2/11/11

Las cruces de Ivanovic

La irregular trayectoria del Caja Laboral en su primer mes de competición ha abierto un debate sobre los métodos que utiliza el técnico montenegrino para gestionar su renovada plantilla


Hay muchas maneras de manejar grupos, tanto en el deporte como en cualquier otro ámbito laboral. Dusko Ivanovic tiene una, no me atrevo a decir si mejor o peor que otras, que estos últimos días se somete al examen del baskonismo. Del pesimismo estival tras la marcha de varias figuras y la tardanza en llegar los refuerzos se pasó a un estado de euforia controlada tras la puesta en escena oficial que ha durado poco. Demasiado poco. Las dos derrotas concatenadas en ACB y la manera en la que se produjo cada una de ellas, una desventaja de veinte puntos en la cancha de un rival en teoría inferior y la otra en Vitoria, han encendido las alarmas. No ha sido el hecho de perder dos partidos, que entra en los parámetros de la lógica, puede pasar, sino el retorno a unas sensaciones que la mayoría pensábamos que habían quedado atrás con el cambio y, más aún, la impresión de que ese ejército de soldados dispuestos con el que parecía contar Ivanovic para devolver la competitividad al equipo ha sufrido demasiadas bajas sin que apenas haya comenzado la guerra. En algunos casos puntuales, quizá los menos, se comienza a poner en tela de juicio la predisposición de determinadas piezas del plantel. Sin embargo, la corriente mayoritaria gira las miradas hacia el banquillo. Los métodos de Ivanovic han abierto un debate en la capital alavesa.

Es demasiado pronto aún para extraer conclusiones definitivas. Queda mucha mili todavía. Y sigo manteniendo que el Caja Laboral dispone de una plantilla muy interesante, un equipo al que se le puede sacar mucho jugo. Pero hay que saber sacárselo. La pregunta que se hacen muchos en Vitoria estos días resulta inquietante: ¿Será Ivanovic el hombre idóneo para extraérselo? No voy a arrojar una respuesta, porque no la tengo, pero sí una serie de aspectos que cada cual podrá interpretar a su gusto. Existen muchas evidencias, eso es cierto, que justifican la incertidumbre que se ha instalado en las gradas del Iradier Arena, feudo en el exilio, en torno a la capacidad del preparador montenegrino, experto en dinamitar pronósticos, para convertir este conglomerado de jugadores en un grupo ganador. Hasta hace no demasiado, no habría tenido ninguna duda al respecto. Sin embargo, el arranque del presente curso, unido a lo sucedido a lo largo de todo el pasado ejercicio, arrojan muchas sombras sobre lo que antes eran luces.

Mismo técnico, nueva plantilla

No me parece descabellado que se cuestione al técnico si nos atenemos a los movimientos que ha realizado el club vitoriano el pasado verano. Josean Querejeta tenía dos alternativas tras el decepcionante rendimiento del equipo, que defendía título: podía cambiar de técnico, sin demasiado trauma porque a Ivanovic se le agotaba el contrato en vigor, o buscar una composición de plantilla que se ajustara más a los métodos del montenegrino. El máximo mandatario del Baskonia renovó su confianza en el entrenador más galardonado de la historia del club. Se desprendió de varios de los iconos del plantel que había firmado un rendimiento tan defectuoso y saneó el vestuario. A pesar de la inquietud que invadió a la afición en primera instancia, los dos amistosos previos al arranque oficial de la temporada y la imagen ofrecida por el equipo en la Supercopa devolvieron una ilusión que, una vez más, se ha visto empañada por dos derrotas que refrescan en demasía los episodios más desagradables del pasado ejercicio.

Ivanovic no puede cargar con toda la culpa. Es cierto que el equipo no carbura. Y hay piezas que están ofreciendo un nivel muy por debajo de lo que se espera, como el propio entrenador reconoció al término del encuentro contra el Valencia y como quedó demostrado, pese al triunfo, en Valladolid. La vieja guardia, encarnada en la muñeca letal de Mirza Teletovic, ha sacado las castañas del fuego en este arranque de temporada. Sólo han transcurrido cinco semanas y la situación puede dar muchas vueltas. Seguramente las dará. Sin embargo, las peculiares maneras del preparador balcánico para gestionar el grupo, ese sistema mediante el que premia y castiga a sus discípulos, ha entrado en una dinámica peliaguda que para muchos puede llegar a suponer la pérdida definitiva para la causa de algunos jugadores que a priori se antojaban muy interesantes para este proyecto.

