Una vez más me he despistado mientras cerraba el análisis de las eliminatorias de semifinales de la ACB que arrancan este viernes. Me ha salido la vena cotilla, ya ves tú, y no me he podido contener. Todo parte de una noticia que he leído hoy y que afirmaba que Kim Kardashian, modelo, actriz, y famosilla célebre por su papel protagonista en un reality que narraba las andanzas de su familia (Keeping Up with the Kardashians), va a contraer matrimonio con el jugador de los Nets Kris Humphries. Hasta ahí, pura crónica rosa. Una historia que se repite a los dos lados del océano. El caso es que me ha venido a la cabeza algo en lo que me fijé hace unos meses, más o menos cuando comenzaron a hacerse públicos los rumores de noviazgo, y que corroboran las estadísticas. Humphries, un jugador tosco, peleón pero discretísimo, se ha convertido en uno de los puntales del equipo de Nueva Jersey tras el inicio de su idilio con una de las mujeres más deseadas de Estados Unidos. Es verdad, no son imaginaciones mías. Un jugador residual, que ha pasado sin pena ni gloria por Utah, Toronto y Dallas, y que ni siquiera contaba en exceso para su técnico, Avery Johnson, ha cerrado la temporada con unos números de escándalo, con un promedio de dobles figuras en puntos y rebotes, algo al alcance de muy pocos. ¿Tendrán algo que ver los cuidados que le dispensa Kim? Así parece.
La metamorfosis de este ternero de 206 centímetros y en torno a los 110 kilos formado en la Universidad de Minnesota, su tierra natal, coincidió en el tiempo con la irrupción de esta mujer en su vida. A mediados de noviembre, justo cuando la prensa del corazón estadounidense relataba que ambos habían comenzado a verse tras abandonar la chica a su anterior novio, el modelo Gabriel Aubry, sus registros empezaron a dispararse. El 10 de noviembre, en Cleveland, Humphries estalló. Firmó su primer doble-doble de la temporada (13 puntos y 18 rebotes) y con una confianza desconocida en sus posibilidades guió a su equipo a la victoria. Hasta ese momento, el ala-pívot de los Nets sólo había superado la barrera de los diez puntos en dos de los dieciséis partidos que había disputado en el arranque de curso. Pocos días después, se le vio cenando con la Kardashian en un restaurante neoyorquino.
No puede ser una casualidad. El romance con una de las habituales del papel couche estadounidense sacó a relucir lo mejor de un jugador apocado, rookie eterno, y acabó por consolidarlo como uno de los valores al alza del equipo que pronto cruzará el Hudson para instalarse en Brooklyn. La pareja fue cazada pocas semanas después -cuando la relación aún no había tomado carácter oficial- cenando en un bar de Hoboken, Nueva Jersey. Kim, eternamente cuestionada por su propensión a ganar kilos, se contuvo: pidió ensalada y una hamburguesa vegetariana. Para entonces, quién sabe si por los mimos que le regalaba su voluptuosa novia, los números de Humphries ya se habían disparado de manera irreversible. Hasta el final de la fase regular, el excompañero de José Manuel Calderón en los Raptors firmó otros 28 partidos con más de diez rebotes y puntos. Algo inimaginable.
Humphries, de hecho, se ha convertido en uno de los mejores reboteadores del presente curso. Ha concluido la temporada con una media de 10 puntos y 10,4 capturas por encuentro, casi el doble que en su mejor temporada en cualquiera de los tres equipos en los que militó previamente. Es como si conforme fuera avanzando la relación su rendimiento fuese asimismo incrementándose de manera diametral. Es más, con el noviazgo completamente consolidado, en el último mes de competición, el jugador de los Nets directamente se salió. Salvo en un encuentro en el Pepsi Center, culminó los diecisiete últimos duelos de la temporada con más de una decena de rebotes, y en más de una ocasión por encima de los veinte. Ante tal crecimiento, los expertos norteamericanos se preguntan ahora hasta dónde puede llegar su progresión, si tendrá techo el crecimiento de este jugador. La respuesta la ofreció ayer la prestigiosa revista People: el principio del fin, la vuelta a los orígenes, se celebrará en un ambiente íntimo y familiar. Veremos cómo evolucionan sus números. Hay quien apuesta que el de casado será el único anillo que ganará en su carrera.
