de centímetros. No caza los rechaces por su potente salto; sabe meter el cuerpo y ganar la posición, una virtud muy interesante que muchos jugadores en el baloncesto moderno desprecian, por fiarse de sus condiciones atléticas, y lo acaban pagando. A Dorsey, sin embargo, los peajes se los cobraba su fanfarronería. Célebre es ya el enfrentamiento que mantuvo en 2007, en vísperas de la final de división de la NCAA, con Greg Oden.

"Quizá Oden pueda ser tan bueno como Joey Dorsey"

"Oden es un jugador grande muy sobrevalorado", se soltó el último refuerzo del Baskonia sobre el pívot que pocos meses después acabaría siendo elegido en el número uno del draft por los Trail Blazers. Se calentó antes del partido y, quién sabe sin con la intención de amilanar a su rival, no midió en bravuconadas. El nuevo jugador del Caja Laboral fue un poco más allá: llegó a decir que "Oden quizá llegue a ser tan bueno como Joey Dorsey" y se comparó a sí mismo con "Goliat" y al por entonces jugador de la Universidad de Ohiao State con "un pequeño hombre". Lo pagó muy caro sobre el parqué. Oden, que a la larga ha pasado a engrosar la lista negra de fracasos en la primera elección del draft, le pasó por encima. Condujo a los Buckeyes a la victoria (92-76) tras firmar una sensacional actuación que adornó con 17 puntos y 9 rebotes. ¿Qué pudo hacer Dorsey ante esta bestia de siete pies? Nada. Cerró el encuentro con un paupérrimo bagaje de tres rebotes y no pudo anotar, porque ni siquiera pudo lanzar a canasta en los 19 minutos que estuvo sobre el parqué. En las canchas callejeras de Baltimore quizá sirviese de algo amilanar a los rivales. En el mundo real sólo le valió para sufrir una humillación que le perseguirá de por vida.

Pese a todo, su carrera en los Tigers resultó muy fructífera. Acumuló varios galardones por su producción defensiva a lo largo de las tres temporadas que participó en las ligas universitarias y volvió a conducir a su equipo a la final de división un año después, ya sin Oden de por medio. Esta vez, con derrota en la final ante los Kansas Jayhawks, no lo hizo en solitario. Dorsey coincidió en Memphis con dos jugadores que se han hecho un hueco en la NBA y con los que aún mantiene una excelente relación. Uno de ellos es el actual MVP de la competición americana, el base de los Bulls Derrick Rose, que ya por aquel entonces centraba la atención de legiones de ojeadores de los equipos profesionales. El otro era Chris Douglas-Roberts, escolta que ha militado en Milwakee Bucks pero que, como Dorsey, ha decidido emprender una aventura overseas como consecuencia del lockout. En su caso, jugará en la Virtus de Bolonia.

La carrera de Dorsey en la NBA, donde aterrizó de la mano de los Houston Rockets tras ser elegido, curiosamente, por Portland un año después que Oden (en su caso en segunda ronda, número 33), ha sido la de un especialista que ha pagado en exceso su corta estatura. Apenas gozó de oportunidades en el equipo texano. Disputó diez partidos durante las dos temporadas que permaneció en su disciplina, aunque pasó más tiempo en la plantilla que compite en las ligas de desarrollo, los Río Grande Valley Vipers, que en el mismo vestuario que Yao Ming y Luis Scola. En 2010 fue traspasado a Sacramento, donde tampoco dispuso de excesivo protagonismo. Jugó ocho partidos, en los que con poco más de seis minutos de promedio pudo acumular unos raquíticos 1,5 puntos y 2,3 rebotes.

El rebote como medio de subsistencia

En realidad, las estadísticas reflejan el tipo de jugador que ha contratado el Baskonia. Ha sido una constante en sus cuatro temporadas en la NBA que sus promedios reboteadores superasen a los anotadores. Incluso en el pasado ejercicio con los Raptos, el año de su consolidación en la máxima competición norteamericana. Pero esto es lo que se buscaba y lo que se ha encontrado. En la franquicia canadiense, donde ha coincidido con José Manuel Calderón, ha aprovechado el desbarajuste reinante tras la marcha de Chris Bosh para hacerse un hueco. Ha disputado 43 encuentros, nueve de ellos como titular por primera vez en su carrera, y los ha aprovechado. Jay Triano le ha concedido algo más de doce minutos y le han bastado para convertirse en soporte de la segunda unidad, con 3,1 puntos y 4,4 rebotes por cita. De no haber mediado el lockout, seguramente se habría ganado un contrato. Pero se le ha presentado una nueva aventura y ha querido vivirla.

Dorsey puede aportar muchas cosas que el Caja Laboral necesitaba como el comer, pero su adaptación al equipo, al entorno y, sobre todo, al entrenador genera ciertas dudas. No son pocas las historias en torno a actos de indisciplina y poca formalidad que jalonan su hoja de servicios. Proporcionará rebote y una tremenda solidez defensiva, incluso con rivales de mucha mayor envergadura en el poste bajo, siempre que Ivanovic, que de paciencia anda justo, pueda canalizar su fogosidad y hacerlo entrar en vereda. Joey Dorsey, genio y figura, es músculo y es boca, es un jugador profesional pero también un chaval salido de las canchas callejeras de Baltimore, donde la anarquía el ley. Así se presenta el último elemento del proyecto con el que el Baskonia pretende recuperar la gloria perdida. Puro espectáculo dentro y fuera de las canchas.

Os dejo un par de vídeos para que veáis de lo que es capaz. El primero muestra su tremenda capacidad de salto y sus dotes para jugar por encima del aro tras un pick and pop (si Prigioni lo educa puede ser un espectáculo). El segundo, lo citado sobre su habilidad para ganar la posición en el rebote, incluso con pívots más grandes, como es el caso de Marc Gasol.



3 comentarios:

Borja Callejo Audicana dijo...

Muy buen articulo. Muchas gracias por aclararnos un poco mas el tipo de jugador que es.

Tu lo comentas muy bien, un punto importante sera la adaptacion al grupo y todos sabemos como le gustan a Dusko trabajadores y disciplinados. Lo primero si que lo parece, pero lo segundo lo debera demostrar.

sraly dijo...

Su paso por la NBA ha sido testimonial y arrastrando la fama de un equipo que llamó tanto la atención como esos Tigers de Rose en la NCAA. Como dice, Dorsey es el típico producto de gimnasio, cuya anchura le hace ser un potente reboteador, pero dudo que sus conceptos ofensivos vayan más allá del mate o la finalización tras asistencia por la ayuda de su par. No le recuerdo recursos en el poste ni un tiro de cierta solvencia, aunque no soy un scouter de la NBA. Seraphin me parece un jugador más interesante.

Un abrazo desde Puertatrás

Joseba. dijo...

Gran artículo Peje!

En este mundo de periodismo express, prisas y noticias enlatadas, se agradece muchísimo la documentación (una documentación que no aparezca en la wikipedia, al alcance de un click de ratón), la pausa y los artículos como este.

Un abrazo!