Obligado a crear un nuevo bloque competitivo

Cuando asistimos a la puesta en escena de este renovadísimo Caja Laboral me generó un controlado grado de ilusión la tremenda versatilidad y dureza de una plantilla que en nada se asemeja a la del pasado curso. El Baskonia ha perdido nombres (Barac, Huertas, Logan, Batista…) pero ha ganado hombres, soldados, jugadores que pueden combinarse para configurar un bloque muy competitivo, capaz de plantar cara a cualquier rival. El combinado azulgrana es fuerte como grupo, como colectivo, pero muy débil si sus piezas se sueltan del ensamblaje. La labor de Ivanovic, un tipo peculiar, duro, exigente, debería consistir este año más que ningún otro si cabe en consolidar el grupo, en gobernar el colectivo y hacer de estos soldados un batallón compacto. Desde fuera, con toda la prudencia que aconseja hablar al otro lado de las paredes que cierran los vestuarios, da la impresión de que el técnico está confundiendo los métodos.

A lo largo de sus dos etapas en Vitoria, más de ocho años, son legión los jugadores que en mayor o menor medida han criticado la dureza del entrenador nacido en Bijelo Polje. Nada nuevo bajo el sol. Por un lado está eso, su espartana y en ocasiones desmesurada exigencia a la hora de trabajar de puertas para adentro. Por el otro, que es donde este año se están despertando las dudas sobre su trabajo, está esa impunidad con la que decide conceder bulas y repartir castigos, condenas, a determinados componentes de sus plantillas. Ya digo que desde fuera, en un régimen de entrenamientos a puerta cerrada, resulta muy complicado saber hasta qué punto cada jugador merecerá más o menos confianza por parte de su entrenador. Lo que sí se puede es valorar hasta qué punto sus decisiones unilaterales y muchas veces inamovibles pueden llegar a afectar al rendimiento global del equipo.

Josu Larreategi, que ejerció como asistente de Dusko en Vitoria y conoce muy bien sus métodos intestinos de trabajo, desveló el otro día en una de sus columnas en Diario de Noticias de Álava algo que más o menos todos damos por hecho. “Cuando Dusko pone una cruz a un jugador es muy difícil que cambie de opinión sobre él”, aseguraba el entrenador guipuzcoano. Se refería en este caso a Kevin Seraphin, el temporero llegado para cubrir la vacante de Maciej Lampe durante el lockout. El pívot galo, que no estará cuando se decidan los títulos, en el momento de la verdad, se ha convertido en el principal pagano de este peculiar y habitual método de funcionamiento, más allá de los intereses del equipo, y su caso ha sido en gran parte el que ha sembrado de dudas las gradas del coso baskonista.

Si los resultados hubieran sonreído en cada compromiso al Baskonia, o por lo menos la imagen ofrecida por el conjunto azulgrana hubiese sido otra, seguramente se habría hablado menos sobre este asunto. Pero las cosas han sido como han sido. Y el debate está en la calle. El caso del poste galo no es único, pero sí ha resultado el más llamativo. En el duelo de Euroliga frente al Cantú, sin ir más lejos, algunos quedamos asombrados de la ración de banquillo que se tragó pese a haber ofrecido un excelente rendimiento durante su estancia sobre el parqué. A pesar de la lesión de Dorsey y de la ausencia de Williams, que desplazó por fin a Nemanja Bjelica a su puesto natural de tres, Ivanovic se empeñó en reducir a 17 minutos la presencia de Seraphin en cancha. El jugador de los Wizards aprovechó su tiempo: 10 puntos, 7 rebotes y 3 tapones lo convirtieron en uno de los mejor valorados del partido. En el choque frente al Valladolid la historia se reprodujo, si bien en esta ocasión las faltas que cometió el pívot tuvieron mucho que ver. Lo que está claro es que cuando está sobre el parqué, el Baskonia gana muchos enteros.

