10/8/11

El último en salir

A tres semanas del arranque del Eurobasket la selección española, firme candidata al oro, debe realizar aún un descarte. A pesar del relativo peso que pueda tener en el equipo, se ha generado un encendido debate



Faltan aún tres semanas para que la selección española emprenda su camino hacia el oro en el Eurobasket de Lituania y, sin embargo, el debate que han generado las diversas teorías que he ido oyendo en torno a la identidad del último descarte de Sergio Scariolo para esta cita me han empujado a postergar (espero que sólo un día) el artículo que había empezado para agradecer los servicios prestados por Marcelinho Huertas al Baskonia. El preparador transalpino ha actuado con evidencia al recortar las dos primeras unidades del grupo de quince hombres con los que inició esta fase de preparación. No se la ha jugado. El rocoso Xavi Rey y Rafa Martínez, a quien otros jugadores han privado de una carrera seguramente brillante a nivel de selecciones, han sido los dos primeros en caer. Se esperaba en ambos casos. Ahora todo se centra en saber quién se convertirá en el último descarte. A pesar de que he escuchado y leído teorías de lo más variado en torno a este asunto, cinco son los nombres que suenan con más fuerza, aunque probablemente sólo tres de ellos se encuentran de verdad amenazados.

Sea quien sea el sacrificado, las opciones de éxito del combinado español serán las mismas. Y ahora mismo parecen todas. En un bloque tan consolidado, con referentes tan claros y un esquema de juego tan definido, los roles del undécimo y el duodécimo jugador serán en cierto modo residuales. Así fue en Turquía, el pasado año. Scariolo se maneja, sobre todo en los duelos cruciales, con rotaciones de diez jugadores; dos unidades completas. En determinadas situaciones, casi con nueve. Y esa estructura básica del equipo está definida. Así que, en cierto modo, se ha generado un debate estéril. ¿O no? En absoluto. La decisión que adopte Scariolo puede tener mucho más peso del que parece, siempre teniendo en cuenta que con jugadores como Navarro, Calderón y, sobre todo, Pau Gasol, todo puede resultar mucho más fácil. Y digo que tendrá peso por dos motivos: el primero táctico, ya que el perfil de los jugadores que se disputan esa última plaza es abismalmente diferente, y el segundo diplomático, puesto que tras la marcha de veteranos como Mumbrú, Berni o Garbajosa parece que el seleccionador puede hacerse con las riendas de un vestuario que ha estado regido por los galones de los pesos pesados.

Si echamos la vista atrás, puede resultar incluso ridícula la controversia que despierta la elección del último descarte. Los cinco jugadores que han aparecido en las quinielas (ya digo que no todos están en verdadero riesgo de perderse la cita báltica) son Víctor Sada, Sergio Llull, Fernando San Emeterio, Carlos Suárez y Víctor Claver. Cualquiera de ellos habría sido un fijo en España hace no demasiados años, como también el propio Rafa Martínez y algún otro que no ha entrado siquiera en la convocatoria. Pero así son las cosas ahora. La selección española, fruto de un excelente trabajo tanto de los clubes con más tradición de cantera como de la federación en categorías inferiores, disfruta de la época de mayor bonanza de su historia. Los junior de oro, la generación que abanderan Navarro, Reyes o Gasol, han abierto el camino a los que ahora les acompañan y a los que están por llegar pero que ya han empezado a coleccionar metales en torneos internacionales. Para cualquier entrenador supone un goloso problema configurar la lista con estos mimbres. Y ahora a Scariolo le toca lidiar con las opiniones de los aficionados a este deporte, que son variadas y muchas veces se encuentran contaminadas por el amor a unos colores, a un equipo determinado.

Un equipo que puede rescatar al baloncesto

El técnico lombardo ostenta un cargo complejo, en el que no basta con escoger bien a los jugadores que compondrán su equipo y exhibir dotes de dirección táctica. Se encuentra al frente de un equipo que puede (o al menos debería) devolver al primer plano en audiencias e ilusión al deprimido baloncesto de este país, un plantel obligado a obtener el oro. Cualquier otro resultado supondría para la mayoría una decepción. Ese es el nivel de exigencia que han fijado los éxitos recientes, de los que él no tomó parte. Y se la juega, después del rotundo fracaso del pasado Mundobasket, donde el demoledor triple de Teodosic representó el hachazo definitivo al gaznate de un equipo que en ningún caso contrajo méritos durante la competición para aspirar a nada. He ahí otro agumento para entender la delicadeza con la que deberá manejarse incluso para escoger al duodécimo elemento del combinado estatal.

