22/1/12

Laso devuelve la sonrisa al Madrid

El equipo blanco, que despliega un baloncesto veloz, atractivo y efectivo, renace tras la oscura etapa de Ettore Messina, en la que quedó relegado a un segundo plano por Barça y Baskonia



Kobe Bryant gana la posición en el poste bajo. Su defensor trata de cerrar la línea de pase, pero ya es demasiado tarde. La estrella de los Lakers recibe el balón de Steve Blake desde el lateral, pivota sobre el pie de apoyo, finta, el contrario pica, cae sobre él y desde el suelo, casi de reojo, escucha el silbato de uno de los árbitros y contempla el movimiento de la red. La mamba negra irá a la línea de tiros libres, aunque antes irrumpen en escena las cheer leaders y atruena la megafonía. Tiempo muerto. Los jugadores del conjunto angelino se acercan al banquillo. Los suplentes se levantan para ceder sus sillas al quinteto en pista. Mike Brown toma la pizarra y aguarda a que se forme el corro. Entonces las cámaras de la televisión americana enfocan de refilón un rostro conocido, un perfil de senador romano, una cara angulosa e inconfundible.

Ettore Messina sigue las evoluciones del encuentro en la segunda fila de sillas del Staples Center. El italiano, uno de los mejores entrenadores en la historia del baloncesto europeo, emprendió el pasado verano una nueva aventura como asistente en los Lakers de Pau Gasol. Mike Brown, el tipo que toma el envenenado encargo de cubrir la marcha de Phil Jackson, lo reclamó como colaborador tras aterrizar en Los Ángeles. Incapaz de ganar un anillo con Lebron durante sus cinco años como responsable de los Cavaliers, quiso contar con un compañero al que conoció en 2007, cuando viajó a Moscú para conocer de primera mano las fórmulas de trabajo del italiano en el CSKA. El ahora head coach de los Lakers, un enamorado del baloncesto defensivo, quedó prendado por el carisma de Messina, y en cuanto se dieron las circunstancias reclamó a su lado al transalpino, un técnico que lo ha ganado todo –4 títulos de Euroliga (2 con la Virtus y 2 con el CSKA), una Copa Saporta, una VTB, 8 entorchados ligueros (entre Rusia e Italia) 7 títulos de Copa (entre Rusia e Italia) y tres medallas como seleccionador–, pero que abandonó Europa con un borrón en su expediente.

Casi cinco años en blanco para los blancos

Messina fracasó en Madrid. Florentino Pérez lo escogió, como a Mourinho, para abanderar un proyecto imperial que jamás llegó a cuajar, a pesar del talonario. El blanco fue un equipo gris, un tanto deprimido, que quedó a la sombra del Caja Laboral (ganador de la ACB en 2010) y sobre todo de un Barça que se convirtió en una pesadilla para el preparador siciliano, uno de los sueños imposibles de Josean Querejeta. Al final, Messina optó por la dimisión. Dejó al mando de la nave a su segundo, Lele Molin, que curiosamente logró el mayor éxito de la sección de baloncesto del club en el último lustro, la clasificación para la Final Four de Barcelona. Sin embargo, el Madrid seguía sumido en las tinieblas. Urgía un cambio. Y el club realizó una apuesta que muchos dieron por fracasada de antemano.

Pablo Laso, un técnico sin experiencia en un grande más allá de su etapa como interino en Valencia, ha dinamitado todos los pronósticos en apenas unos meses. El técnico vitoriano, leyenda viva del baskonismo, le ha devuelto la color al equipo blanco. El Madrid vuelve a sonreír, el equipo despliega un juego fresco, dinámico, alegre, que ha devuelto la fe a la afición y ha recuperado para la causa a algunos jugadores que parecían perdidos. “A todo jugador le gusta correr y meter muchos puntos”, aseguraba Ante Tomic en una entrevista que publicaba Diario de Noticias de Álava. Y gusta más aún cuando acompañan los resultados. La metamorfosis que ha aplicado Laso al Madrid ha servido también para romper con el pasado. Los blancos se impusieron en el primer combate liguero al Barça y caminan con paso firme en un Top 16 de la Euroliga que el pasado jueves estrenaron con una victoria a domicilio en el Martín Carpena. Con la Copa del Rey a la vuelta de la esquina, no son pocos los que piensan que puede caer algún título. Supondría un enorme éxito para un club necesitado de gloria. El Madrid no cata trofeo desde la ACB que ganó con Joan Plaza hace ya cinco años.

