30/8/11

Cosas del labrum

La lesión de cadera de Maciej Lampe, que lo mantendrá un mínimo de cinco meses de baja, complica una vez más la planificación de la próxima temporada a los rectores del Caja Laboral, algo habitual por estas fechas


A veces, sólo a veces, los profesionales del periodismo deportivo aprendemos algo mientras ejercemos nuestro trabajo. Son las menos. Pero a veces pasa. En las últimas horas algunos hemos oído por primera vez una palabra que, lamentablemente, puede determinar en gran medida el futuro inmediato de un Caja Laboral que hace mucho tiempo que no conoce la tranquilidad en las pretemporadas. Me refiero al labrum, la parte de la cadera que tiene dañada Maciej Lampe, la causa de que el polaco, una de las principales apuestas de la directiva de Josean Querejeta, vaya a tener que pasar por el quirófano y afrontar un periodo de baja que, en el mejor de los casos, le va a obligar a perderse la mayor parte de una campaña que aún no ha comenzado pero que se presenta muy complicada para el equipo vitoriano. Si la tarea de hallar un poste para cerrar definitivamente el plantel antes de que se conociera la dolencia del polaco se antojaba complicada, ahora las dificultades se multiplican. El Baskonia ya no busca un jugador interior en un mercado yermo de calidad en hombres de esas características. Ya no escudriña los listados de jugadores en busca de un cinco físico, intimidador, rocoso. Los parámetros de búsqueda han variado. Hacen falta dos pivots más. Y Las nuevas coordenadas encaminan el trabajo de la dirección deportiva hacia la caza de un hombre que cubra con garantías el puesto de cinco titular que, como mínimo durante cinco meses, ha dejado vacante Lampe. Por culpa de su labrum. No será sencillo.

Para todos aquellos que no sepan qué es el labrum, entre los que me encontraba hasta hace unas horas, antes de emprender una labor de documentación que me ha permitido descubrir aspectos de la anatomía humana que desconocía por completo, lo explico brevemente. Aunque ya digo que, en el caso del Baskonia, el término "labrum" equivale ahora mismo al concepto "condenado inconveniente que puede poner en peligro la planificación de una temporada que ya de por sí generaba algunas dudas". Que me perdonen los eruditos en la materia, pero lo expongo como lo he entendido tras releer varios artículos médicos de extrema complejidad. Sobre todo para los que no tenemos ni idea del asunto. Se trata de un cartílago que se encuentra en el interior de la articulación de la cadera, que tiene una composición similar a la de la rodilla, aunque las lesiones en estas zonas resultan mucho más infrecuentes. Lampe sufrió un desgarro mientras se entrenaba para preparar la temporada por su cuenta en Chicago. La cadera, como la rodilla, tiene una rótula, la parte superior del fémur, que se ajusta en el hueco que deja el hueso pélvico, de tal manera que el cartílago se alinea con el hueso para permitir un movimiento equilibrado y la amortiguación de una articulación fundamental para realizar cualquier movimiento del tren inferior. El polaco, según explicó el doctor Alberto Fernández, se produjo un desgarro en el cartílago. Una lesión tan dolorosa como complicada, que requiere de un paso urgente por el quirófano y que, en términos prácticos, para el baskonismo supone un nuevo revés, uno más en el ya dilatado historial de contratiempos que ha tenido que asumir durante los veranos recientes.

Mensah-Bonsu, Haislip, Herrmann, Logan...

Se ha convertido en una constante que agita las semanas previas al arranque de la competición para el equipo vitoriano. No hace falta remontarse demasiado en el tiempo para dar con el último caso. El pasado verano, sin ir más lejos, el protagonista fue Pops Mensah-Bonsu. El pívot británico, que encajaba en el perfil físico que el club buscaba para servir como complemento a Stanko Barac, se cayó también a la hora de pasar los reconocimientos médicos previos a la firma del contrato. El problema entonces fueron las rodillas. Recuerdo que alguien me ofreció una explicación muy gráfica para exponer lo que se habían encontrado los doctores al examinarle: "Las tiene como unas maracas", me dijeron. No sé hasta qué punto estarían tan mal. Lo cierto es que el club vitoriano lo cortó y el exjugador del CSKA regresó a la NBA, en concreto a los Hornets, antes de cerrar un acuerdo para concluir el curso en el Asvel Villerbaunne.