La metamorfosis de este ternero de 206 centímetros y en torno a los 110 kilos formado en la Universidad de Minnesota, su tierra natal, coincidió en el tiempo con la irrupción de esta mujer en su vida. A mediados de noviembre, justo cuando la prensa del corazón estadounidense relataba que ambos habían comenzado a verse tras abandonar la chica a su anterior novio, el modelo Gabriel Aubry, sus registros empezaron a dispararse. El 10 de noviembre, en Cleveland, Humphries estalló. Firmó su primer doble-doble de la temporada (13 puntos y 18 rebotes) y con una confianza desconocida en sus posibilidades guió a su equipo a la victoria. Hasta ese momento, el ala-pívot de los Nets sólo había superado la barrera de los diez puntos en dos de los dieciséis partidos que había disputado en el arranque de curso. Pocos días después, se le vio cenando con la Kardashian en un restaurante neoyorquino.
No puede ser una casualidad. El romance con una de las habituales del papel couche estadounidense sacó a relucir lo mejor de un jugador apocado, rookie eterno, y acabó por consolidarlo como uno de los valores al alza del equipo que pronto cruzará el Hudson para instalarse en Brooklyn. La pareja fue cazada pocas semanas después -cuando la relación aún no había tomado carácter oficial- cenando en un bar de Hoboken, Nueva Jersey. Kim, eternamente cuestionada por su propensión a ganar kilos, se contuvo: pidió ensalada y una hamburguesa vegetariana. Para entonces, quién sabe si por los mimos que le regalaba su voluptuosa novia, los números de Humphries ya se habían disparado de manera irreversible. Hasta el final de la fase regular, el excompañero de José Manuel Calderón en los Raptors firmó otros 28 partidos con más de diez rebotes y puntos. Algo inimaginable.
Humphries, de hecho, se ha convertido en uno de los mejores reboteadores del presente curso. Ha concluido la temporada con una media de 10 puntos y 10,4 capturas por encuentro, casi el doble que en su mejor temporada en cualquiera de los tres equipos en los que militó previamente. Es como si conforme fuera avanzando la relación su rendimiento fuese asimismo incrementándose de manera diametral. Es más, con el noviazgo completamente consolidado, en el último mes de competición, el jugador de los Nets directamente se salió. Salvo en un encuentro en el Pepsi Center, culminó los diecisiete últimos duelos de la temporada con más de una decena de rebotes, y en más de una ocasión por encima de los veinte. Ante tal crecimiento, los expertos norteamericanos se preguntan ahora hasta dónde puede llegar su progresión, si tendrá techo el crecimiento de este jugador. La respuesta la ofreció ayer la prestigiosa revista People: el principio del fin, la vuelta a los orígenes, se celebrará en un ambiente íntimo y familiar. Veremos cómo evolucionan sus números. Hay quien apuesta que el de casado será el único anillo que ganará en su carrera.
3 comentarios:
Muy grande, sí señor. Con los meneos que le debe meter esta chica (hay algún video por ahí que explica las bondades de la mediana de las Kardashian in the bed) es normal que se mueva como nunca para hacerse un hueco en la zona. Supongo que también se habrá ganado el respeto de sus compañeros. Y ahora que es agente libre su caché sube como la espuma. ¿Qué equipo no quiere tener a la Kim en la grada? Veo un reallity amanecer por el horizonte.
Saludos desde Puertatrás
Que gran articulo jajaja!! Esta claro que en basket el factor mental es determinante...la confianza en uno mismo te puede hacer saltar mas y sobre todo, hacer que no te tiemble la muñeca en segun que momentos! Que pillastre el Humphries!! Saludos desde Tudela peje y a seguir con este ritmo de entradas en el blog! Abrazo DG
En el basket y en cualquier deporte incluso trabajo. La vida personal afecta, quieras que no...
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