Jugar con una pierna

El dolor en el pie que el jugador dijo sentir en el segundo compromiso liguero, disputado en La Roca, parece el germen del divorcio entre el técnico y el que hoy por hoy parece el único argumento solvente para hacer frente a los interiores de los grandes equipos continentales. “Cuando uno quiere de verdad jugar, juega aunque le falte una pierna”, dijo Ivanovic a la conclusión de aquel encuentro. Seraphin se había ganado una cruz. Me gustaría pensar que Dusko emplea al francés, que en realidad es un jugador cuyo verdadero potencial competitivo lo disfrutarán cerca de la Casa Blanca y el Pentágono, como cabeza de turco para ilustrar al resto, para inculcar ese espíritu de sacrificio que tanto aprecia en sus jugadores. Pero me da la impresión de que en algunos puntos el preparador montenegrino está pasado de vueltas, va por delante de su personaje. Y eso puede llegar a ser peligroso si algunos de esos jugadores a los que ha concedido sus cruces, más o menos pesadas, acaban borrándose del mapa.

El pasado año sucedió con David Logan. Desde el primer momento se vio que no encajarían. Y no encajaron. Me empieza a generar cierta preocupación la reticencia del técnico a conceder mayor protagonismo a un jugador como Reggie Williams, llegado en principio para convertirse en la estrella y principal anotador del equipo. Sus perfiles chocan. Habrá que ver cuál de los dos -si alguno lo hace- es capaz de cambiar para adaptarse al otro. Sería beneficioso para el colectivo. Ya digo que este equipo, si por algo pudo generar ilusión, es sobre todo por su versatilidad.

Está muy extendida la impresión de que Ivanovic prefiere manejar grupos reducidos, plantillas de ocho o nueve jugadores, antes que un grupo de once hombres de nivel como los que tiene este año. Quiero creer que no. Nadie puede dudar de que todo lo que hace, incluidas esas condenas temporales, va encaminado a lograr el crecimiento del equipo y de cada uno de sus jugadores. Pero asistimos a un momento culminante de la temporada por cuanto se están distribuyendo los roles y la confianza con la que algunas piezas del plantel afrontarán el resto del curso. Ivanovic, eso también es verdad, tiene problemas para medir las diferentes sensibilidades de sus pupilos. Los hay con una mayor fortaleza mental, que reaccionan mejor a esos estímulos, y los hay más débiles e incluso displicentes, que aprovechan este tipo de situaciones para borrarse. Sólo espero que Larreategi, que lo conoce bien, se haya perdido la evolución del preparador montenegrino y que las cruces de Dusko tengan ahora fecha de caducidad.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Yo también quiero creer que Dusko prefiere plantillas cortas, como bien dices casi al final. Viendo estos primeros partidos, y desde mi humilde opinión, creo que está demostrando lo contrario. Me inclino por pensar que está haciendo 'probaturas', aunque a veces pueda parecer que no elige el mejor momento para hacerlo en los partidos.
Personalmente creo que todo lo que se dice de Dusko se exagera; que sobrecarga de entrenos a los jugadores (son atletas profesionales); que 'coge manía' a algunos (yo no lo veo así, es un director de grupo y siempre hay alguno más remolón que otro)...
Esperemos que todas las dudas que parece estar generando el equipo, personficidas en la figura de Dusko, se vean despejadas en modo de triunfos!!!
De mientras seguiremos debatiendo, que es muy entretenido y enriquece mucho!!

Fdo. Cakelocus

Anónimo dijo...

Corrijo: quiero creer que Dusko no prefiere los grupos reducidos!

