17/1/12

¿Promesa eterna o futura realidad?

Dejan Musli, que en su etapa junior tiranizó el basket continental sobre otras figuras que ya son realidad como Valanciunas o Kanter, corre el riesgo de quedarse por el camino ante la apatía y el escaso hambre que le atribuyen sus técnicos


Me lo dijo un tipo que ha trabajado de cerca con varias de las figuras que han jalonado de éxitos la historia reciente del baskonismo: "Este chaval se va a quedar por el camino. Si no espabila, si no se pone las pilas, no tiene nada que hacer". De esto ha pasado un año. Y en ese periodo de tiempo me han llegado más opiniones en la misma línea. Dejan Musli, el gigante serbio, el chico que sacó los colores a Jonas Valanciunas, al que todos vaticinaban un futuro mucho más esplendoroso que a otros interiores de su generación, como el turco Enes Kanter, ya jugando en la NBA con los Jazz, corre el riesgo de quedar retratado para la posteridad como una eterna promesa. En un tiempo en el que se ha empezado a poner en tela de juicio el tino de un club otrora infalible a la hora de reclutar futuras estrellas, la presencia de Musli en el equipo de un entrenador que no quiere ni siquiera oír hablar de él supone un recordatorio constante de que las cosas quizá no se han hecho tan bien en los últimos tiempos.

Incrustado como un bulto sospechoso en el roster de un Caja Laboral donde Dusko Ivanovic no le concede siquiera migajas, la escasa evolución del pívot nacido hace dos décadas en Belgrado genera una enorme inquietud en el seno del club. Esta temporada no ha pisado el parqué con la elástica baskonista. No ha disputado un solo segundo desde que arrancó el curso. Es más, lo poco que ha jugado, que han sido algo menos de tres minutos, lo hizo con el Fuenlabrada, un equipo al que fue en calidad de cedido para cubrir una lesión, la de Gustavo Ayón, y donde tampoco dejó buena imagen.

Porfi Fisac: "Debe esforzarse mucho más"

¿Qué pasó en el equipo del sur de Madrid para que Musli se viera superado en cuanto a protagonismo por pívots de un perfil tan bajo (con todos los respetos) como Javi Vega o Adrián Laso? ¿Que obligó a Porfi Fisac a imitar a Ivanovic y prescindir de sus servicios a pesar de que por aquel entonces su equipo había perdido por lesión a su principal referente interior? La respuesta la ofreció el técnico milagro hace unas semanas, en vísperas de la visita del Fuenlabrada al Iradier Arena. "Bueno, el carácter del entrenador del Fuenlabrada exige a veces un grado de esfuerzo máximo. Dejan es un muy buen chaval y con talento. Creo que está en sus manos, no en las de los preparadores que lo entrenemos. Muchas veces, la disposición, la actitud y la forma de trabajar es más importante que la calidad de un jugador. A mí me gusta que los jugadores tengan calidad, pero que no estén exentos de trabajo. Y él debe de esforzarse mucho más en esto de continuar hacia adelante si realmente quiere ser un hombre de esta liga y Europa", se explicó Fisac en una entrevista concedida a Diario de Noticias de Álava. No hace falta disponer de un sexto sentido para entender que el preparador del cuadro fuenlabreño, a las puertas de un enfrentamiento con el equipo que le paga al jugador, debió de atender a criterios de cordialidad para tamizar sus verdaderas impresiones acerca de un jugador que ha sembrado demasiadas incógnitas a lo largo del poco más de año y medio que lleva en Vitoria. Y aun así, su diagnóstico parece clarificador. Sus palabras suponen una sentencia.

Dos cesiones, dos fracasos

La del Fuenlabrada no es, en todo caso, la primera cesión de Musli desde que recaló en el Baskonia. Un jugador contratado a base de talonario como la firme promesa que parecía, firmado para cinco temporadas y pagado como corresponde a estas expectativas generadas durante su época junior, ya fracasó en su anterior aventura. Fue en Italia. Entonces, hace ahora un año, marchó rumbo a Montegranaro. En el Fabi Shoes tampoco cuajó. No quedó muy claro por qué, pero lo cierto es que no llegó siquiera a debutar. La explicación oficial, tampoco excesivamente clara, hablaba de una extraña fiebre que le había impedido entrenarse en condiciones. Se dijo que regresaba a Vitoria para ser tratado por los doctores del club azulgrana. Pero el caso es que ni volvió al equipo transalpino ni se le reclamó para que lo hiciera.

"No he estado muchos días con él, apenas un mes. Tiene buena actitud, pero le falta algo de carácter en este sentido y algo de esfuerzo personal que solamente él podrá dar y nadie se lo puede regalar. Los minutos son muy caros, tienen un precio y él debe llegar a pagarlo con esfuerzo, sacrificio, actitud e intensidad. Eso es lo que, de alguna manera, le demandamos en el tiempo que estuvo aquí", redundó durante la entrevista Porfi. Insisto: en su discurso queda muy claro que el principal problema del poste serbio no tiene que ver con su talento, que existe, ni con sus facultades físicas y técnicas para jugar al baloncesto. Hablan, como el técnico al que me refería al comienzo del post, de actitud, de ganas por comerse el mundo, por crecer. Y eso, cuando se trata de dar el paso definitivo, cruzar esa línea que separa a los triunfadores de los fracasados, puede resultar un lastre fatal.