Una vez depurada (con todo el respeto) la selección de jugadores veteranos que aportaban ya poco sobre la cancha y mandaban demasiado fuera de ella, Scariolo debe definir con la elección de sus jugadores el juego que pretende desplegar en el torneo de Lituania. Ayer, en el primer partido de preparación ante una Francia sobrada de músculo pero carente de intensidad competitiva, pudimos contemplar algunas pinceladas. Fue un partido soporífero, sin historia desde la primera mitad, y eso, pese a la euforia con la que algunos han reaccionado, no es bueno para una fase de preparación. Más bien al contrario. Impide que el equipo trabaje algunas situaciones del juego, con más tensión y dificultad en la toma de decisiones, que resultarán definitivas durante el campeonato. No debe preocupar a nadie. Se trataba sólo de un primer partido y España, al menos en lo que se refiere a su estructura principal, juega de memoria, mantiene una base que se conoce a la perfección. En cualquier caso, quedó claro que Rudy Fernández actuará como alero titular, por lo que parece que no existe esa obsesión por contar con un tres alto que algunos echaron tanto en falta hace un año.

Los cinco candidatos

Esa apuesta por el quinteto habitual, en el que parece que Pau asumirá el papel de cuatro para jugar un poco más abierto, de cara a canasta (puede hacerlo), sitúa el debate sobre el último descarte en unos parámetros muy limitados: Llull, a quien muchos consideraban de antemano el tercer escolta, tendrá una plaza segura, porque es el recambio natural de Navarro, salvo en las ocasiones en las que Scariolo opte por introducir más presencia física y sitúe a Rudy como dos junto a un alero más poderoso físicamente. Y esta opción también va a tener espacio. El jugador del Real Madrid, ciclotímico, alocado, eléctrico, imprevisible, carga en sus pecados con la penitencia. Aporta velocidad y dinamismo a un equipo que, como se vio ante los galos, dispone de quintetos que pueden hacer mucho daño en transición.

Otra de las cabezas que se encuentran temerosas de caer en la postrera guillotina es la de Víctor Sada. No voy a volver a glosar todas las virtudes de este jugador, ni a descubrir lo mucho que me gusta. Se puede defender su presencia en el equipo desde muchísimas perspectivas y con sobrados argumentos de peso, incluido el del miedo. Y me explico: después de lo que sucedió en vísperas del Eurobasket de Turquía, cuando Calderón cayó lesionado y Scariolo tuvo que recurrir de urgencia a Raúl López, me da la impresión de que España acudirá a la cita con tres unos. Hay quien arguye que Llull puede asumir esta función, la de tercer base. ¿Seguro? Si sufre una lesión Ricky o Calderón, sobre todo éste, ¿de verdad se sentirían seguros contando con el balear como segundo director de juego? Supongo que no demasiado. No es lo mismo ejercer en momentos puntuales como base que entrar en la rotación de un equipo que aspira a lograr el oro en un Europeo con esta responsabilidad. Pero no es ésta la única razón por la que considero que Sada debería (y creo que así será) acudir al torneo. Ha sido decisivo en los títulos que consiguió el Barça la temporada pasada. En la Copa acarició el MVP con la yema de los dedos y en los play off de la ACB, en toda la competición en realidad, brilló incluso por encima de su compañero Ricky Rubio. Si se queda fuera, se produciría una injusticia de brutales proporciones, y ya digo que ni siquiera estoy entrando a valorar las enormes posibilidades que ofrece, sobre todo desde el punto de vista físico, defensivo, para cambiar la dinámica de partidos complicados o sujetar a los grandes bases de los otros combinados favoritos.

Lo mire por donde lo mire, me da la impresión de que el último en salir será uno de los treses que ayer comenzaron el duelo ante Francia en el banquillo. Si Rudy va a ser titular y a asumir muchos minutos, si sobra alguien, sobra precisamente en esa posición. Fernando San Emeterio debe aún ganarse el puesto. De lo que suceda en los amistosos de preparación, aunque nos duela a algunos, puede depender su presencia en el torneo que arranca el próximo 31 de agosto. El icono beatificado del baskonismo merece una plaza en el equipo. Y apostaría a que Scariolo se la va a conceder. Está en deuda con él. El cántabro llegó en un excelente estado de forma al Mundial, tras haber concedido el título al Caja Laboral con aquel dos más uno inolvidable, y lo relegó incomprensiblemente a un tercer plano, a la sombra de un Mumbrú que casi todos veíamos varios escalones por debajo. Pesaron los galones. Los que lo sitúan como el siguiente sacrificado aducen que España necesita un alero alto para defender a rivales más corpulentos en esa posición, como Luol Deng, Turkoglu, Kirilenko o el propio Nemanja Bjelica, pero al seleccionador le resultaría difícil explicar por qué deja fuera de la lista al MVP de la fase regular de la ACB.

