26/9/11

Pinceladas de futuro


Apenas han pasado unas horas desde el primer test serio de pretemporada, el primer partido en el que el Caja Laboral ha podido contar con casi todas las piezas que adornarán su nuevo proyecto, y me enfrento al folio en blanco con más esperanza que dudas sobre lo que puede llegar a ofrecer el equipo en un futuro próximo. Puedo celebrar que lo que escribí hace una semana (Optimismo en azulgrana) lleva camino de cumplirse. Este Baskonia ha perdido en lo singular para ganar en lo colectivo. Las piezas, a falta de la llegada del último elemento para el frontcourt, encajan. Quedan muchos detalles por pulir, pero me da la sensación de que este Caja Laboral no sólo mira al pasado para recuperar la camiseta azulgrana y las dotes de mando de Pablo Prigioni, en lo esencial ha nadado en contra del tiempo para recobrar una esencia que algunos, más allá de los títulos, hemos echado mucho en falta.

Me refiero a esa personalidad propia que algunos definieron como carácter pero que han abanderado y compartido con éxito el presidente de la entidad, su ya longevo técnico y muchísimos de los jugadores que han pasado por el Buesa Arena a lo largo de las dos últimas décadas. Insisto en que queda mucha tela por cortar, sólo hemos visto un pequeño esbozo, y nada tiene que ver que el resultado haya sido una victoria (75-68) ante un Real Madrid que todavía tiene un enorme margen de crecimiento. Sin embargo, esta primera toma de contacto con la nueva realidad me permite reafirmarme en una idea que no tiene por qué llevar aparejada la promesa de títulos para el ejercicio que está a punto de comenzar. Algunos nos conformábamos con volver a disfrutar de un equipo competitivo, con alma, y el que se está gestando tiene toda la pinta de que va a encajar en esos parámetros. Os ofrezco unas pinceladas, leves esbozos de un boceto, de lo que me parece a día de hoy este Caja Laboral del futuro, este plantel con aromas del pasado, este Baskonia de apariencia tan familiar.

1. Más equipo que nombres. Muchos han defendido durante el verano que la plantilla ha perdido en nombres, en brillo, con la marcha de jugadores de gran calidad como Marcelinho Huertas o Stanko Barac. Y puede que sea cierto. Pero al mismo tiempo apunta una cohesión colectiva que se ha echado mucho falta en las últimas campañas. Asumo que no puede emitirse una valoración global hasta que se conozca la identidad del cuarto pívot, toda vez que la presencia de Kevin Seraphin sólo puede entenderse como algo puntual, pasajero. En cualquier caso, el perfil de varios de los jugadores reclutados, bien por su juventud bien por su condición de secundarios, invita a creer que el nuevo Baskonia ganará en aspectos, como el sacrificio o la intensidad defensiva, que tanto ha debido de añorar Ivanovic desde que regresó a Vitoria.

2. Liderazgo. Pablo Prigioni ha pasado una dura prueba de fuego, un reencuentro con una afición a la que en su día menospreció, que lo amó y lo repudió. El Iradier Arena dictó sentencia. Habló antes, durante y después del partido. Como se esperaba, el timonel argentino acabó con acallar los pitos con su juego, con su presencia y su capacidad de mando. Ha firmado un Preolímpico espectacular y llega en un excelente estado de forma. Las dudas que me generó su fichaje, más por el rendimiento que pudiera ofrecer a sus 34 años que por aspectos relacionados con su presunta enemistad con la hinchada baskonista, quedaron disipadas cuando condujo a la selección Argentina al oro en Mar de Plata. En su reestreno con la elástica azulgrana demostró que está más que capacitado para guiar la nave. Es más, viéndolo sobre la cancha algunos caímos en la cuenta de lo mucho que se le ha echado menos. Manda, ordena y dirige. Pone la pausa que la pasada campaña no tuvo el equipo gasteiztarra. Ya veremos cuánto le dura la gasolina, sobre todo en un curso en el que va a tener que asumir muchos minutos, pero ha llegado como una moto. Ha vuelto a casa y ha recuperado el protagonismo y la relevancia que le faltó en Madrid. El hecho de poder estrenarse ante su exequipo resultó paradójicamente catártico.