Un cambio de roles

Laso, que se ha ganado el respeto de muchos de los que lo cuestionaban cuando arrancó el curso, se quita importancia, relativiza el impacto de su llegada al banquillo. “Sólo aplico mi filosofía. Creo que se podía sacar más rendimiento al equipo cambiando algunos roles. Cambio hay, pero no tanto de jugadores como de incidencia de los propios jugadores”, expone el técnico vitoriano, que ha confiado el rumbo y la vertiginosa velocidad de crucero a dos bases eléctricos como el renacido Sergio Rodríguez y Sergio Llull, ha incrementado las situaciones para que Carlos Suárez tome ventajas en el poste bajo y ha reinsertado a Begic, que está respondiendo, en la rotación de interiores.

No son pocos los jugadores que han deslizado su satisfacción tras el cambio, para disgusto de un Messina que lo sigue desde la distancia. “Siempre el que está ahora es mejor que el que estaba antes. Me parece normal”, aseguró el entrenador transalpino en una entrevista concedida a Radio Marca. “Son situaciones distintas, equipos distintos, entrenador distinto. Lo importante es que se lo pasen bien, que ganen y que estén disfrutando”, añadió el italiano con la boca pequeña. Las comparaciones generalmente escuecen.

Ante todo, este Madrid divierte y se divierte sobre el parqué. Laso, aun así, prefiere conservar la prudencia, consciente de que aún no ha ganado nada. “Me parece muy bien que a la gente le guste el estilo de juego que practicamos, pero al final es algo que va mucho con el tipo de jugadores que tienes. Como entrenador, he tenido diferentes equipos y al final buscas lo que puede ser más efectivo en cada caso. Yo tenía claro que tenía unos jugadores para sacar ventaja en campo abierto, poder correr, rápidos en transición y eso hace que intentemos aprovechar esas situaciones. Si a la gente le parece atractivo, mejor que mejor, pero para mí lo importante es que el equipo sea capaz de tener su propio estilo y ganar partidos”, sentencia.

Tras haber vivido una situación excepcional como consecuencia de un lockout que le permitió contar de manera temporal con dos figuras como Rudy Fernández y Serge Ibaka, el preparador vitoriano ha sabido recomponer el equipo según su plan original. Y aparentemente no presenta fisuras. Más bien al contrario. Este Madrid se muestra como un equipo sólido y con las ideas muy claras, tan claras como las de un técnico que jamás sintió miedo ante el colosal reto que se le planteó y la consideración de silla eléctrica que durante los últimos años, sobre todo desde un punto de vista de presión mediática, ha tenido el banquillo blanco. “A mí me habría preocupado que el que tuviera dudas fuera yo. Entonces sí estaría preocupado. Las dudas que pueda tener la gente de fuera no las puedo controlar. A un entrenador le puede pasar como a los jugadores. El jugador que duda, falla. El que tiene mucha confianza, suele salir beneficiado. Yo esas dudas nunca las he tenido. He sentido siempre mucha responsabilidad, pero dudas nunca”.

"Me hace gracia que alguien pueda dudar de Dusko"

Laso debutó con el Baskonia (todavía Caja de Álava) sin haber cumplido los 17 años. Jugó once temporadas en el equipo de su ciudad natal, donde lo fue casi todo y ayudó a su consolidación en la élite del baloncesto estatal. Ha dado muchas vueltas desde aquel verano de 1995 en el que hizo las maletas y tomó la N-I en dirección a Madrid. Pero siempre ha reservado un espacio en su corazón para el equipo azulgrana, a quien como todos está viendo atravesar un momento difícil en una temporada que se ha complicado mucho desde los albores, con ese cúmulo de inconvenientes que han impedido por el momento a Dusko Ivanovic disponer de una plantilla compensada.