Fdo. Cakelocus

jordi perramon dijo...

le da igual si son plantillas largas o cortas, si los jugadores son buenos o malos, si son buenos ya se encargara de amargarlos y volverlos locos (¨Fucka uno de los 3 mejores 4 de europa durante toda su carrera, con el parecia no servir ni para un equipo de liga EBA, Vazquez estaba desaparecido, Kasum infrautilizado y castigado, Ilyasova mas perdido que un pulpo en un garaje, situacion la del turco muy parecida a la que ahora sufre Bjelica en el cajalaboral, desplazado de su posicion natural por la iluminacion del tecnico, en su etapa azulgrana solo un jugador destaco, y no fue otro que Jordi Trias (jugador que me encanta todo sea dicho), aparte consiguio que grandes jugadores o no quisieran fichar por el barça (se dice que garbajosa no quiso venir por el...y ojo a mi garbajosa no me ha gustado nunca) y "obligo"a Navarro a hacer las americas.
Por otra parte, dusko siempre ha tenido unos plantillones de postin, con algunos jugadores que estaban entre los 3 mejores en su posicion, tener a scola,oberto,splitter,nocioni, priggioni,macijlauskas ...y ni con eso ha conseguido llevar al equipo a la zona alta...y que se mantenga.
Su escasa capacidad para poder leer los partidos es impresionante, y lo de cambiar el signo del partido si no va como el quiere imposible, es mitico el final de partido, jugandose la ACB contra el madrid, en que un herreros descomunal se merienda el solo a todo el Tau, y la unica solucion de dusko es su habitual mirada despreciativa y su cruce de brazos.
Lo siento, se que en Vitoria es muy querido (la verdad no se que le veis, pero lo respeto) pero para mi es un bluff, no sirve, no lee los partidos, no evoluciona, no mejora, y lo que es peor, por un jugador que el hace que mejore, hunde sin ninguna explicacion a 5, aparte conseguir que nadie quiera fichar por tu equipo, y que GRANDES JUGADORES, ALGUNOS QUE MERECEN ESTAR ENTRE LOS 50 MEJORES DE EUROPA con el no rindan nada dice muy poco de su calidad como tecnico, igual para irse a tomar unas cañas es la ostia, pero para hablar de baloncesto me quedo con el escritor de este blog, o mi amigo Dieste (entrenador superior de baloncesto) que sabe infinitamente mas que el...como el 99% de los entrenadores superiores de este pais...y que muchos que no son entrenadores con titulo ACB.

Con Spahija, tendriais una o varias euroligas...joder con cualquiera y esas plantillas tendriais mas exitos, incluso Aito ganaria una euroliga con esas plantillas ( y mira que a Aito se le cruzan las Final Fours)

En fin... en pocas palabras; NO ME GUSTA

Juanjo dijo...

El debate con Dusko lleva muchos años. Y más ferviente en los últimos 2.
Nadie duda de su carácter, de esa impronta que exige a sus equipos… pero en definitiva, creo que estamos hablando de mucho más allá.
NO sé si el discurso ha de ser que su etapa se ha agotado. Eso es difícil de saber y más cuando tenemos una plantilla tan cambiante año tras año. COn lo cual, habiendo tantos cambios quien hace permanecer el estilo del equipo es élmismo. Con lo cual, puede seguir muchos años más.
Eso sí, como gestor de "egos" y como posible constructor de jugadores de presente y de futuro (no olvidemos que el Baskonia sigue siendo un equipo de trampolín de primerísimo nivel), creo que está dejando mucho que desear.
Además, creo que un equipo se ha de construir desde los jugadores pero sobre todo desde los recursos que ponemos a su disposic´ión para poderte llevar a un equipo. Hoy laigualdad es tal que ya sólo el carácter no te permite estar un paso por delante. Los equipos cada vez son más físicos, no lo olvidemos. LO que te permite estar un paso más es la capacidad táctica y la habilidad para gestioanr los tienmpos de un partido,las estrategias, las "trampas", las rotaciones, las alternativas, … en definitiva RE-CUR-SOS. Y Dusko, sigue siendo aquí limitado.
Hace años no importaba porque precisamente el físico lideró a este equipo frente al resto (y que entrenaba seguramente el doble que los demás). Ahora ya, no vale.
Por tanto, siendo cierto que es muy pronto aún para extraer conclusiones sí que se empieza a atuisbar tendencias y estilos que empiezan a preocupar a los aficionados y me temo que también a "dirigentes". Se gana, sí. Muy justo. Pero sobre todo con muy poco fundamento colectivo. Y ése es su trabajo.