No sería, sin embargo, el único contratiempo al que debería hacer frente la directiva baskonista, que si algo ha demostrado a lo largo de los años es gozar de una excelente cintura para recomponer sobre la marcha las plantillas. Pocos meses después, otro de los jugadores interiores que comenzaron la temporada, Marcus Haislip, protagonizaría un nuevo despido anticipado. El norteamericano, también desde el principio con más dudas por su estado físico que certezas sobre sus ganas por triunfar en Vitoria, acabó forzando su despido tras realizar un viaje sin permiso a Estados Unidos. Alegó motivos familiares. Pero el club, que controlaba con mimo la recuperación de su enésima lesión en apenas unos meses, dijo basta.

Lo de las lesiones y los problemas a los que siempre debe hacer frente un equipo que ha hecho de los contratos temporales un modo de subsistencia se ha llegado a convertir en un clásico. Pero desde luego la concentración de este tipo de situaciones que se producen en los albores de la temporada resulta inquietante. No es ningún secreto que Dusko Ivanovic es tremendamente exigente con sus pupilos. Busca siempre sacar el máximo partido a las plantillas. Y esto incluye un exhaustivo trabajo de puesta a punto física durante la pretemporada que no todos los jugadores aguantan de igual manera.

Algunos lo dirán más en serio que otros, pero no son pocos los militantes de la escuadra baskonista que han deslizado sentirse afortunados por acudir con sus selecciones precisamente para ahorrarse la vuelta al cole que les espera en Vitoria. De hecho, hay quien sufre tanto este ritmo que no son pocos los que han caído lesionados en esta fase previa de preparación. Al margen del propio Haislip, el pasado año el damnificado fue Logan. Pero también Walter Herrmann, en 2009, y Pete Mickeal, dos años antes, padecieron sendas lesiones que trastocaron sobremanera los planteamientos con los que los técnicos pretendían acometer el ejercicio nonato. El argentino, de hecho, tuvo que pasar por el quirófano. No regresó hasta bien entrada la temporada. Eso sí, cuando lo hizo, aportó en pequeñas dosis lo que se esperaba de él; lo justo y necesario para ayudar al equipo azulgrana a conquistar su tercer título liguero.

La excepción de Oleson y la esperanza de Lampe

Por regla general, y espero que esta norma encuentre su excepción en Maciej Lampe (un jugador que a mi me generaba también muchas expectativas), los jugadores que han llegado con taras a Vitoria no han podido siquiera estrenarse. Pero ha habido casos en los que el club se ha manejado con la misma paciencia y comprensión que ahora da la impresión que le concede al polaco. Bien reciente está el caso de Brad Oleson. El escolta llegado del frío aterrizó en la capital alavesa con una extraña dolencia en el tobillo que le causaba mucho dolor y requirió también de cirugía. Al final, como Herrmann, Oleson pudo recuperarse a tiempo para la fase decisiva de la competición. También puso su grano de arena en aquellos inolvidables playoffs del verano pasado. Si tuviera que apostar ahora mismo, no pondría demasiado dinero a que lo de Lampe se arregla con la misma celeridad. En función de lo que se encuentren los especialistas cuando abran en quirófano, su plazo de recuperación puede dilatarse, en el peor de los casos, hasta doce meses. En cualquier caso, aunque Oleson sí pudo reponerse a tiempo, contribuyó a magnificar las dimensiones de una maldición que viene de lejos y que no siempre ha estado teñida de problemas físicos.

Ha habido otras causas que han torpedeado los planteamientos iniciales de Querejeta y sus colaboradores. Me vienen a la cabeza dos casos que me dolieron especialmente. Los dos me parecían jugadores excepcionales y estaba entusiasmado con sus fichajes. El primero fue Raja Bell, al que el club se vio obligado a cortar antes de que comenzara la competición a raíz precisamente de otro de estos episodios tan incomprensibles que se producen en las pretemporadas baskonistas. Le vi jugar en La Casilla, en septiembre de 2002. Era un partido de la Copa Euskadi ante el Bilbao Basket de Splitter, Salgado y Txus Vidorreta. Firmó una actuación bestial. No recuerdo los números, pero se salió. Me atrevería a decir que ha sido uno de los americanos, si no el mejor (sé que es decir mucho), que he visto con la camiseta de este club. Hacía lo que ha hecho siempre en la NBA, que es defender mucho y tirar muy bien, pero además se le veía dispuesto a asumir un rol de estrella que en la competición estadounidense jamás ha tenido. Se salió. De verdad, brutal. Y más en un partido en el que le tocó ejercer por momentos de director de juego porque un día antes de este encuentro del que hablo se produjo uno de los muchos sucesos encadenados y desafortunados que impidieron que siguiera en Vitoria. Fueron demasiados aquel verano. Y me duele, porque la ACB podría haber disfrutado de un jugadorazo. El caso es que un día antes el base que había sido contratado para cubrir la baja temporal de Elmer Bennett, William Avery, se desligó del entonces TAU porque, según alegó, su hija de tan sólo unos meses había contraído una enfermedad y debía viajar a Estados Unidos para estar con ella. El club se negó a conceder permiso a un jugador que había firmado un contrato de sólo un mes de duración y ante la falta de acuerdo partieron peras.