“Está siendo una temporada difícil. Desde el comienzo han tenido muchas lesiones, jugadores nuevos, entrada y salida de algunos de ellos, el cambio de pabellón, que tampoco es fácil... Son muchas cosas”, concede Laso, quien sin embargo incide en el hecho de que, salvando la decepción continental, el cuadro azulgrana sigue dando guerra pese a los problemas. “En una temporada en la que todo el mundo dice, y yo el primero, que está siendo complicada, está compitiendo al más alto nivel y su único borrón importante ha sido quedarse el último día fuera del Top 16. Para mí esa es la esencia del Baskonia, un equipo que vive para levantarse. Así lo considero, lo he vivido desde muy pequeño, sé lo que significa y en las temporadas complicadas es en las que hay que analizar más, pensar, crecer. Es una temporada complicada, pero también están haciendo cosas bien”.

El Caja Laboral está dando la cara, de eso no hay duda, pero el juego del equipo no acaba de convencer a cierto sector de una afición que ha llegado a dedicar pitos a Dusko Ivanovic. Laso, más por convicción personal que por corporativismo, sale en defensa del montenegrino. “Dudar de Dusko es algo que no lo puedo entender. Es una persona que le ha dado muchísimo al Baskonia, muchísimo, pienso que el club tiene mucho que agradecerle. Creo que la temporada está siendo complicada por todas esas circunstancias, y para mí Dusko sigue siendo tan buen entrenador, si no mejor, como el primer año que llegó a Vitoria. Me hace gracia que la gente pueda tener dudas respecto a él”, se manifiesta.

"¿Entrenar al Baskonia? Lo que tenga que ser en un futuro será"

El técnico del conjunto merengue, que ha ido quemando etapas con una tremenda sensatez hasta dar este salto al vacío que por el momento está resultando tan exitoso, se sorprende ante la pregunta de si algún día se ve ocupando el puesto que ahora tiene Ivanovic. Como si nunca hubiera llegado a planteárselo, quizá guiado por el respeto. “No lo sé. Dentro de una carrera deportiva nunca sabes muy bien dónde puedes estar mañana. Cuando yo empecé a jugar, cuando debuté con 16 años en el Baskonia, aquello fue un sueño. Cuando jugaba en San Viator con 9 o 10 años jamás podía imaginar que pudiera cumplirse. Luego eso se hace realidad, vas cumpliendo otros objetivos, otras metas... El Baskonia es el club en el que he crecido, pero no pienso mucho en el futuro, pienso más en el día a día. Soy el entrenador de un gran equipo, estoy encantado y lo que tenga que ser en un futuro pues será. Pero obviamente Vitoria es mi casa, creo que la gente me tiene cariño porque me ven como alguien normal, cercano, y mi cariño hacia el club es muy grande”.

Os dejo los links de los dos artículos, publicados en Diario de Noticias de Álava en su edición del 22/01/2012.
Laso devuelve la sonrisa al Madrid
"Me hace gracia que alguien pueda tener dudas sobre Dusko"

1 comentario:

Lázaro dijo...

Sólo una cosa: no ves a este Madrid de Laso un tanto flojo para ganar títulos? Quizás la copa del rey, a un partido, pero unos play-off, una euroliga... Por otra parte, ese juego "alegre y veloz", exige una cierta frescura física y mental, que es difícil conseguir si uno se aplica duramente en defensa. Si se aplica la premisa: "el ataque gana partidos; la defensa títulos" este Madrid de Laso lo va a tener difícil. De todas formas, me gustan sus declaraciones. Creo que alguien como él, con lo que significa para el Baskonia, no debería retirarse sin haber sido entrenador antes del club de su vida. Ojalá lo veamos algún día.