5/11/11

Euroliga a la americana

Los jugadores procedentes de la NBA, algunos de ellos con roles residuales en sus equipos de origen, aportan lustre e imponen su dominio en una de las ediciones más atractivas de la historia de la máxima competición continental


Ahora va a resultar que algunos no habían querido darse cuenta de la notable diferencia de nivel que existe entre el baloncesto NBA y el del resto del mundo. Esta semana he escuchado y leído un puñado de cosas que me han generado cierta conmiseración y me han impulsado a escribir este post, que no viene sino a ratificar una evidencia. Ya hemos hablado largo y tendido sobre los efectos que el lockout puede tener en el baloncesto europeo y español, sobre todo desde el prisma de la atracción del gran público, de los patrocinadores y de la relativa adulteración que pueden experimentar algunas competiciones si se soluciona el conflicto entre el sindicato de jugadores y los propietarios de las franquicias (algo que se está haciendo esperar, pero llegará) y muchos de los tipos que ahora están decidiendo los partidos toman el avión de vuelta mediada la temporada. Esta vez no voy a entrar en análisis metafísicos, voy a tirar de la estadística, que es tan fría como reveladora, para exponer una realidad obvia: jugadores que en la NBA asumen roles secundarios, algunos incluso residuales, están capacitados para erigirse en estrellas al otro lado del Atlántico. Y así está quedando reflejado en una de las ediciones más atractivas en la historia de la Euroliga, gracias en gran medida a estos jugadores que han llegado rebotados como consecuencia del lockout.

Siempre me he declarado un enamorado del baloncesto. Y por baloncesto entiendo ese deporte en el que juegan cinco contra cinco y se pelea por tratar de introducir un balón por un aro. No hago discriminaciones, a mis ojos absurdas, entre el que juegan los Lakers, el Unics Kazan, el Autocid Burgos, el Vedrisko, el Perfumerías Avenida o los Rufs. Todo es baloncesto, y a veces me resulta difícil de entender que algunos grandes aficionados a este deporte se manifiesten tan poco amigos de la NBA. He tenido que escuchar muchas veces de boca de amigos que allí todo es físico, que no se defiende, que no existe una noción de baloncesto colectivo desde el punto de vista táctico. Bobadas. En Norteamérica, que es por cierto donde se inventó, se juega al baloncesto como se juega en Europa. Y creo que ninguno deberíamos llevarnos las manos a la cabeza si afirmo que la gran diferencia que existe entre la NBA y el resto de competiciones es que en la estadounidense milita un elevadísimo porcentaje de los mejores jugadores del planeta. ¿A nadie le parece extraño que se discuta la calidad de una competición en la que se concentra tal cantidad de estrellas por centímetro cuadrado?

En absoluto trato con estas reflexiones de echar paladas de tierra sobre el nivel de juego de la ACB o de la Euroliga. Todo lo contrario. Abogo por calibrar la calidad de cada competición en su justa medida. Pero el arranque de esta campaña, donde la normalidad ha quedado quebrada a causa del lockout, ha venido a mostrarnos hasta qué punto puede llegar a resultar competitiva una liga cuyos secundarios resultan capaces de marcar tantas diferencias en el que se supone el segundo torneo de mayor nivel. Los jugadores que han buscado acomodo en los grandes clubes europeos mientras se resuelve el cierre patronal están imponiendo su ley en la Euroliga. Así lo reflejan los números. De los doce primeros clasificados en el ranking de valoración del torneo, siete son jugadores que el pasado ejercicio vistieron la camiseta de alguna de las franquicias de la NBA. Los secundarios se han transformado en estrellas.