Las espantadas de Burke y Gurovic

Si hubiesen sido esos -la aparente leve lesión de Bennet y la huida de Avery- los únicos problemas que sobrevinieron aquel verano, quizá Bell habría llegado a debutar en la ACB con la elástica del Caja Laboral. Pero aún aguardaban más contratiempos. Por un lado, se constató que la lesión de Benito revestía mucha más gravedad de la inicialmente pronosticada. Por otro, Pat Burke se bajó del barco y limitó el margen de contratación. Querejeta optó por modificar la estructura de la plantilla, fichó a otros dos americanos, el base Jerome Allen y Rashard Griffith, y el escolta nacido en las Islas Vírgenes tuvo que hacer la maleta y cruzar el charco en sentido opuesto. Por todos es sabido que no le ha ido mal. Nada mal. En 2007 entró en el mejor quinteto defensivo de la NBA y al año siguiente en el segundo quinteto.

El otro jugador que me habría gustado ver en Vitoria y que por estas cosas que suceden los veranos en Vitoria (si verano y Vitoria pueden conjugarse en la misma frase) fue Milan Gurovic. El mejor Milan Gurovic. No la versión desquiciante que ofreció en los estertores de su carrera. El alero serbio, militante de la mítica selección de Yugoslavia que acabó con la indiscutible supremacía de los combinados de jugadores profesionales de la NBA en el Mundial de Indianápolis de 2002, protagonizó un fichaje fantasma por el Baskonia que acabaría en litigio. Sin apenas dar señales de vida, el controvertido jugador balcánico decidió por su cuenta y riesgo no presentarse en la capital alavesa el día estipulado por el club. Pronto comenzaron a surgir rumores sobre un posible acuerdo con la Vojvodina. No eran sólo rumores. Gurovic había acordado su contratación también con el conjunto serbio, en el que acabaría jugando tras abonar la sanción que la FIBA le impuso para poder desvincularse del compromiso adquirido previamente con el TAU.

Son cosas del verano. Cosas de la pretemporada. Lesiones, enfermedades extrañas, espantadas inexplicables. Situaciones que se dan en un club habituado a esperar lo inesperado. En cualquier caso, casi siempre los rectores baskonistas han sabido capear el temporal y armar plantillas de garantías. En función de los precedentes, y pese al derrotismo generalizado que los acontecimientos de este verano ha instalado entre un importante segmento de los aficionados, no existen motivos para pensar que esta vez será distinto. Bueno, sí, es diferente. Ninguno de nosotros habíamos oído hablar nunca antes del labrum.

3 comentarios:

Lorena dijo...

Igual mi pregunta es ingenua pero, ¿es que no tienen cantera de la que tirar?

jordi perramon dijo...

tanta lesion en pretemporada es señal de exceso de entreno en los jugadores, no son maquinas, aparte un jugador de elite es lo mas parecido a un reloj suizo, cuando estan calibrados perfectos son irrompibles...a la que se descalibran un nada i menos son de cristal de murano, quizas un exceso de preparacion fisica, o una preparacion que deberia ser ma orientada a cada jugador en particular, no se una situacion rara y curiosa la que teneis en vitoria.
yo tampoco tenia ni idea de que era el lambrum este

Anónimo dijo...

Simplemente aclarar que Lampe se lesionó en USA entrenandose por su cuenta (o eso se ha escrito), y no en Vitoria, que muchas veces hay que leer comentarios que hacen pensar que el Sr. Dusco Ivanovic lesiona a sus jugadores.

Pasa en Gasteiz, pasa en Barcelona, y pasa en Valladolid.

Aupa Baskonia!

iou