Los rivales de España tratarán de sacar ventajas en el poste bajo con sus aleros. Eso no lo niego. Ayer mismo fue uno de los recursos a los que Francia se aferró durante los primeros minutos del choque, cuando Rudy se emparejaba con Batum o Gelabale. No es nada nuevo. Sucede desde el Mundial de Japón de 2006, cuando Jiménez desaparecía del parqué. Es un riesgo que corre un equipo que juega la mayor parte del tiempo con dos exteriores con más talento que presencia física y que me da la impresión que Scariolo, como Pepu en su día, asume gustoso. Así que, aunque muchos entienden que este argumento concede más opciones de quedarse a Carlos Suárez, considero que no acabará siendo determinante en la elección definitiva. España debe definir más la estrategia de sus rivales que viceversa. Y aun así, el técnico italiano dispone de otro hombre capaz de asumir ese rol de alero alto, como es Víctor Claver. El capitán del Valencia Basket cuenta con otro arma que esgrimir para justificar su continuidad: es también el quinto pívot, un recurso para completar la rotación interior en caso de ausencias por lesión.

De entre estos tres últimos, a mi modo de ver, saldrá el último descarte. Ahora mismo Suárez aparece como el peor colocado, y desconozco si el entrenador tendrá en su fuero interno la decisión ya tomada. Claver, siquiera por esa condición de comodín, debería tener sitio, aunque en ningún caso contará, salvo urgencia indeseada, con demasiada presencia en las rotaciones. Llull es fijo. Así que todo apunta a que en la terna entrarán sólo el propio Suárez, el señalado, junto a Sada, cuya salida podría depender exclusivamente de factores estratégicos aunque por lo exhibido ayer ha llegado al verano con la misma excepcional forma con la que cerró el pasado curso, y San Emeterio, que debería hacerlo muy mal para perder una plaza que se ha ido ganando con el paso de los meses, de las temporadas en realidad. El principal enemigo del exterior del Caja Laboral estribará sin duda en la intermitencia con la que aparecerá en cancha. No es un microondas, un tipo eléctrico que revolucione los partidos entrando desde el banco, sino un jugador que requiere de minutos y, sobre todo, confianza para sacar a relucir sus virtudes, para aportar. Tiene en su mano esquivar la caída definitiva de la guillotina, ser el último en salir. Sea quien sea la víctima, como digo, importará poco. Scariolo cuenta con un elenco de jugadores capacitados para ganar el oro, obligados a hacerlo.

3 comentarios:

jordi perramon dijo...

completamente deacuerdo....solo decir que si suarez fuera el suarez de estudiantes, jugando al poste saliendo a tirar cuando toca entonces si seria para mi un intocable, pero el suarez que solo tira de 3 no creo que tenga espacio en el equipo ahora mismo, sada y san emeterio han hecho durante la temporada una demostracion de su clase, uno siendo mvp i el otro siendo el jugador clave en los titulos del barça, de 3 alto como bien dices se puede poner a claver y llull tb creo que estara ya que aporta esos puntos de locura que de tanto en tanto son necesarios, sobre los 2 descartados, rafa martinez "solo" aporta ataque en una posicion que va sobradisima de talento, en 9 de cada 10 selecciones seria el titular, pero en esta con navarro delante i con rudy pudiendo jugar de 2 se queda sin minutos. Xavi rey si no estuviera Ibaka tb mereceria estar, es mas bajo mi punto de vista, se lo merece mas y aportaria mas Rey que no un Reyes que veo muy fundido y muy fuera del reyes que todos hemos conocido (y odiado muchas veces), aparte de que seguramente Rey se adaptaria mas facilmente a un papel residual que es el que tendra Reyes.
Buen post, estoy muy de acuerdo con lo que dices

Senovilla dijo...

Con una rotación de 9-10 hombres tienes que llevar a gente que te aporte 'algo diferente' para momentos puntuales.

Creo que si nos guiamos por eso, San Emeterio y LLull con los que menos pueden aportar a la Selección. Los más prescindibles... Sin embargo el descarté será Sada o Suárez.

Guille4s dijo...

Yo descartaba a San Emeterio, porque Sada es el base defensor que hace falta(dado que Ricky es intocable, sino sería mi descarte), Suarez es un 3 alto que es necesario en esta selección, pues no hay otro con sus características, salvo Claver, pero parece que es el 5º pívot, por lo que también se queda y Llull, porque puede alternar dos posiciones en caso de lesión y porque su explosividad no la da nadie. Lo siento por el MVP, pero creo que necesita jugar minutos para ser importante y aquí no los tendría.