Andrei Kirilenko, que había perdido mucho peso en los Jazz, se ha transformado en apenas tres semanas en la principal figura del torneo. Ya venía de cuajar una excelente actuación en el Eurobasket con su selección. Tenía muchas ganas. El alero ruso lidera un CSKA que, con otro exNBA como Nenad Krstic y un roster escandaloso, se ha arrogado ya el derecho a ser considerado como el principal aspirante al título. Kirilenko, protagonista de una mediática presentación oficial a la que acudió pertrechado con un fúsil AK47 (el arma del que toma su mote), acumula unos registros de escándalo (14,3 puntos, 8,7 rebotes y 4,3 asistencias) y encabeza la nómina de valoración del torneo con un promedio de 28,67 por partido. Ya en la primera jornada, en la que fue galardonado con el MVP, evidenció lo que el paso de las semanas está ratificando: los jugadores provenientes de la competición estadounidense están capacitados para imponer su dominio. En su estreno en la Euroliga, ante el Zalgiris, el exjugador de Utah se destapó con una descollante actuación que se tradujo en 17 puntos, 15 rebotes y 5 asistencias. Los nominados como mejores jugadores de las dos siguientes jornadas, para seguir la tónica, han sido otros dos inmigrantes del lockout.

Invasión estadística

Nico Batum fue el mejor en la segunda semana de competición, mientras que la última jornada sirvió para que un base tremendamente cuestionado en Estados Unidos, pese a sus dos anillos de campeón, se reivindicara a ojos de toda Europa. El clínic de dirección de juego que Jordan Farmar ofreció a los bases del Real Madrid le ha valido para callar algunas bocas. Llegado al Maccabi el pasado verano, con cláusula de salida para retornar a los Nets en cuanto se reinicie la NBA, Farmar demostró ante el Madrid que estos jugadores no se limitan a hacer números. La mayoría ha sabido adaptarse al baloncesto europeo y se han hecho importantes dentro del colectivo. Ganan partidos, pero no los ganan solos. El caso de Batum puede resultar el más claro. El alero galo ha destapado el tarro de las esencias desde su llegada al Nancy. Encorsetado en el papel de alero defensivo, sin excesivas alegrías en unos Blazers con demasiadas bocas que alimentar de balón, está siendo de largo el jugador más beneficiado de esta anómala situación. Sólo superado en valoración por Kirilenko, sus números en este arranque de competición asustan. Acumula 20,3 puntos, 6,7 rebotes y 7,3 asistencias y ha exhibido un desparpajo que ya apuntó durante el pasado Eurobasket para resolver los encuentros, como sucedió en el que disputó frente al Bilbao Basket en la segunda jornada. El miércoles el tipo que obstruyó el paso de Rudy Fernández en Portland tendrá una nueva ocasión de mostrar su nueva versión de killer ante el Baskonia, uno de los pocos equipos en los que los productos del lockout (Seraphin y Reggie Williams) ostentan un menor protagonismo.

La presencia de este ramillete de jugadores en las estadísticas resulta tiránica y muy clarificadora. Y es que la lista no se reduce a Kirilenko (1º), Batum (2º) y Farmar (10º). Como he dicho antes, la clasificación de jugadores mejor valorados está copada por tipos que la pasada campaña militaron, la mayoría con escaso protagonismo, en alguno de los equipos de la NBA. Nikola Pekovic, de regreso al Partizan, ostenta la cuarta posición; el ternero Sean May, que el año pasado ya cruzó el charco para jugar en el Fenerbahce, es quinto; Ilyasova aparece como undécimo y Krstic, que no acabó de hacerse hueco en la rotación interior de los Celtics, duodécimo. Pero no se quedan ahí. Batum, que es segundo en valoración pero también en puntos anotados, lidera el ranking de asistencias del torneo por delante de directores de juego tan consolidados en esta competición como Huertas, Diamantidis, Prigioni o Linehan

Todavía hay más. May encabeza la nómina de reboteadores, en la que es segundo Kirilenko, a su vez el mejor taponador en estas tres primeras jornadas. Batum es asimismo el hombre que más faltas ha recibido, por delante de otros dos huérfanos del lockout como Pekovic y Danilo Gallinari, lógicamente los tres jugadores que más han anotado hasta la fecha desde la línea de tiros libres. El francés, omnipresente en casi todos los apartados estadísticos, lidera también la clasificación de minutos jugados. El segundo y tercer clasificados en este apartado puede que le suenen también a los habituales de la NBA: Tarence Kinsey (aunque éste ya aterrizó en Europa el pasado año) y Acie Law, excompañero de Reggie Williams en Golden State Warriors. Por liderar, los jugadores llegados del otro lado del Atlántico lideran hasta la clasificación de pérdidas por partido. Es también Nico Batum, insaciable y muy activo en los más de 39 minutos que permanece sobre el parqué, el que con 6,33 de media por cita ostenta este dudoso honor.