El mejor amigo de Nemanja

Musli, a quien otro baskonista como Nemanja Bjelica considera su mejor amigo, comparte con su compatriota gran parte de los desvelos de un club que depositó sus esperanzas de cara a un futuro inmediato en dos jugadores que no están respondiendo a esa apuesta. El problema es que a Musli su fama comienza a precederle. En otros casos, y hablo de figuras baskonistas de otros tiempos, las horas de vuelo requeridas para ganarse minutos de protagonismo en el conjunto del Buesa Arena se ganaban a través de una cesión. Ahí están, por citar tres ejemplos, los casos de José Manuel Calderón, Luis Scola o Tiago Splitter. Pero ni siquiera esto está resultando sencillo. Al club que preside Josean Querejeta le está costando horrores hallar un acomodo a un jugador por el que pocos equipos modestos de la ACB están dispuestos a hipotecar parte de sus ya de por sí ajustados espacios salariales. Más allá del Montegranaro, quizá el único equipo que llegó a fiarse del todo de su capacidad, y del Fuenlabrada, que tiró de necesidad, no ha habido otro equipo que se decida, a pesar de que el pasado año llegó a hablarse de un posible interés del Manresa.

Ya hable en su día de las virtudes de Musli (La némesis de Valanciunas), del cartel con el que llegó a Vitoria. Nadie pone en tela de juicio lo que hizo ni duda de lo que podría hacer. "No sería el primero que se queda por el camino teniendo talento ni será el último. En Vitoria hemos tenido más casos", me aseguraba este amigo vitoriano. Cada vez son más los que comienzan a temer como él por el futuro de un jugador que hace ya mucho tiempo que agotó la paciencia de su entrenador. Recuerdo una rueda de prensa de la primavera pasada, creo que fue en vísperas de un partido importante de la Euroliga. Sucedió en la sala de prensa del Buesa Arena. Un compañero de una radio le preguntó a Ivanovic por el poste serbio y el técnico no pudo ser más tajante. "No quiero que me preguntéis por este jugador", zanjó. Obviamente, los periodistas congregados en aquella sala quedamos un tanto consternados. Pero lo cierto es que no se ha vuelto a preguntar sobre él. Ni siquiera esta temporada en la que el Baskonia está padeciendo tantos problemas para configurar el juego interior tras la lesión de Maciej Lampe, la marcha de Seraphin tras el fin del lockout y el reciente despido de Joey Dorsey.

Un elemento ornamental en el banquillo azulgrana

Musli apenas ejerce de elemento decorativo en el banquillo del conjunto azulgrana. Y no es el único. Ivanovic ha dejado bien claro que prefiere jugarse las castañas con dos cuatros (Teletovic y Milko Bjelica) y un tres reconvertido (Nemanja Bjelica) antes que otorgar minutos relevantes al bisoño jugador serbio e incluso a un Golubovic que nadie llega a entender del todo para que se fichó. La prueba más palpable llegó el pasado sábado, en el tramo final del calamitoso partido frente al Assignia Manresa. Daba igual que Josh Asselin hubiera cuajado en el Iradier Arena su mejor partido de la temporada -algo que comienza a ser común entre los cincos que se miden al Caja Laboral-. Tras cometer Milko su quinta falta personal y caer Teletovic lesionado, el preparador montenegrino prefirió concluir el partido con un quinteto en el que Nemanja Bjelica y Fernando San Emeterio eran los jugadores con más centímetros.

Es muy pronto para dictar sentencia sobre el futuro que le aguarda a Dejan Musli, tanto en el Baskonia como en el mundo del baloncesto. Hablamos de un jugador muy joven, que el primero de marzo cumplirá los veinte años. Pero las señales que llegan comienzan a incrementar el nivel de preocupación dentro y en el entorno del club. ¿Se quedará por el camino? ¿Se recordará en la distancia como una gran promesa, como lo que pudo ser y no fue? Fisac no se moja pero vuelve a incidir en el factor clave que determinará su destino y en cierta medida permitirá evaluar a toro pasado la labor, cuestionada ahora, de los encargados de descubrir joyas por pulir para el club azulgrana. Todo depende de que el pívot serbio quiera. De su hambre dependerá lo que se coma en este mundillo. "Si el club le tiene entre sus filas es porque cree que el jugador podrá dar ese salto de calidad. El siguiente paso ya no es que te den la oportunidad de estar, sino una cuestión suya. Será Musli el que deba hablar en la pista y decidir las cosas. Jugando es la única manera de que progrese, pero es algo que se deberá ganar". Palabra de Porfi.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Cuando buscar en el diccionario sinonimos de ZANGANO, Musli es la primera entrada.

diraculis dijo...

Que a Musli le falta caracter y como diría mi idolatrado Manel Comas un litro de mala leche es un hecho, lo que nos debimos se dar cuenta antes de traerle es que no tenemos un entrenador quemar distinga por la paciencia, y ahi esta el verdadero problema .
Por otra parte creo que ha habido momentos en el que hacerle jugar aunque fuera un minuto hubiera podido o podría cambiar su actitud?
La respuesta es no lo se, pero son muchos los jugadores procedente de los Balcanes que llegan a nuestra luga siendo firmes promesas y líderes de su generación y se quedan en medianías, vease Belikovic y Tomic en el Madrid que les falta ese puntito y mas cercano nuestro Barac
En fin que quizás lo mejor para las dos partes fuera una separación amistosa