3. Jerarquías. La llegada de Prigioni y, más aún, la marcha de Barac y Huertas puede proporcionar al Baskonia una redistribución de roles que se antojaba fundamental. La marcha de Tiago Splitter había abierto un periodo de indefinición que no llegó a cubrirse satisfactoriamente en todo el ejercicio precedente. El argentino conoce a Ivanovic, será su extensión sobre el parqué y le ayudará al preparador montenegrino a acabar con el caos que se apoderó del juego del combinado azulgrana. Teletovic seguirá siendo opción preferente en ataque, pero no en cualquier situación, como sucedía. Al argentino le falta no obstante un socio para martillear a los rivales con sus imparables pick and roll. Seraphin está capacitado para asumir ese papel durante su estancia en la capital alavesa, pero no deja de ser un apaño temporal. Si el poste que queda por llegar es capaz de brillar en esa faceta, el equipo ganará mucho.

4. Heurtel. El base francés es puro talento, pero me parece que está un poco verde. Ideal para revolucionar los partidos, muy eléctrico y con unos recursos técnicos interesantes, tendrá que aprovechar la presencia de Prigioni para ganar en pausa y lectura del juego. Me recuerda al Marcelinho Huertas de los primeros tiempos.  Le faltan algunos grados de cocción y considero que esto acabará redundando en que Prigioni asuma muchos más minutos de los que en un principio se pensaba que debería asumir. Una de las incógnitas que me deja la composición de la plantilla, aunque por primera vez en tres años el Caja Laboral va a disponer al menos de dos bases.

5. Fragilidad en la pintura. Más allá de un Seraphin que puede aportar mucho tanto en ataque como en defensa durante el tiempo que permanezca en Vitoria, la principal consecuencia del agitado verano que ha vivido la directiva para cerrar la plantilla se traduce en una apariencia de cierta endeblez bajo los aros. Teletovic es lo que es y Milko Bjelica, intenso y trabajador pero más cuatro que cinco, intimida lo justo. Tampoco Lampe, que todo el mundo espera que acabe ocupando la plaza de Seraphin, pasa por ser un cinco excesivamente dominante bajo los aros. Tiene más calidad que capacidad de intimidación. También en este aspecto resultará crucial la pericia con la que los dirigentes del club azulgrana resuelvan la última operación del periodo estival de fichajes, que ya es otoñal.

6. Los nuevos y los recuperados. Gran parte de los éxitos que pueda cosechar este nuevo Caja Laboral dependerán de la capacidad de Ivanovic para integrar en su proyecto -es un proyecto muy a su imagen y semejanza- a los nuevos reclutas y, en buena medida, para recuperar a algunos jugadores que ya estaban pero que no lograron ofrecer sus mejores prestaciones con la anterior configuración. Pau Ribas y Brad Oleson, sobre todo cuando salte a la palestra Reggie Williams, deberán pelear por minutos. El catalán tiene muchos boletos para volver a compaginar las posiciones de uno y dos, sobre todo si la maduración de Heurtel se dilata más de la cuenta, y al jugador de Alaska se le debe exigir una mayor ambición. Williams, por su parte, tendrá balones. La formación del plantel se los garantiza. Quiero ver cómo responde, y me refiero más a la asunción del código baloncestístico de Ivanovic que a su capacidad para anotar, sobre la que no cabe duda. Para Nemanja Bjelica será un ahora o nunca. No puede haber más paciencia para con un jugador que lo prometía todo y que por ahora no ha ofrecido nada. En el duelo contra el Madrid, como en el Eurobasket, se le apreció una mayor intensidad, que en ocasiones raya en agresividad excesiva pero que puede resultar un activo muy aprovechable si Ivanovic lo sabe reconducir.

7. El equipo encaja con Dusko. En todo caso, reitero que a estas alturas de la película, que casi aún ni ha comenzado, el nuevo Baskonia me ofrece más esperanza que dudas. Sobre todo por un aspecto que me parece fundamental si se toma como referencia la historia reciente del Baskonia: esta plantilla encaja con el perfil de su entrenador. Es un vestuario que reúne juventud, talento y hambre a partes iguales. Ivanovic exprime estos valores y les saca chispas. Repito que aún queda mucho bacalao, que debe cerrarse definitivamente la plantilla, que quedan por aparecer en escena las dos principales apuestas del pasado verano (Lampe y Williams) y que nada de esto garantiza títulos. Sin embargo, me queda la sensación de que este curso que todavía no ha echado a andar va a permitir que muchos aficionados baskonistas vuelvan a sentirse identificados con un equipo al que históricamente siempre se le ha exigido que nunca baje los brazos. No creo que este lo vaya a hacer.

1 comentario:

Anónimo dijo...

lo que quieres decir es que no va a haber más ridículos como en valladolid o en fuenlabrada?