Cualquier vistazo a las clasificaciones estadísticas, reflejo en cifras de tantos aspectos del juego, revela el tremendo impacto que han tenido en la Euroliga. Pero la trascendencia de su presencia en algunos equipos trasciende lo numérico. El Caja Laboral cambia cuando Kevin Seraphin se encuentra sobre la cancha. Los 11,7 puntos y 6 rebotes de media del poste galo apenas dan a entender la relevancia en el juego de un proyecto de estrella de la NBA al que Ivanovic apenas concede 19 minutos por compromiso. Lo de Reggie Williams es otra historia. El técnico montenegrino apenas ha concedido protagonismo a un tipo llegado con la vitola de jugador determinante pero que tendrá tiempo, pues vino para quedarse todo el año, para demostrarlo. El equipo vitoriano sigue apoyándose en los clásicos, que se cuelan de rondón entre los NBA en la estadísticas, para seguir invicto al término de las tres primeras jornadas. Mirza Teletovic (21,6) lidera el ranking de anotadores, mientras que Pablo Prigioni (3) hace gala de su tradicional habilidad de ladrón para comandar el listado de robos de balón. El Real Madrid, por su parte, ha encontrado en Rudy Fernández y, sobre todo, en Serge Ibaka muchas cosas que echaba en falta. A pesar de que cayó derrotado en Tel Aviv, el conjunto que dirige Pablo Laso ha ganado en solidez e intensidad. La incorporación de ambos se ha notado para bien, como la de la gran mayoría de estos jugadores en el seno de una competición que ha ganado en atractivo para el gran público.

Los que hicieron sus deberes

A los Spanoulis, Diamantidis, Navarro, Papaloukas, McCalebb y compañía se les han unido otros iconos, pero el máximo responsable de la competición, su director ejecutivo Jordi Bertomeu, no se ha mostrado demasiado partidario del desembarco de estos jugadores. Si todo es tan bonito, ¿qué puede preocuparles a los dirigentes de la Euroliga? La respuesta, que algunos parecen querer esquivar, a mí se me antoja bastante lógica, y es otra pregunta. ¿Será capaz la competición de conservar a los aficionados que ahora atrae en sus primeros compases cuando arranque la NBA y muchas de estas figuras salten de nuevo el charco? Es ahí donde radican los miedos de los rectores de una competición que hasta cierto modo se va a ver adulterada este año. Algunos equipos que ahora subsisten gracias a algunos de estos rebotados del lockout van a perder gran parte de su potencial en una época del curso en la que hallar refuerzos de garantías resultará casi imposible. Y ahí el nivel del torneo se resentirá. En cualquier caso, más que pensar en el futuro, conviene gozar de la que está siendo probablemente la edición con más nivel de un torneo siempre apasionante. De todos modos, para acabar, daré un dato: Panathinaikos, actual campeón, y sus principales amenazas a priori, como parecen Barça, Montepaschi y CSKA, no andan preocupados en seguir la evolución de las conversaciones entre la patronal y los jugadores de la liga americana. Algunos han sabido hacer bien los deberes y serán amenazadores pase lo que pase con el lockout.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Muy interesante tu análisis! Estoy de acuerdo contigo en que hay que disfrutar de lo único positivo que nos ofrece el lockout, el desembarco de estos grandes jugadores en Europa. Yo también confíoe en que su presencia anime al resto a dar aún más de lo que suelen dar! Pero sí, please que se acabe el lockout!
(Cakelocus)